Fútbol

Camello, el héroe de España que ni siquiera debería haber jugado el partido

Un "tema médico" de Samu Omorodion propició que el delantero del Rayo, autor de los goles decisivos del oro olímpico, entrara en la convocatoria

Camello celebra su segundo gol en la prórroga de la final olímpica.

Camello celebra su segundo gol en la prórroga de la final olímpica. / Kiko Huesca / Efe

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Sergio Camello ni siquiera debería haber estado ahí. No, el héroe de la España campeona olímpica, el autor de los dos goles en la prórroga contra Francia en el Parque de los Príncipes de París para sellar ese 3-5, ni siquiera debería haber estado ahí. Llegados un momento de la concentración olímpica, todavía en Las Rozas, el seleccionador Santi Denia se vio obligado a asignar a cuatro de sus 22 jugadores la etiqueta de "reserva". Y, en efecto, Camello fue a uno de los que le tocó el desagradable trago.

La Federación, como otros países, había intentado durante meses que la convocatoria definitiva fuera de 22 hombres. Pero el diálogo con la FIFA y el COI no acabó llegando a buen puerto, aunque sí lograron que hubiera mayor flexibilidad a la hora de sacar y meter jugadores en las convocatorias de 18 jugadores. Denia se los llevó a París y les dijo que iban a usar hasta la última línea del reglamento, algo difuso, para que fueran cuatro jugadores más (también estaban en esa situación Iturbe, Mosquera y Juanlu, héroe en semifinales) en los Juegos.

Entró por Omorodion

No estaba llamado a estar en el banquillo en la final contra Francia. Quien debía estar era Samu Omorodion, pero el aún delantero del Atlético (camino del Chelsea), tuvo "un tema médico, privado" que le impidió jugar, según comentó el seleccionador. Y allí se le abrió una oportunidad que devoró las fauces abiertas.

Fútbol masculino: Francia - España

Fútbol masculino: Francia - España / JUANJO MARTIN

"Éramos cuatro descartes y yo era uno de ellos, pero han hecho que me lo creyese. Santi Denia me dijo que yo iba a meter el gol de la final, sin ellos no me lo hubiese creído tanto", decía después el chico, que estalló de una alegría contagiosa que le llevó a quitarse su camiseta y a agitarle como una bandera ante miles de aficionados franceses que asistían sin creérselo a la escena.

"Visteis el ejemplo de Oyarzabal en la absoluta, alguien que no sale de inicio y hace el gol del triunfo de la Eurocopa. Camello era un poco el alma del equipo, el que empuja, que sin tener minutos siempre estaba apoyando", le elogiaba Denia tras el partido, aún en las tripas del Parque de los Príncipes.

Heredero de Kiko

"Lo he sufrido durante 40 días en la habitación, mejor que yo ya no le conoce nadie. Es el que más se merecía estos dos goles, se lo ha currado desde el primer día. Sabía que venía para no tener muchos minutos y ha acabado siendo el más importante de todos. Ha trabajado como el que más en silencio y le ha llegado su recompensa", decía de él, por su parte, Álex Baena, compañero de cuarto y autor de otro de los goles en la final.

La historia de un héroe cuya convocatoria inicial fue discutida, puesto que no hizo una buena temporada en el Rayo, apenas cuatro goles. La historia de un hombre que recoge el testigo de Kiko Narváez en Barcelona 92, el autor del gol (los goles) que brindó un oro olímpico en fútbol a España.