La caja de resonancia

Bruce Springsteen: ¿sigue habiendo para tanto?

Ni astro decadente ni mesías en la cúspide de sus días: es absurdo decir que Bruce está en el mejor momento de su carrera, pero resulta prodigioso que siga estirando con entusiasmo el rito del rock’n’roll a los 74

El primer concierto de Bruce Springsteen en el estadio Metropolitano de Madrid, en imágenes

El primer concierto de Bruce Springsteen en el estadio Metropolitano de Madrid, en imágenes / José Luis Roca

Jordi Bianciotto

Jordi Bianciotto

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Vuelve Bruce Springsteen a Barcelona esta semana y la célebre polarización sociopolítica se manifiesta también ante su figura. Para unos es el pesado y el decadente que no entrega un álbum memorable desde hace décadas. Entre sus admiradores prolifera el elogio hiperbólico: se habla incluso de un Bruce en su mejor momento tras los ‘shows’ de estos días en Madrid. 

A ver, cuesta dar crédito a esto último teniendo en mente, por ejemplo, el eco de la era ‘Born to run’ (1975) o de la gira ‘Darkness of the edge of town’ (1978), por no hablar de aquel fogoso debut barcelonés en 1981 (que, lo confieso, me perdí a mis tontorrones 16 años). Ni artista en liquidación, ni mesías en la cúspide de sus días. Parece que hoy en día todo te invite a acomodarte en un extremo u otro, ya sea al respecto de Bruce o de cualquier otra cosa. 

Contra lo que muchas veces se percibe, muchos seguidores ‘hardcore’ resultan ser exigentes y manejan desde hace un tiempo una sombra de insatisfacción flotante que no les impide seguir a Springsteen allá donde vaya para, acto seguido, criticar lo que haga falta. Pueden enfurecerse por el precio de las entradas o porque los conciertos son más previsibles que antes, pero ahí siguen, fieles y analíticos a la vez. 

Respecto a estos bolos en el Metropolitano, me hablan de un Bruce en dos tiempos: una primera parte del concierto salpicada por sorpresas, algunas de ellas algo desconcertantes (la versión de ‘Rockin’ all over the world’, de John Fogerty, es propia de la farra final y saltó el miércoles a medio ‘set’; ‘Something in the night’, rarísima apertura del viernes, es un ‘deep cut’ más propio de las profundidades de la noche), y un segundo bloque que es todo lo contrario, demasiado guionizado y parecido a 2023. Hablo de ello con mi amiga, reconocida ‘springsteenófilia’, Mar Cortés, que tras verlo en Madrid subraya las “ganas de gustar” que le ve a nuestro hombre. 

Bueno, tratemos de situar las cosas. Dar entusiastas conciertos de rock de tres horas a los 74 no representa un valor artístico en sí mismo, pero es un acto emocionante. Hace años habríamos imaginado que Springsteen, a esa edad, andaría como mucho ofreciendo recitales acústicos, y ahí está, estirando el rito del rock’n’roll hasta más allá de lo que creíamos transitable. Dudo que pueda estar en su mejor momento, pero nos atrapa otra cosa, ese pulso con la vida, el halo de esperanza a través del túnel. No hace falta mitificarlo más de lo que ya está. Pero sobran los motivos para seguir celebrándolo.

Suscríbete para seguir leyendo