Exposición de fotografía

Louis Stettner, el fotógrafo humanista que tras retratar la guerra reflejó la heroicidad de lo cotidiano

El centro KBr de Barcelona expone la mayor retrospectiva del creador estadounidense que recorrió las calles de París y Nueva York y dignificó a la clase trabajadora

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Anna Abella

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"A los 18 años, me convertí en un artista-soldado, rodeado de millones de otros estadounidenses que como yo tuvieron que aprender otro oficio, el de matar y evitar que te mataran", diría Louis Stettner (Nueva York, 1922-París, 2016) tras servir durante la Segunda Guerra Mundial, desde 1944, como fotógrafo de combate en el frente del Pacífico y llegar a Hiroshima tres semanas después de la detonación de la bomba atómica. "Allí vio cosas terribles e hizo fotos muy duras, de gente en los hospitales, niños corriendo... Pero de sus fotos de guerra solo he podido identificar seis que llevan su nombre detrás, en las que se ven soldados japoneses y tanques, entre las miles y miles y miles de imágenes que guardan los archivos del Ejército", cuenta a este diario su esposa, Janet Stettner. Ella trabaja para recuperar y visibilizar ese legado inédito de una figura "importantísima en la historia de la fotografía e incomprensiblemente poco reconocida, quizá por no estar adscrita a un estilo determinado", apunta Sally Martin Katz, comisaria de la mayor retrospectiva de su obra, marcada por "la heroicidad de lo cotidiano", que puede visitarse en el Centro KBr de la Fundación Mapfre de Barcelona hasta el 15 de septiembre. 

 Entre las 180 fotos de la exposición no hay pues ninguna de la guerra, que él entendía como una lucha contra el fascismo, pero en realidad la ingente producción de Stettner durante 80 años bebió de aquella experiencia que le dio, dijo, "una fe en el ser humano que nunca me ha abandonado". "Vivir y combatir" junto a sus "compatriotas -pescadores, obreros industriales, tenderos- con los que apenas me había rozado en Times Square", confesaría, marcó su obra, basada en el humanismo y en la que siempre dignificó al ser humano común y corriente y "mostró las virtudes de la clase trabajadora, la vida cotidiana de las calles de Nueva York, pero también la lírica de la escuela francesa desde París”, explica la comisaria y conservadora del San Francisco MoMA. 

'Círculos concéntricos'. Nueva York, 1952

'Círculos concéntricos'. Nueva York, 1952 / Louis Stettner Estate

Allí viajó en 1947 para tres semanas que se convirtieron en cinco años, allí conoció a Brassaï, que sería su mentor y allí quedó impactado por Henri Cartier-Bresson. Aquel París de la primera posguerra que otros fotógrafos como Robert Doisneau se esforzaban en mostrar activo y bullicioso, Stettner lo retrató, señala Martin Katz, "como la ciudad liberada hace poco de la ocupación nazi, marcada por sus heridas, con calles vacías o habitadas por seres solitarios, con imágenes con la luz del amanecer que transmiten melancolía, desolación y vacío". 

 

'Brooklyn Promenade' (1954)

'Brooklyn Promenade' (1954) / Louis Stettner Estate

Con una vida siempre a caballo entre París y su Nueva York natal, las fotografías de la capital francesa constrastan con la serie que hizo en 1946 del metro de la ciudad estadounidense, que reflejan el microcosmos de gente de clase media trabajadora que va y vuelve del trabajo, con retratos empáticos que parecen penetrar en su intimidad, que les tomaba sin que se dieran cuenta. En esa línea, las que realizó también en estaciones de tren estadounidenses en los 50 y 60, que enfocan "el aislamiento del individuo dentro de la multitud" e invitan a preguntarse por sus historias y pensamientos más profundos. 

Con 13 años, Stettner descubrió que su primera cámara "podía decirle a la gente lo que sentía por la vida, lo que descubría, sufría o me producía una inmensa alegría", afirmaría quien siendo adolescente recorría las calles de su barrio, Brooklyn, tomando fotos. Se formó en la escuela de la Photo League, donde aprendió con Sid Grossman y coincidió con Weegee, que sería gran amigo suyo. Fue un "fotógrafo profundamente literario e interesado por la filosofía". En su tienda de campaña durante la guerra leía a Platón -"Así no sentía ni el calor ni la enfermedad", recordaría-, y en su bolsa de viaje siempre le acompañaba un ejemplar de ‘Hojas de hierba’ de Walt Whitman, su gran inspiración para abrazar la belleza de lo cotidiano y desarrollar "una fe absoluta en la humanidad y en lo que cada persona puede contribuir en la vida cotidiana", destaca la comisaria.  

'Boulevard de Clichy'. París, 1951.

'Boulevard de Clichy'. París, 1951. / Louis Stettner Estate

En esa línea, Stettner mantuvo toda su vida una orientación política de izquierdas, inspirada en Karl Marx, y su compromiso social. Apoyó a los Panteras Negras, se manifestó contra la guerra de Vietnam y defendió a los trabajadores: «En medio del ruido, la suciedad, los humos y el riesgo de accidentes, me parecían personas muy sensibles, de una humanidad innata y con una maravillosa capacidad de organización y de percepción de la realidad inmediata", diría. Les fotografió en toda su dignidad, también en sus viajes por Reino Unido, la URSS o España. Aquí tomó fotos en Málaga, Torremolinos o Eivissa, donde pasó dos días enteros en 1956 con dos pescadores, Pepe y Tony, mientras faneaban en el mar. Esa serie refleja su cercanía a ellos y "la fuerza, vigor y vitalidad durante su trabajo", señala Martin Katz. 

Hacia el final de su vida, desde 2013 y hasta su muerte en 2016, añade la comisaria, concentró su objetivo en la magia de la naturaleza, especialmente en los Alpilles, en la Provenza francesa, con visión artística y jugando con luces y sombras, humanizando el paisaje y mostrando "la belleza y paz de su propio estado mental".

Muestra paralela de Paz Errázuriz

Stettner habitará el KBr junto con la exposición de la chilena Paz Errázuriz (Santiago de Chile, 1944), ambas muestras con fotos incorporadas en la colección de la Fundación Mapfre, igual que las 180 de Ricard Terré que acaban de incorporar gracias a los herederos y con las que prepararán una exposición en 2028 con motivo de su centenario.

La fotografía de Errázuriz, según el comisario de la muestra, Carlos Gollonet, "es documental, de temática social y contenido de denuncia" y también ofrece "una mirada feminista", donde no faltan mujeres que toman la calle en plena dictadura de Pinochet. Algunas de sus series, como las dedicadas a la prostitución, a los enfermos mentales recluidos en un centro o sobre una prisión de mujeres, son "duras y nos ponen frente a lo que la sociedad prefiere no mirar, lo que normalmente no se ve". Siempre desde el respeto, muestra a individuos en su ambiente cotidiano, aunque sea marginal, y a través de ellos retrata historias colectivas.  

La fotógrafa chilena Paz Errázuriz muestra su compromiso social en una exposición en KBr Mapfre de Barcelona

La fotógrafa chilena Paz Errázuriz muestra su compromiso social en una exposición en KBr Mapfre de Barcelona / QUIQUE GARCÍA / EFE / VÍDEO: EFE