Catástrofe medioambiental
Crece la polémica en EEUU por la respuesta al desastre ambiental provocado por el descarrilamiento de un tren tóxico en Ohio
Accidente de tren en Ohio: ¿Qué es el cloruro de vinilo y qué efectos tiene sobre la población?
Idoya Noain
Corresponsal en EEUU
Corresponsal en Estados Unidos desde 2001.
Idoya Noain
Este lunes el secretario de Transporte de Estados Unidos, Pete Buttitieg, colgó en Twitter un hilo que abría mostrando su “preocupación por el impacto del descarrilamiento de un tren cerca de East Palestine, en Ohio” y el “impacto” en las familias de la zona. Lo problemático del tuit es que se trataba del primer mensaje público del ministro de Joe Biden ante un grave accidente que había sucedido 10 días antes.
El tren transportaba materiales peligrosos y ha provocado un desastre ambiental en la zona de los Apalaches. E igual que la peligrosa nube tóxica que se extendió tras el descarrilamiento y una explosión controlada, ahora crece la polémica en EEUU por la respuesta al caso, las acciones tanto de la empresa responsable como de las autoridades y hasta por la cobertura mediática en los principales medios del país.
El accidente
El siniestro comenzó el 3 de febrero, cuando descarrilaron 38 de los 141 vagones de un tren de la empresa Norfolk Southern que había salido de Illinois y se dirigía a Pensilvania, incluyendo 11 de los 20 que transportaban materiales peligrosos. Con un incendio que afectó también a otros 12 vagones y creó una nube tóxica, especialmente preocupante por el cloruro de vinilo que transportaban cinco vagones, y que al arder se descompone en los cancerígenos fosgeno y cloruro de hidrógeno, se ordenó la evacuación de unos 2.000 residentes de East Palestine, la localidad de unos 5.000 habitantes en la frontera de Ohio y Pensilvania donde sucedió el accidente.
Tres días después, el 6 de febrero, se amplió la orden de evacuación a cualquiera que viviera en 2,5 kilómetros a la redonda y, ante el temor de una explosión, se realizó una “liberación controlada” de los materiales tóxicos, que se desviaron a una zanja y se quemaron, provocando explosiones y otra imponente nube.
Para el día 8 el gobernador de Ohio, Mike DeWine, lanzó un mensaje tranquilizador sobre la calidad del aire y anunció que era seguro para los residentes volver a sus hogares. También la Planta de Tratamiento de Agua de la comunidad dijo que no había detectado efectos adversos, aunque las autoridades seguían recomendando beber agua embotellada.
Tanto ese día como la víspera la Agencia de Protección Ambiental de EEUU (EPA por sus siglas en inglés) también había publicado comunicaciones asegurando que no había detectado “contaminantes químicos preocupantes” en el aire. Se dieron explicaciones sobre los olores que percibía la población que había regresado. La EPA, en cualquier caso, ha ido ampliando el listado de tóxicos emitidos en el siniestro, que incluyen también, acrilato de butilo, acrilato de etilhexilo y éteres monobutílicos de etilenglicol.
Síntomas
Algunos residentes, no obstante, han estado dando información sobre síntomas preocupantes como dolores de cabeza, nauseas o irritaciones y han compartido imágenes de animales muertos o afectados. Además se han prodigado imágenes de peces y ranas muertos por un vertido que, oficialmente, ha contaminado más de 11 kilómetros de arroyos y ha afectado al río Ohio. Y sigue sin haber información oficial ni del gobierno ni de la empresa sobre la cantidad de químicos que se han vertido en el suelo o han contaminado el aire.
Aunque las causas del accidente están bajo investigación la Junta Nacional de Seguridad en el Transporte ha apuntado al fallo de un eje que conectaba dos ruedas del tren, que fue grabado por la cámara de vigilancia de una residencia. Pero los problemas del tren pudieron empezar kilómetros antes del descarrilamiento según algunos indicios, lo que también pone en cuestión que no se frenara antes.
Desregulación
El siniestro ha incrementado el escrutinio de Norfolk Southern, una empresa que ya ha sido demandada por residentes de la zona afectada y advertida por la EPA de que puede enfrentar acciones legales. A lo largo de los años la compañía ha invertido millones de dólares para luchar contra regulaciones de seguridad, y se ha resistido a cambios.
Los ojos se vuelven también hacia las autoridades por regulaciones demasiado laxas, como las que habían permitido a este tren siniestrado no estar categorizado como de materiales peligrosos.
Aunque en los últimos días la cobertura mediática se ha intensificado, durante la primera semana no ocupo grandes espacios ni los principales periódicos ni televisiones del país. Esa desatención ayudó a que se dispararan la desinformación y las teorías conspiratorias, incluyendo la de que la crisis creada por el globo espía chino y los otros objetos aéreos derribados eran una tapadera (algo que propago, por ejemplo, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene).
Aunque los republicanos están culpando a la Administración Biden, los problemas de desregulación vienen de lejos. Y por ejemplo durante el gobierno de Donald Trump se rescindió bajo presión de lobistas de la industria ferroviaria una norma que habría requerido a trenes con cargo tóxico sustituir frenos tradicionales como los del tren de este accidente por otros electrónicos.
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