Guerra de Ucrania

El Guantánamo de un ciudadano español en la Ucrania ocupada

El valenciano Mariano García Calatayud fue arrestado por las tropas rusas de ocupación en Jersón al inicio de la guerra sin que se le hayan presentado cargos ni se le conceda acceso al personal consular español

Su abogado y su novia, que no descartan que hubiera sido arrestado para intercambiarlo por el rusoespañol Pável Rubtsov, acusado éste de espionaje en Polonia, han constatado que ha sido torturado con golpes, descargas eléctricas y mordeduras de perro

Mariano García Calatayud y Tatiana Marina celebran san Valentín, pocos días antes del inicio de la guerra.

Mariano García Calatayud y Tatiana Marina celebran san Valentín, pocos días antes del inicio de la guerra. / EL PERIÓDICO

Marc Marginedas

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Se conocieron a principios de febrero de 2022, apenas días antes de arrancar la invasión de Ucrania por las tropas del Kremlin. Mariano García Calatayud, pensionista español residente en el país eslavo desde 2014, donde realizaba tareas humanitarias como voluntario, estaba en un supermercado pugnando con la tecnología frente a una terminal para añadir fondos a la cuenta de su teléfono móvil. Tatiana Marina se dio cuenta de inmediato de sus dificultades con el idioma, y se ofreció a ayudarle. Después, empezaron a hablar, y le enseñó su acreditación de voluntario emitida por las autoridades locales y los artículos escritos sobre él en la prensa internacional. La mujer, al comprobar que su historia era verdad, que prefería residir en la portuaria y algo caótica Jersón en lugar de la "limpia y bonita Valencia" porque amaba "a Ucrania", se quedó prendada de él y su "corazón generoso".

Pero esta incipiente historia de amor sufrió una brusca interrupción. El 2 de marzo de 2022, las tropas rusas ocuparon la localidad, quedando atrapada la pareja en su interior. No les pilló la guerra por sorpresa. En los días previos, al comprobar por las redes sociales que las fuerzas del Kremlin se aproximaban a la localidad, Tatiana había insistido a Mariano, una y otra vez, que había que marcharse y buscar un refugio seguro, pero él siempre se negó tajantemente a hacerlo. "Tenía muchos contactos con la prensa española, con la BBC, y pensaba que podría denunciar desde dentro las vicisitudes de lo que sucediera en la Ucrania ocupada", explica Tatiana. "Me decía: 'Defenderé Jersón con métodos democráticos'", rememora.

La desaparición del ciudadano español se materializó el 19 de marzo de 2022. Ese día, Mariano acudió a la manifestación que, puntualmente, se convocaba a las 10.00 de la mañana en el centro de la ciudad para exigir la retirada de las tropas rusas. Lo solía hacer en compañía de Tatiana, pero ese día optó por ir solo "porque hacía mucho frío". A su regreso, a primera hora de la tarde, llamó por teléfono a Tatiana desde el portal y le pidió que acudiera a abrirle. En los dos o tres minutos que transcurrieron mientras la mujer buscaba las llaves, Mariano fue arrestado. "Cuando abrí la puerta, no había nadie; no sé quién le capturó", continúa. Su detención, además, vino rodeada de episodios de desinformación de los que se hicieron eco algunos medios de comunicación españoles. Un tal Vitali Suárez, que se presentaba también como voluntario y amigo de Mariano, llegó a anunciar a bombo y platillo su liberación, pese a que ésta jamás se produjo.

Goteo de noticias

Desde entonces, Tatiana ha ido recibiendo un goteo de noticias del paradero de Mariano, principalmente a partir de prisioneros ucranianos que habían compartido reclusión con él. Supo que al poco de su desaparición había sido trasladado a Crimea, en concreto a una sección para presos especiales en un 'izolator' (cárcel preventiva) en Simferópol, la capital de la península crimeana y que permaneció allí al menos hasta junio del pasado año. "Eso sí que es un Guantánamo; las ventanas están siempre cerradas y la gente pierde la noción del tiempo; se levantan a las seis de la mañana, tienen que permanecer de pie siempre, en posición de estrés", relata. Una cámara de circuito cerrado controla los movimientos de los reclusos en todo momento, y en la vigilancia también colaboran perros guardianes. "Me explicaron que en una ocasión, un perro le mordió, el lo apartó bruscamente y comenzaron a golpearle", explica Tatiana. La última persona que le trajo noticias de su novio también le explicó que mostraba en su piel cicatrices propias de haber sido sometido a torturas con descargas eléctricas.

La historia de Mariano transcurre prácticamente paralela a la detención en Polonia del ciudadano rusoespañol Pablo González, también conocido como Pável Rubtsov, acusado de espionaje por la justicia polaca e intercambiado recientemente en una operación de canje donde tuvo como compañeros a espías ilegales, háckers y hasta sicarios al servicio de los diferentes cuerpos de la inteligencia rusa. De hecho, el valenciano fue arrestado el 19 de marzo de 2022, apenas tres semanas después que el hispanorruso, razón por la cual, ni Tatiana ni su abogado defensor radicado en España, Anatoli Fursov --declarado 'agente extranjero' por el Estado ruso--, descartan que la captura del pensionista español se hubiera realizado con vistas a un futuro intercambio por el presunto espía del Kremlin Rubtsov.

Temor por su estado

"Rubtsov ni de lejos ha vivido el sufrimiento que ha padecido Mariano", certifica el jurista. A diferencia de aquél, el valenciano nunca ha sido presentado ante un juez, ni ha sido informado de los cargos de los que se le acusa. Tampoco ha tenido acceso a él el personal consular español destacado en Rusia. La estrategia de Fursov para lograr su liberación ha consistido en enviar decenas y decenas de cartas a los órganos competentes, desde el Comité de Investigación a la Fiscalía Militar local, pasando por el Servicio Federal de Seguridad (FSB, antiguo KGB) o al defensor del pueblo en Rusia. En algunos casos, estas intituciones admitieron tenerlo en su poder, en otras ocasiones ignoraron la petición o simplemente se declararon no competentes. En cualquier caso, en opinión de Fursov, con Mariano García Calatayud, Rusia ha violado flagrantemente su propia legislación, que estipula que un detenido debe ser puesto a disposición judicial "al cabo de 48 horas" para que un juez decida si mantiene la detención o lo libera.

El rastro de Mariano se pierde en junio del pasado año, cuando su abogado, a través de "sobornos", logró establecer que había cruzado la frontera entre Crimea y el resto de la Ucrania ocupada y había sido trasladado a una prisión en la localidad de Chongar, ya en la región de Jersón bajo ocupación rusa. Sin embargo, el último intento de hacerle llegar comida a través de la tienda carcelaria online --una posibilidad que permite el sistema de prisiones en Rusia-,- no ha podido materializarse debido a la ausencia del preso, lo que le hace incluso temer por su vida. "Cuando vemos el estado en el que salen de las prisiones rusas reclusos más jóvenes" (famélicos y con distrofia muscular NDR) "nos preguntamos si un pensionista puede aguantar así tanto tiempo", concluye Fursov.

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