Guerra de Ucrania

Kuleba dice en Pekín que solo la mala fe de Rusia impide las negociaciones de paz

El ministro de Exteriores de Ucrania visita por vez primera China y se reúne con su homólogo chino durante "tres horas", más de lo previsto

El ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba.

El ministro ucraniano de Exteriores, Dmitro Kuleba. / AP Photo/Stephanie Scarbrough

Adrián Foncillas

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Solo la mala fe impide las negociaciones, le ha explicado el ministro de Exteriores ucraniano, Dmitro Kuleba, a su homólogo chino, Wang Yi. Es lo menos irrelevante que ha dado la reunión en la ciudad sureña de Guangzhou. Lo más relevante es la foto que finiquita una contradicción flagrante: que un país que reclama la neutralidad no hubiera recibido en 29 meses de guerra al jefe diplomático de una de las partes. Es la primera vez que Kuleba pisa China desde la invasión rusa y también el funcionario de mayor rango en hacerlo.

Kiev está preparada para negociar el proceso de paz con Rusia, pero solo cuando esta tenga buena fe “y esa condición no se observa aún”, ha informado el ministerio de Exteriores ucraniano tras una reunión que ha durado tres horas. Más de las previstas, ha aclarado Kiev, que ha hablado de una charla “muy profunda y concreta”. El guante fue recogido horas después por el Kremlin. El mensaje ucraniano, dijo, coincide con su postura. “Sabéis que la parte rusa nunca ha rechazado la negociación, siempre ha mantenido su deseo del proceso de negociación, pero los detalles son importantes y aún no los conocemos”, ha afirmado Dmitri Peskov, portavoz gubernamental. Vladímir Putin, presidente ruso, propuso el fin de la guerra el mes pasado si Ucrania renunciaba a su entrada en la OTAN y a las cuatro provincias que reclama Moscú. La oferta fue desdeñada por Kiev como una claudicación encubierta. Antes había propuesto Putin un alto el fuego. Esa vez fue Estados Unidos el que se opuso, según la agencia Reuters.

China se congratuló de que ninguna parte renuncie a la negociación. “Aunque las condiciones aún no están maduras, apoyamos todos los esfuerzos que conduzcan a la paz y continuaremos con nuestro rol constructivo para conseguir un alto el fuego”, ha afirmado Mao Ning, portavoz del Ministerio de Exteriores, en su rueda de prensa diaria. También ha recordado la relevancia de las relaciones bilaterales con Ucrania, “mantenidas incluso en el cambiante y complejo contexto global”, y ha prometido que seguirá comprándole grano. “Un país amigo”, ha recalcado.

No disfruta Ucrania de una situación desahogada. Está lejos de solidificar sus pretensiones territoriales en el campo de batalla y acaba de renunciar a la carrera presidencial Joe Biden. Para su probable sustituto en la Casa Blanca, Donald Trump, Ucrania es un negocio ruinoso. Volodímir Zelenski, su presidente, pretende una segunda cumbre por la paz con sede en un país de ese sur global que ignora su cortejo y con la participación de China y Rusia. En esa fórmula confía para superar el relativo fracaso de la reciente cumbre en Suiza.

Los equilibrios de China

China se ha atribuido la neutralidad en el conflicto. Es cierto que no ha condenado la invasión rusa y que culpa del desaguisado a la OTAN. También lo es que ha defendido el derecho a la soberanía territorial de Ucrania y que no ha enviado armas a Moscú, por más que Washington haya repetido sin pruebas lo contrario. Ha aumentado el comercio bilateral porque, con la reducida cartera de clientes rusa, China consigue mejores precios. En el fútbol lo llaman “oportunidad de mercado”.

En la diplomacia, sin embargo, el equilibrio es indefendible. Xi Jinping y Vladímir Putin se han reunido en más de 60 ocasiones, muchas de ellas tras la invasión rusa, se han felicitado los cumpleaños y ensalzado su “vieja amistad”. Xi y Zelenski sólo han hablado una vez por teléfono desde que los tanques rusos cruzaran la frontera. Al presidente ucraniano se le agotó la paciencia en las vísperas de la cumbre de Suiza tras comprobar que carecería del alcance global pretendido. Acusó a China de boicotearla e incluso se hizo eco de las acusaciones estadounidenses.

Fue un arrebato comprensible al que China restó importancia. La visita actual de Kuleba recupera el tono diplomático. El ministro ha recordado que un desenlace pactado en Ucrania “cumple con los intereses estratégicos de China” y la ha definido como “una fuerza global para la paz”.

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