La ronda francesa

El País Vasco ya alucina con el Tour

Barcelona aspira a organizar la salida del Tour a partir de 2025.

Alta de Bernal y baja de Froome.

Niños Tour Bilbao

Niños Tour Bilbao / AYUNTAMIENTO BILBAO

Sergi López-Egea

Sergi López-Egea

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Lucía tiene 8 años y el domingo pasado se fue a bañar con sus padres y hermanos a La Concha de San Sebastián. Hacía mal tiempo, mucho más fresco que en la ciudad donde vive. La niña quedó admirada por la decoración amarilla, por los carteles que colgaban de todas partes y por la palabra mágica que leía en cualquier lugar y que la obligó a preguntar “¿qué es el Tour?”.

Pues es la carrera que el próximo domingo paralizará San Sebastián después de haberlo hecho durante tres días en Bilbao, de donde parte la prueba este sábado, con la magia de ser el principal espectáculo ciclista del mundo que va al infinito y mucho más allá que el duelo deportivo entre dos genios de la bici, Jonas Vingegaard, último ganador, y Tadej Pogacar, un fenómeno esloveno que sueña con una tercera victoria en París.

En Bilbao, primera parada del Tour, sólo se ven carteles amarillos, tiendas decoradas en el mismo color y, de vez en cuando, alguna bandera del Athletic en un balcón. Pero ahora el fútbol está de vacaciones afortunadamente y la ronda francesa -la segunda vez que sale del País Vasco tras haberlo hecho de San Sebastián en 1992 con una inolvidable victoria de Miguel Induráin en el prólogo cronometrado-, es el monotema de conversación de los vizcaínos, como lo será de los alaveses (Vitoria acoge la salida de la segunda etapa) y finalmente de esos donostiarras que ya han visto decorada su ciudad para encandilar a miles de niños como Lucía.

Doble turno para cenar

No todos están contentos. Protestan los taxistas, algo que no es nuevo, porque no ven claro cómo circular el sábado con toda la ciudad cerrada al tráfico. Se alegra la hostelería puesto que el Ayuntamiento de Bilbao, de jueves a sábado, les permitirá dos horas suplementaria de atención a los clientes, doble turnos de mesas con el premio de que ningún visitante se quedará sin cenar.

Y a todo esto los hoteleros han hecho su agosto en los días finales de junio. ¡Qué barbaridad! Desde hace meses ha sido prácticamente imposible encontrar una habitación de hotel por debajo de los 200 euros, llegando estos últimos días los de cuatro estrellas a superar los 300 por noche. Sólo una tarifa error ha permitido dormir en Bilbao a un precio, elevado, eso sí, pero más o menos asequible. Hasta ha habido equipos que se han ido a dormir a Vitoria, aunque seguramente lo han hecho más por movilidad y mejores carreteras para entrenar que por cuestiones económicas.

El reloj de San Mamés

A las puertas del estadio de San Mamés, de donde parte el sábado el Tour, lleva meses instalado un reloj que ha contado los días y horas que faltaban para el inicio de la carrera. Los bilbaínos todavía recuerdan el testarazo que se dio su alcalde cuando salió en bici para promocionar la prueba francesa. El exterior del museo de Guggenheim, una de las joyas de Bilbao, servirá este jueves para la presentación de equipos; música previa, saludo de los mitos del pedal vasco, y luego desfile de los 176 ciclistas participantes y repartidos en 22 escuadras. Se calcula la presencia de 30.000 personas con buena parte de la ciudad ya paralizada y cortada al tráfico.

Los diarios vizcaínos, como ‘El Correo’ y ‘Deia’, salen ya con su portada en amarillo. Todo el mundo tiene algo que comentar a los periodistas, pero nadie se atreve a hacer un cálculo de las personas que entre sábado y lunes (la tercera etapa parte de Amorebieta y finaliza en Bayona, ciudad vasca, aunque francesa) se aglutinarán en la carretera. Hay murales dedicados a corredores, como el que se pintó en Gernika el pasado fin de semana en honor de Pello Bilbao, la estrella local. En otras ciudades como Derio, en la comarca del Gran Bilbao, han instalado una gran pantalla gigante y las autoridades de Euskadi repartirán 60.000 ikurriñas para animar a los ciclistas. Así que no es extraño que niños como Lucía lleven días alucinando con el Tour.

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