Reducción de emisiones

Ingenieros españoles lideran la propulsión por viento que traslada la tecnología de la aviación al transporte marítimo

La empresa Bound4blue lleva al puerto de Hamburgo el buque con velas de succión Eems Traveller, para mostrar cómo de efectiva es la utilización del viento para recortar las emisiones

Primera naviera española que incorpora velas rígidas para reducir el consumo de combustible

El Eems Traveller, propiedad de Amasus y con velas de succión de Bound4blue, en plena navegación

El Eems Traveller, propiedad de Amasus y con velas de succión de Bound4blue, en plena navegación / FOTO Y VÍDEO: bound4blue

Glòria Ayuso

Glòria Ayuso

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El transporte marítimo representa más del 80% del volumen del comercio mundial, y un 3% de las emisiones globales, que van aumentando y que podrían ascender hasta el 10% en 2030 de no hacer nada. Sustituir los combustibles de origen fósil por otros no contaminantes es uno de los dos caminos emprendidos para recortar las emisiones en este sector. La otra fórmula en paralelo es ganar en eficiencia, lo que disminuye la cantidad de combustible utilizado.

David Ferrer, Cristina Aleixendri y José Miguel Bermúdez, jóvenes ingenieros aeronáuticos, se propusieron contribuir a ello. Bermúdez estaba mirando la televisión con su padre cuando se le ocurrió la idea de trasladar a los barcos la tecnología de las alas de los aviones. Fundaron Bound4blue, con sede en Barcelona y Santander, y tras poner en práctica varias soluciones, se decantaron por desarrollar la tecnología de las velas de succión, que permiten generar un empuje hacia delante que reduce la necesidad de tirar de motor, con lo que se consume menor cantidad de combustible. Con ello, se recortan las emisiones de gases de efecto invernadero y de otros contaminantes.

Normativa exigente

Ante la amenaza del cambio climático y la urgencia de reducir las emisiones, “la normativa cada vez será más exigente”, indica la empresa a EL PERIÓDICO. La Organización Marítima Internacional (OMI) ya ha establecido que el transporte marítimo deberá reducir entre un 20% y un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030 en comparación con los niveles de 2008, y un 80% en 2040, alcanzando las cero emisiones netas en 2050. También está desarrollando una normativa sobre la eficiencia del uso de combustible en los buques, mientras que los países están negociando aplicar un posible impuesto global a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) para el transporte marítimo, siguiendo los pasos ya iniciados en Europa.

El viento como propulsión

Utilizar el viento como fuerza de propulsión es el camino mientras se van desarrollando los nuevos combustibles alternativos. Bound4blue ya ha realizado cuatro instalaciones de velas rígidas en grandes buques y cuenta con seis nuevos contratos para instalar esta innovadora tecnología, dos para finales de este año, y otros cuatro para 2025.

“Dada la repercusión de regulaciones como el EU ETS, CII y la normativa de FuelEU Maritime, no se me ocurre mejor momento para impulsar la energía por viento en la agenda del transporte marítimo que ahora mismo”, indica el cofundador y CTO de Bound4blue, David Ferrer.

Velas de 17 metros

Es por ello que la empresa llevará a Hamburgo el buque de carga Eems Traveller, con bandera holandesa y propiedad de Amasus, equipado con dos velas de succión de 17 metros de altura de Bound4blue, "para demostrar cómo el viento puede ayudar a una industria en la transición de reducir costes y emisiones". Lo hará coincidiendo con la principal feria del mundo dedicada al sector naval, SMM, que en cada edición pone un mayor foco en la descarbonización del transporte marítimo. Durante dos días, el buque se mostrará a los armadores y a todos los operadores de la industria marítima.

En España, la naviera Marflet Marine es ya la primera española en incorporar velas rígidas en uno de sus petroleros y quimiqueros, el Santiago I. Según la compañía, dependiendo de la ruta y las operaciones del buque, con la adopción de esta tecnología el Santiago I debería ahorrar entre un 10% y un 15% de consumo anual de combustible y emisiones de CO₂.