75 años de los Convenios de Ginebra

Christos Christou, presidente de Médicos sin Fronteras: "Se están perdiendo los básicos del lenguaje humanitario"

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Christos Christou, presidente internacional de MSF: "Ni los Estados respetan hoy el Derecho Internacional Humanitario”

Christos Christou, presidente internacional de MSF: "Ni los Estados respetan hoy el Derecho Internacional Humanitario” / MSF cedida

Irene Savio

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Christos Christou, cirujano griego y presidente internacional de Médicos Sin Fronteras (MSF) desde 2019, a ratos se convierte en un torrente de palabras. Se apasiona y se indigna a la vez al desmenuzar lo ocurrido desde la firma de los los Convenios de Ginebra, piedra angular contra la barbarie de las guerras, eso es, las leyes del derecho internacional humanitario (DIH) que acaban de cumplir 75 años. La situación ha empeorado incluso más en los últimos 25 años, desde 1999, cuando MSF, una de las organizaciones humanitarias más prestigiosas con presencia en más de 60 países, recibió el Premio Nobel de la Paz. "Incluso si miramos lo que ocurre en el Mediterráneo, se ve cómo el contexto en el que operan MSF y otras organizaciones se ha vuelto más hostil", afirma.

Se cumplen estos dos aniversarios, pero todo parece más roto y asalvajado que nunca.

Seré muy honesto. Hoy todos vemos el DIH como una silla rota que debemos arreglar. Es la mejor herramienta que tenemos, pero no es respetada. Ni los Estados ni los grupos armados estatales respetan hoy el DIH. En Ucrania, en Gaza, no ha habido respecto alguno. Pero mucho ha cambiado también desde que MSF recibió el Nobel de la Paz. Ahora apuntan a las organizaciones. Hay un ataque y una penalización de la propia ayuda humanitaria.

Algunos dicen que la acción humanitaria está politizada.

[En lo que se refiere a MSF], somos médicos y trabajadores del sector de la salud. Lo que nos guía es un espíritu de imparcialidad. Es nuestra fuerza. Pero, como médicos, por supuesto, también somos testigos de lo que nos cuentan nuestros pacientes, y queremos amplificar sus voces. Porque nuestro objetivo es aliviar su sufrimiento.

Es cierto que cada vez más países europeos son acusados de violar el DIH para frenar los flujos migratorios, y nada pasa. ¿Es esta nuestra nueva realidad?

Han pasado más de diez años desde la primera crisis de acogida en el Mediterráneo y lo que hemos visto, con acuerdos como los de Turquía y Libia, es el completo fracaso de estas políticas. Demasiadas personas siguen muriendo.

Un conflicto descorazonador es el israelí-palestino. ¿En su opinión, qué consecuencias a largo plazo habrá?

Sanar los traumas físicos de muchas personas nos llevará muchísimo tiempo. Y esto hay que multiplicarlo varias veces más si hablamos de los traumas mentales. Pasarán generaciones y décadas antes de que podamos hablar de cualquier forma de normalidad en Gaza. También porque lo que nos dicen los números es solo la punta del iceberg y hay muchos más que están muriendo en sus casas porque no tienen la posibilidad de acudir a los hospitales. Es gente que está muriendo, por ejemplo, de cáncer o diabetes. Todos estos son asesinatos silenciosos y están ocurriendo mientras hablamos. Esto es lo que pienso como médico. Como ser humano y padre, estoy devastado por lo que veo, por esta pérdida total de los básicos del lenguaje humanitario.

MSF ha tenido que evacuar al menos 13 centros por órdenes de evacuación de Israel.

Sí, deberían protegernos y eso no es lo que está pasando. Consideramos que todos son culpables de esta situación. Siempre intentamos dialogar con todos donde sea que estemos. Así lo hemos hecho también con el gobierno israelí, pero la colaboración sigue sin ser óptima.

Otro terrible conflicto es el en Ucrania. ¿Cuál está siendo vuestro mayor desafío allí?

El acceso a los que necesitan de la ayuda humanitaria. Por un lado, porque algunas zonas cambian de manos de un día para otro. Por otro lado, por la difícil situación de seguridad también para los trabajadores humanitarios en toda la línea de frente.

¿Tienen o han tenido acceso a zonas ocupadas por Rusia?

Sí, a veces, pero no siempre. Es una lucha constante. Además, lo que nos preocupa ahora es una nueva escalada. Ya lo estamos viendo ahora, ha aumentado considerablemente el número de pacientes y de ambulancias [que se necesitan]. Lamentablemente, el sistema humanitario internacional está teniendo dificultades [en ayudar a la gente muy cerca de las líneas de contacto entre los bandos]. Creo incluso que se ha convertido en un caso de estudio.

¿En qué sentido?

Se está demostrando la importancia de la ayuda humanitaria imparcial e independiente. [En el conflicto ruso-ucraniano], hay muchas personas [locales] que están ayudando porque sus familias y conocidos están siendo afectados. Eso no es un problema. Pero debemos asegurarnos de que todos reciban esa ayuda y que no se excluya a unos u otros porque se los perciba como prorrusos o proucranianos.

Christos Christou, presidente internacional de MSF, en un campo de refugiados

Christos Christou, presidente internacional de MSF, en un campo de refugiados / MSF cedida

¿Qué piensa de la operación ucraniana en Kursk? ¿Hay población civil afectada allí?

Sí, la hay. Hay desplazados internos, pero no tenemos información precisa. El peligro es que esa gente sea abandonada sin que nadie sepa ni se hable de ellos. Pero no solo me preocupa Kursk, me preocupan todos los sitios así.

¿Han ofrecido ayuda a Rusia?

Sí, pero no han aceptado de una manera que se puedan respetar nuestros principios. Aun así, otras misiones [de MSF en el país] se siguen manteniendo.

Una última pregunta, ¿cuál es la crisis o la guerra más olvidada en este momento?

Muchas, pero empezaría con Haití. Allí se están cometiendo atrocidades todos los días; es una grandísima catástrofe humanitaria y eso está olvidado y desatendido. Luego, Sudán, donde no hay solución alguna; nada ha mejorado y se han producido masacres dirigidas contra grupos étnicos durante más de un año.

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