Caminos distintos

Cocineras nómadas: el pequeño 'milagro' de vivir de los fogones sin tener restaurante

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Fran Baixas, Iolanda Bustos, Marc Casanovas (moderador), Ana Casanova, Eva Hausmann y Lucía Zaratti, en la charla de esta mañana en Gastronomic Forum Barcelona.

Fran Baixas, Iolanda Bustos, Marc Casanovas (moderador), Ana Casanova, Eva Hausmann y Lucía Zaratti, en la charla de esta mañana en Gastronomic Forum Barcelona. / Ricard Cugat

Ferran Imedio

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¿Chefs nómadas? Pues sí. Y cada vez son más. Así que ya puedes ir familiarizándote con este término que define a cocineros y cocineras que no trabajan en restaurantes sino que se dedican a otros proyectos, ya sea dando de comer en eventos privados, en proyectos efímeros o haciendo estilismo gastronómico, entre muchos otros. La charla que han ofrecido esta mañana varias cocineras en Gastronomic Forum Barcelona ha servido para mostrar todo un universo que va más allá de los fogones de cualquier casa de comidas. Y, además, este pequeño 'milagro' resulta tanto o más rentable y, desde luego, mucho más sencillo de conciliar con la vida familiar. Sí, se puede ser chef sin restaurante y vivir de ello aunque todavía haya mucha gente del propio sector que no entienda muy bien de qué viven.

Así lo han certificado Iolanda Bustos, conocida como la chef de las flores; Eva Hausmann, estilista gastronómica, asesora en tendencias y autora de varios libros; Ana Casanova, profesora del CETT-UB, bloguera y creadora de recetas para medios de comunicación; Fran Baixas, una de las integrantes de Follia de Pot que, mientras busca nueva ubicación para su restaurante, trabaja para marcas que quieren reforzar su imagen a través de la comida, y Lucía Zaratti, de Saberes y Sabores, un proyecto de autogestión de economía feminista gestado por mujeres migrantes del sindicato de trabajadoras del hogar y los cuidados.

"Si no tengo restaurante, ¿puedo considerarme chef?", se ha preguntado Bustos. No ha hecho falta una respuesta directa porque las experiencias que han puesto sobre la mesa han hablado por sí mismas. Y el acertado concepto de nómadas ha ayudado a entenderlo mejor porque viene a definir ese constante movimiento laboral en el que viven estas profesionales, tan alejado de la rutina de un restaurante al uso en el que cada día elaboran los mismos platos con los mismos ingredientes hasta que toca cambiar la carta.

Muchas son las razones que les llevaron a cambiar de registro. Un restaurante que cierra, la insatisfacción por un trabajo repetitivo, unas condiciones laborales malas... "Me ahogaba en la cocina, me ponía lila", recuerda Hausmann, feliz por haber recorrido un camino que, como recuerda Casanova, era impensable para los estudiantes de cocina hace unos años: "La única salida profesional eran los restaurantes. Y punto".

En el campo, en casa, en cáterings...

Pero no. Estas mujeres y otras colegas suyas han demostrado que se puede cocinar fuera de allí. En el campo, por ejemplo, como hace Bustos cuando lleva a sus clientes a los lugares donde crecen los ingredientes con los que ella hace los platos que van degustar 'in situ'. O en cáterings, como Zaratti y sus compañeras. O en casa para hacer fotos que luego subirán a Instagram, como es el caso de Casanova.

Disponen de más tiempo para ellas porque ellas son sus propias jefas y deciden cómo y cuándo hacer las cosas, y al no tener los gastos estructurales de un restaurante logran un margen mayor de beneficio. "Eso sí, con la intranquilidad permanente de no saber si el mes que viene tendré un nuevo proyecto", puntualiza Baixas.

Pero, en general, la experiencia de estas mujeres es mucho mejor que cuando estaban en un restaurante y eran cocineras 'sedentarias'. "No me veía a los 50 años en los fogones de pie pasando tanto calor. El modelo de restaurante debe cambiar porque es insostenible a nivel económico y social. Una amiga mía ha decidido cerrar los fines de semana porque no veía a sus hijas", ejemplifica Hausmann. Quizás esa amiga se plantee lo de hacerse nómada. En estos tiempos ya no le resulta tan extraño... ni arriesgado.