Consejos cara al 19J automovilístico

El gran reto de hallar un balcón en el paseo de Gràcia para ver el espectáculo de F1 en Barcelona

¿Es posible ver la exhibición desde un ventanal o un mirador? Es más fácil adelantar en Mónaco

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El paseo de Gràcia, visto desde el interior de Falgar.

El paseo de Gràcia, visto desde el interior de Falgar. / MAC ASENSIO

Carles Cols

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La ecléctica y, en algunos casos, hermosísima arquitectura del paseo de Gràcia no será, durante la exhibición de los bólidos de Fórmula 1 sobre el asfalto de ese bulevar, un balcón desde el que disfrutar del espectáculo. “Hemos informado a los visitantes que tenían hora reservada justo entonces de cómo llegar hasta la puerta de entrada de la Casa Batlló, solo eso”, explica una portavoz de esta joya de Gaudí, dotada, lo que son las cosas, de un piso principal que como tribuna sería estéticamente inigualable. Quienes tengan entrada, podrán ver desde allí parte de la exhibición, pero no acomodarse en ese punto. El espectáculo mayor, desde el punto de vista de la Casa Batlló, sigue siendo el edificio.

Un paseo en la jornada previa al 19J del automovilismo permite descubrir que lo de la Casa Batlló no es una excepción. “Nos llamó una persona que quería reservar una mesa para cenar a las seis de la tarde, solo en el caso de que fuera junto a la ventana”, explica una de las responsables de la entrada de todo un clásico del paseo de Gràcia, el restaurante Citrus. Su caso es singular porque no es un establecimiento a pie de calle. Está en un entresuelo que, además de una buena carta, ofrece vistas. “Le dijimos la verdad, que la cocina no abre hasta la siete de la tarde y que, por lo tanto, no era posible”. Vamos, que encontrar un balcón parece ser más difícil que adelantar en el Gran Premio de Mónaco.

Las mesas del Citrus, restaurante que tiene la cocina cerrada durante la exhibición.

Las mesas del Citrus, restaurante que tiene la cocina cerrada durante la exhibición. / MARC ASENSIO

No ha sopesado el Citrus alterar su jornada laboral con motivo del espectáculo de la Fórmula 1 y, en la práctica, lo que hay es un cierto susto ante lo que temen que se les viene encima. En el número 9 de paseo de Gràcia, la finca de oficinas adyacente a la Torre Generali, aún tienen bien presente lo que sucedió el pasado diciembre con motivo de la fiesta de encendido de la iluminación navideña. Tanta gente había en las aceras, que parte del público trató de buscar refugio en los portales para ‘desagobiarse’. De repente, el vestíbulo de ese edificio de oficinas era un hormiguero. Ni siquiera se podían cerrar de nuevo las puertas. Cara al miércoles por la tarde, nada más lejos entre los despachos de la finca que invitar a amigos y conocidos a disfrutar de las vistas. “Al revés, estamos buscando una sala de reuniones en un hotel de cualquier otro lugar de la ciudad para ese mismo día y a esa hora, porque aquí será imposible que todos podamos llegar”, explica una joven que trabaja en ese edificio.

La antigua Terraza Martini, el mejor mirador, cerrado siempre por normas de la casa sea cual sea el evento en la calle.

La antigua Terraza Martini, el mejor mirador, cerrado siempre por normas de la casa sea cual sea el evento en la calle. / MARC ASENSIO

Parece que la experiencia acumulada a lo largo de los años es un grado. En la durante un tiempo llamada Terraza Martini, paseo de Gràcia 16, un mirador fenomenal, el amabilísimo conserje explica que desde hace años en esa comunidad hay una norma inquebrantable: no se permite el acceso para tomar imágenes de manifestaciones, iluminaciones navideñas o lo que sea, incluidos bólidos de carreras.

En el paseo de Gràcia, según uno de los últimos datos de padrón disponibles, viven solo 601 personas, la mayoría, sin embargo, de Aragó hacia arriba, o sea, fuera del ‘circuito’ de las carreras. Habrá, seguro, cabezas en las ventanas, pero ese paseo es hoy, sobre todo, un espacio comercial, y en ese aspecto no deja de ser curioso que tampoco ofrecen las tiendas un mirador particularmente interesan para la ocasión. Igual que El Corte Inglés tiene las ventanas ciegas, establecimientos como Stradivarius tapan sus ventanas con colgadores repletos de ropa y en Uniqlo quienes miran a través de los cristales son los maniquís.

La cita con los motores coincide, además, con las semanas de mayor exuberancia vegetal de la ciudad. Las lluvias de mayo han invitado a los plátanos a invertir generosamente en hojas, lo cual invita a concluir que el mirador más adecuado será el de toda la vida: la acera.

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