Cumbre en Apulia

El G7 acuerda un crédito de 50.000 millones de dólares a Ucrania financiado con activos rusos bloqueados

La intención de destinar a Ucrania los beneficios de esos activos suscita dudas sobre el marco jurídico y el esquema que pueda ser viable a largo plazo

Claves del acuerdo del G7 para dar un préstamo a Ucrania con los activos rusos congelados

El G7 llama a Israel e Irán a evitar una escalada y amenaza con nuevas sanciones a Teherán

El G7 llama a Israel e Irán a evitar una escalada y amenaza con nuevas sanciones a Teherán

Irene Savio

Irene Savio

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los líderes de las siete democracias más ricas del mundo, el G7, han llegado este jueves a un acuerdo sobre los activos rusos congelados desde la invasión a gran escala de Ucrania, según el cual concederían un crédito de unos 50.000 millones de dólares a Kiev utilizando los intereses que generan los cerca de 300.000 millones de dólares rusos congelados por los aliados occidentales. Con este acuerdo, ha afirmado la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el G7 manda "una fuerte señal a Ucrania en su lucha por la libertad el tiempo que sea necesario" y también es una "fuerte señal para (el presidente ruso, Vladímir) Putin".

Von der Leyen, que opta a la reelección como jefa del Ejecutivo europeo, ha destacado que el pacto logrado en la reunión de Borgo Egnazia supone también que los contribuyentes europeos "no son los que están pagando por los daños que Putin está causando con su guerra de agresión, sino Putin, porque son los beneficios extraordinarios de los activos inmovilizados en Europa los que están sirviendo para este préstamo". Esta decisión es “histórica”, ha considerado, en la misma línea, el canciller alemán, Olaf Scholz.

El tema de los activos rusos congelados ha sido por mucho tiempo motivo de debate entre la Unión Europea y Estados Unidos, dos actores que han tenido distintos enfoques sobre la cuestión. Sin embargo, sobre todo por voluntad de Washington, el tema ha vuelto a estar sobre la mesa, se discutió en mayo en el G7 de Finanzas y era --ya desde antes del primer día de reunión-- uno de los asuntos sobre los que se esperaban novedades del bloque. Aun así, el acuerdo acordado aún presentaría partes que se tienen que estudiar, según von der Leyen. "Los ministros de Finanzas están ahora revisando los detalles, por ejemplo, temas de garantías necesarias, para aclarar esto lo antes posible", ha explicado la alemana. 

La cuestión de los activos rusos congelados es sumamente peliagudo. Según estimaciones, en la actualidad, hay al menos unos 330.000 millones de dólares de activos del Banco Central ruso inmovilizados en jurisdicciones occidentales, básicamente fondos que permanecen congelados desde poco después de que Rusia lanzara su invasión de Ucrania en 2022. Aproximadamente dos tercios de estos están en la UE, principalmente en Francia y Bélgica, y el resto en el Reino Unido, EEUU, Japón y Suiza. La concentración en Francia y Bélgica se debe al papel desempeñado por Euroclear, el depositario financiero con sede en Bruselas, y desde que los activos se congelaron EEUU ha estado ejerciendo presión sobre la UE para que estos bienes se destinen a Ucrania. 

La UE, sin embargo, se ha mostrado inicialmente reacia a tomar este camino por varios motivos, entre ellos el temor a que Rusia pueda en el futuro acudir ante un tribunal internacional y ganar un recurso por estas incautaciones (ya que no hay una resolución judicial al respecto y el Consejo de Seguridad de la ONU no lo ha aprobado), y la posibilidad de que esta acción motive nuevas represalias de Moscú contra activos europeos en Rusia. Además, también ha preocupado que terceros países puedan asustarse y retiren masivamente sus capitales al no considerar los bancos europeos como seguros, lo que incluso podría provocar una crisis económica. 

Usar los beneficios, no los activos

En mayo, sin embargo, finalmente la UE llegó a una primera solución con la decisión de usar los beneficios que generan estos activos (y no los activos en sí) para un fondo de unos 3.000 millones anuales para Ucrania (el 90% para la compra de armas y el 10% para la reconstrucción, según se explicó), unas cantidades que tanto Kiev como Washington consideran insuficientes. De hecho, se calcula que el país eslavo necesita 100.000 millones al año para sus necesidades bélicas. 

De ahí que el asunto se discutiera nuevamente durante el G7 de Finanzas a finales del mes pasado en Stresa (norte de Italia), donde EEUU, Canadá y Japón propusieron crear un complejo sistema (dentro del Banco Mundial) de préstamos avalados por los intereses de los activos rusos. A nivel político, esto le permitiría al demócrata Joe Biden garantizar la financiación de Ucrania aunque perdiera las elecciones de noviembre ante el republicano Donald Trump. La incógnita que permanece es qué pasará si Rusia y Ucrania negocian la paz y esos activos fuesen parte del acuerdo.

En otros frentes, el primer día de reuniones del G7 también ha sido dedicado a debates sobre el cambio climático y la guerra de Israel en Gaza, cuestiones sobre las que los líderes se han pronunciado de forma más o menos parecida. Se comparte un cese el fuego inmediato, la liberación de los rehenes israelís secuestrados por Hamás y aún no liberados, y el inicio del proceso de paz. Además, según el presidente francés, Emmanuel Macron, también se llegó a una “visión común” que “no se había logrado hace semanas", eso es, "de tener en Gaza la presencia de la Autoridad Palestina desde el día siguiente” del cese de las hostilidades.