Comicios en la República Islámica

Irán celebra elecciones presidenciales ante un clima de enorme apatía social

El poder en Teherán teme una participación históricamente baja en la llamada a las urnas para elegir el sucesor de Ebrahim Raisí, muerto el mes pasado en un accidente de helicóptero

Candidatos ultraconservadores y poca competición: Irán empieza la cuenta atrás para elegir a su nuevo presidente

Decenas de miles de personas despiden a Raisí mientras Irán se prepara para un futuro lleno de incógnitas

Irán celebra elecciones presidenciales ante un clima de enrome apatía social

Irán celebra elecciones presidenciales ante un clima de enrome apatía social / Reuters

Adrià Rocha Cutiller

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Irán celebra este viernes elecciones presidenciales anticipadas para decidir quién será el sucesor del ultraconservador Ebrahim Raisí, presidente del país persa hasta el mes pasado, cuando murió en un accidente de helicóptero mientras volvía a Teherán tras un viaje oficial a Azerbaiyán. En el accidente también murió el ministro de Exteriores iraní, Husein Amirabdollahian.

De entre 80 posibles candidatos para estos comicios, el Consejo de Guardianes de la República —un órgano que veta a todo aquel que no tenga las "credenciales islámicas suficientes como para ser presidente"— solo permitió la participación de seis hombres, cinco de ellos ultraconservadores. Se esperan, por lo tanto, pocas sorpresas: los dos grandes favoritos son los dos radicales y conservadores Mohammad Bagher Ghalibaf, actualmente presidente del parlamento, y Saeed Jalili, antiguo negociador nuclear. Ambos son muy cercanos al líder supremo iraní, el ayatolá Alí Jameneí

Todo apunta a que la participación electoral será muy baja, ante la seguridad del resultado electoral, la grave crisis económica que atraviesa Irán y la enorme represión social que viven los sectores más contrarios a los clérigos en el poder de la República Islámica

En marzo de este año, Irán celebró unas elecciones parlamentarias en las que votó el 41% del electorado, el récord negativo hasta la fecha. Los expertos esperan una participación similar este viernes, teniendo en cuenta los perfiles de los candidatos a los que se ha permitido presentarse y la poca relevancia de la figura del presidente en Irán: en el país persa, el poder reside en manos del líder supremo, no del jefe de Gobierno, que es un mero ejecutor de la política del ayatolá.

Si ningún candidato consigue este viernes más del 50% de los votos —una posibilidad real, según las encuestas— Irán celebrará una segunda vuelta electoral en una semana, el día 5 de julio.

Candidato de la discordia

Solo un candidato de los seis permitidos no forma parte del ala más ultraconservadora del poder en Teherán. Se trata de Masud Pezeshkian, cirujano de profesión y parlamentario, desconocido hasta hace unas semanas. Sin embargo, Pezeshkian ha llegado a celebrar actos multitudinarios de campaña en las grandes ciudades iraníes desde entonces, y las encuestas lo sitúan cerca de Jalili y Ghalibaf

Con todo, Pezeshkian cuenta con un enorme freno: Alí Jameneí. "Algunos políticos creen que para que nuestro país progrese debe subyugarse a los poderes extranjeros. Algunos de verdad lo piensan", ha dicho esta semana el líder supremo, que continuó: "Piensan que la única vía de progreso es a través de Estados Unidos. No. Este tipo de personas no puede gobernar bien nuestro país", dijo Jameneí, en una referencia velada pero clara a Pezeshkian, que ha recibido el apoyo de los sectores reformistas dentro del poder iraní y los ataques de todos los demás candidatos. 

Competición y participación

En el régimen teocrático iraní, la participación en unas elecciones presidenciales es vista como el termómetro real del apoyo de la población. Y por esto, según los expertos, Jameneí ha buscado crear un clima de competición electoral permitiendo la participación de Pezeshkian. 

En el pasado no fue así: Ebrahim Raisí accedió a la presidencia en los comicios de 2021 sin carrera electoral ni candidatos en su contra, lo que le llevó a ser uno de los presidentes más impopulares desde 1979, año de la revolución islámica.

Sin embargo, a pesar de que exista más competencia, se esperan pocas sorpresas este viernes, y todos los sondeos permitidos marcan la victoria o de Ghalibaf o de Jalilí. Ambos representan una continuación total con la línea ultraconservadora marcada por el fallecido Raisí y el ayatolá Jameneí, que a sus 85 años busca concentrar el poder en manos de los sectores más radicales para asegurarse de que su sucesor sigue esta tendencia política. 

"La República Islámica tiene muchos enemigos. Y una cosa que nos permite superarlos son nuestras elecciones. Si vemos una alta participación este viernes, haremos que la República Islámica esté orgullosa", ha dicho esta semana Jameneí.