Sorpresa láctea

El hombre feliz que vende los mejores quesos de Vilanova i la Geltrú

¿Una quesería francesa en medio del mercado de esta localidad del Garraf? Pues sí. Un descubrimiento que no se puede pasar por alto

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Guillaume Canus, de la quesería El Chalet, en el Mercat del Centre de Vilanova i la Geltrú.

Guillaume Canus, de la quesería El Chalet, en el Mercat del Centre de Vilanova i la Geltrú. / El Periódico

Laia Zieger

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¿Una quesería francesa en medio del mercado de Vilanova i la Geltrú? 'Oh là là'! Es lo primero que se nos pasa por la cabeza cuando descubrimos El Chalet (puesto 65 del Mercat del Centre, en la plaza de Soler i Carbonell), en un lugar conocido sobre todo por sus pescaderías, que venden pescados frescos recién llegados de su reputada lonja. Allí, en una esquinita, unos poquitos metros cuadrados sirven para presentar, dar a probar y vender los mejores quesos. Guillaume Canus, de 41 años, francés de Le Mans, es el propietario del negocio, un hombre que parece no perder nunca su sonrisa y que invita a todo aquel que pasa a probar sus quesos. Porque está convencido de que probarlos es amarlos. Y, claro, querer llevárselos a casa.

Guillaume llegó a Vilanova i la Geltrú hace menos de una década por amor, tras conocer a su pareja, catalana, cuando ambos residían en París. Otro país, otra vida, otra profesión. Era salvavidas. Nada que ver. Al mudarse a Catalunya se tuvo que buscar la vida y reinventarse. Entró a trabajar en una quesería del Mercat del Centre de Vilanova como vendedor. Lo que no sabía entonces es que esta tienda acabaría siendo suya. “El antiguo propietario me formó y aprendí mucho a su lado. Al retirarse él, me ofreció el traspaso. Me gustaba y no quería perder mi empleo, así que me lancé y lo convertí en El Chalet de hoy”, explica Guillaume.

Se pusó las pilas para transformar este puesto en la quesería de sus sueños, una versión evolucionada. “Quería dar mucha visibilidad a las piezas grandes de quesos y promover la degustación de producto constante, ya que es más fácil que la gente se acerque”. Si a todo esto añadimos la calidez y simpatía de su propietario, ya tenemos la fórmula del éxito.

Ahora atesora unas 150 variedades de quesos (70% francés; 20% nacional y 10% internacional), entre las cuales el 'hit' es, sin duda, un Tomme de cabra de Chámbery que está para llorar. También ha ampliado el modelo de venta y ofrece tablas, preparaciones para 'fondue' o 'raclette', catering para eventos e incluso una espectacular tarta de boda elaborada con distintos quesos, una pieza la mar de original perfecta para los más fans de este producto lácteo. Tiene además productos complementarios al queso como vinos selectos, tostadas, mermelada… También fuagrás y una excepcional tarta de queso artesanal.

Otro dato importante, las tarifas. Trabaja con precios económicos si tenemos en cuenta la frescura, calidad y selección de los productos. Para hacerse una idea, los precios son casi un 20% más baratos que piezas similares en queserías de Barcelona. Eso, sin duda, ha propiciado que tenga mucha clientela de Barcelona, Sitges y Castelldefels, especialmente ‘expats’ que acuden a él para sus compras lácteas (en breve estrenará 'e-commerce', por lo que podrá ampliar horizontes de venta y facilitar la compra a quienes no residan en Vilanova).

'Flipado' de su oficio

También es cierto que este modelo exclusivo de quesería no es tan común por la zona como lo es en Francia, y solo se suele encontrar en grandes urbes como la capital catalana. Por ello, Guillaume Canus y El Chalet son, sin duda, la curiosidad del mercado.

“La acogida por parte de clientes y otros profesionales de esta plaza ha sido genial. La gente es muy abierta, saluda, pregunta, prueba, se para a hablar...”, explica este 'flipado' de su oficio. “Me encanta la energía de un mercado, hay gente constantemente y no existe la barrera de una puerta o vitrina como en una tienda. La gente pasa, se para a hablar, saludar, te sonríe… Estás compartiendo continuamente. Es más intenso, pero qué alegría”, dice. Y él, tan feliz.

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