Cumbre de Jackson Hole

Los bancos centrales buscan cómo bajar tipos para evitar la recesión sin descuidar la inflación

La paulatina moderación del alza de precios y el debilitamiento económico llevan a las autoridades monetarias a centrarse en cuánto y a qué ritmo reducir las tasas de referencia

Los presidentes de la FED, Jerome Powell, el Banco de Japón, Kazuo Ueda y el BCE, Christine Lagarde, en Jackosn Hole (EEUU) en 2023.

Los presidentes de la FED, Jerome Powell, el Banco de Japón, Kazuo Ueda y el BCE, Christine Lagarde, en Jackosn Hole (EEUU) en 2023. / Bloomberg

Pablo Allendesalazar

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Tres años después de que la vida de los banqueros centrales cambiase de forma radical, la misión que tienen por delante sigue siendo excepcionalmente compleja. Durante más de una década, su principal preocupación había sido combatir una inflación que estaba persistentemente por debajo de su objetivo (2% a medio plazo, el nivel considerado óptimo para favorecer el crecimiento económico sano). En el verano de 2021, sin embargo, estalló bajo sus pies una crisis inflacionista que 36 meses después parece en vías de solución, pero no está del todo controlada. Paralelamente, además, la medicina administrada -subidas históricas de tipos de interés- está empezando a provocar un debilitamiento económico que corre el riesgo de transformarse en una recesión. El dilema que afrontan ahora las autoridades monetarias es cuánto y a qué ritmo bajar los tipos para evitar ese escenario de contracción de la actividad sin dejar por ello de domeñar la subida de los precios. 

Ese será a buen seguro uno de los principales temas de la 47 reunión anual de banqueros centrales en Jackson Hole (Wyoming), que la Reserva Federal de Kansas City organiza desde 1978 y que se celebrará entre este jueves y el sábado bajo el significativo título de 'Reevaluando la eficacia y transmisión de la política monetaria'. El plato fuerte es la intervención en la tarde del viernes (hora española) del presidente de la Reserva Federal (FED) estadounidense, Jerome Powell. Su homóloga del Banco Central Europeo (BCE), Christine Lagarde, no acudirá en esta edición, sino que lo hará el sábado el economista jefe de la institución, Philip Lane. En los últimos dos días, la publicación de las actas de las reuniones de julio de ambas instituciones han dado prueba de que sopesan bajar tipos en septiembre, pero el mercado quiere más concreción. "Ya no se trata de cuándo, sino de cuánto y en qué medida", ha acertado a resumir Karen Manna, gestora de Federated Hermes. 

El mes pasado, la FED mantuvo sus tipos en el intervalo del 5,25%-5,5%, el nivel más alto desde 2001, alcanzado tras subirlos en 5,25 puntos entre marzo de 2022 y julio de 2023. Sin embargo, Powell suavizó un tanto el tono de su discurso, al afirmar que la "economía se está acercando al punto en que será apropiado" recortarlos y adelantar que la bajada "podría estar sobre la mesa tan pronto" como en su reunión del 18 de septiembre. Las actas del encuentro han desvelado ahora que "varios" de sus consejeros declararon que hubieran estado dispuestos a reducirlos ya entonces, mientras que la "gran mayoría" de los asistentes fue partidaria de recortar en septiembre si no hay sorpresas negativas en la inflación. Sería su primera rebaja desde el estallido de la pandemia en marzo de 2020.

Presión para recortar

Después de la reunión de julio, se conoció el positivo dato de inflación en Estados Unidos del mes pasado (2,9%, una décima menos que en junio y el más bajo desde marzo de 2021). Tras estar un año estancadas, las subidas de los precios vienen moderándose desde el 3,5% del pasado marzo, lo que da argumentos al banco central del dolar para suavizar su política monetaria. Sobre todo porque, paralelamente, el PIB ha pasado de crecer el 1,2% intertrimestral en el tercer trimestre del año pasado al 0,4% entre enero y marzo del presente ejercicio. Si bien la actividad se aceleró ligeramente entre abril y junio hasta el 0,7%, lo que tiene preocupado a los analistas es el mercado laboral. La tasa de paro ha subido del 3,7% de enero al 4,3% de julio, mientras que las estadísticas de creación de empleo se revisaron drásticamente a la baja este miércoles (el país creó 2,1 millones de puestos de trabajo entre abril de 2023 y el pasado marzo, en lugar de los 2,9 millones estimados inicialmente).

Precisamente, una serie de datos decepcionantes en Estados Unidos (empleo, actividad industrial y resultados empresariales) y la subida de tipos en Japón (que de continuar impedirá a los inversores endeudarse en yenes para lograr beneficios en otras divisas) provocó una notable corrección de los mercados a principios de agosto. El vértigo se impuso: tras caer en 2022 a sus niveles más bajos en dos años a consecuencia de la invasión de Ucrania, las bolsas se han recuperado hasta superar las cotas previas a la agresión de Rusia. Y ello a pesar de la espiral alcista de la inflación y el endurecimiento sin precedentes de los tipos de interés de referencia para combatirla. La resistencia de las economías convirtió en predominante la expectativa de un 'aterrizaje suave' de la actividad. Pero los datos publicados hace unas semanas hicieron volver durante unos días el fantasma de la recesión

Pendientes de los tipos

Algunos datos conocidos después y la sensación de los inversores de haber sobrerreaccionado alejaron posteriormente ese temor. Las bolsas mundiales se han recuperado hasta superar los niveles previos a la corrección de principios de mes y rozan ya los máximos anuales de mediados de julio. Con todo, analistas e inversores están pendientes de que los grandes bancos centrales del mundo suavicen su política monetaria para disipar ese riesgo de 'aterrizaje duro'. El mercado da ahora por sentado que la FED recortará los tipos en su próxima reunión del 18 de septiembre. La duda es en cuántos puntos (0,25 parecen más probables que 0,5) y, sobre todo, qué hará hasta finales de 2025. 

Con el BCE ocurre algo parecido. También mantuvo tipos en julio (en el 4,25%), pero las actas han revelado que una amplia mayoría de sus consejeros también abogó por sopesar un nuevo recorte en la reunión del 12 de septiembre, adicional a los 0,25 puntos de junio. Algunos ya lo han defendido en público, como el gobernador del Banco de Finlandia, Olli Rehn. El problema de la autoridad monetaria de la zona euro es que la inflación está resultando "más persistente de lo previsto" (subió al 2,6% en julio), mientras los indicadores de actividad económica están "decepcionado a la baja". Pese a ese riesgo de estanflación (estancamiento con alta inflación), el mercado espera dos bajadas de tipos de 0,25 puntos antes de final de año. La moderación en la subida de los salarios conocida este jueves (3,55% en el segundo trimestre, frente al 4,74% del primero) y la debilidad de los datos de producción industrial y exportaciones animan esta expectativa. 

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