El rompecabezas de la movilidad

Vecinos de Horta temen que los cambios en su supermanzana conviertan el barrio en un saturado 'atajo' a la Ronda de Dalt

La fluidez que pretende dar el Ayuntamiento al tráfico que circula por este casco histórico choca con las últimas intervenciones urbanísticas

Barcelona rectifica y modifica la supermanzana de Horta, la más desconocida de la ciudad

Imagen de la supermanza de Horta, en Barcelona. En la foto, la calle Eduard Toda a la altura del Passeig Valldaura.

Imagen de la supermanza de Horta, en Barcelona. En la foto, la calle Eduard Toda a la altura del Passeig Valldaura. / Ferran Nadeu

David García Mateu

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Si hay algún debate que enciende los ánimos como ningún otro, este es el del tráfico. Una polémica que en Barcelona se eleva al cuadrado cuando se habla de las supermanzanas. En este caso, la última medida controvertida afecta precisamente a la que menos discusiones había suscitado: la de Horta. Derivado del incremento que tráfico que el proyecto ha producido en calles secundarias, el Ayuntamiento ha decidido volver al esquema inicial. La decisión, sin embargo, no ha hecho más que generar zozobra en parte del vecindario.

Para poder comprender los miedos a los cuales se refieren los vecinos, es imprescindible aterrizar sobre el terreno la cuestión. Justo en el punto donde termina el paseo de Maragall, los conductores que quieren llegar a la Ronda de Dalt pueden optar por dos vías. La primera y más intuitiva: tomar la calle del Tajo y empalmar con Lisboa para alcanzar la avenida de l’Estatut hasta el acceso 4. La segunda: encarar la calle de Fulton y adentrarse en la supermanzana de Horta.

Precisamente, la supermanzana empezó a funcionar a partir del 2019 para poner las cosas difíciles a los más listos al volante. ¿Cómo? Mediante la sustitución de la calzada por una plataforma única en los tramos más estrechos y comerciales, así como una reorganización de los sentidos de circulación en varias callejuelas para obligar a los vehículos a dar más vuelta. Según los cálculos del consistorio, unos 3.000 coches diarios dejaron de tomar el atajo de Horta y claudicaron en favor del primer itinerario.

Aunque consistorio y entidades han trabajado a lo largo de estos últimos años para corregir los problemas que aparecían cuales setas en otoño, la supermanzana siempre ha terminado carcomida por el mismo hándicap: la residencial calle de Lloret de Mar. Mientras que por esta vía antes no circulaban ni mil coches al día, ahora se ha convertido en la trazada habitual de aquellos irreductibles que siguen cruzando Horta para llegar a la Ronda. Más concretamente, el tráfico en su tramo más sensible se ha quintuplicado, hecho que ha puesto en pie de guerra a sus vecinos.

Para calmar los ánimos y conseguir “una movilidad más eficiente y más cómoda”, en palabras del regidor del distrito de Horta-Guinardó, Lluís Rabell, el consistorio ha decidido desmontar parte del embrollo y devolver a las calles de Eduard de Toda y Campoamor los sentidos de circulación que tenían antes de implementarse la supermanzana.

Por lo tanto, a partir de este octubre, los coches podrán volver a cruzar Horta casi en línea recta en sentido ascendente. Para ello solo tendrán que adentrarse a través de Fulton (calle que después se convierte en la serpenteante Horta) y continuarán por Campoamor hasta casi la Ronda (tras zigzaguear la calle de Palafox). Para el sentido descendente quedará Eduard de Toda en su íntegra verticalidad.

Horta ya no es lo que era

Aunque desde la Associació de Veïns i Veïnes (AVV) d’Horta comparten la necesidad de resolver la “anomalía” de la calle de Lloret de Mar, su presidente, Ayouni Mokhtar, considera que la medida va en contra de los objetivos que perseguía la supermanzana. “Si vuelves a abrir por arriba Campoamor y no tomas medidas en el acceso a Fulton, volveremos a tener el tráfico de antes”, insiste Mokhtar.

En particular, a la entidad vecinal le preocupa cómo convivirá el supuesto incremento del tráfico con los viandantes que ahora ya pasean a banda y banda de la calle. A diferencia de años atrás, “ahora los vehículos circularán por la plataforma única por Fulton, plaza Eivissa y Horta, y si hoy en día no se respeta el límite de 10 km/h que se puso, ya nos podemos imaginar la velocidad que tomarán cuando vayan uno tras otro en hora punta o de madrugada”, avanza el presidente de la AVV.

La supermanzana de Horta. En la foto, Carrer Campoamor entre Lloret de Mar i Estatut Valldaura.

La supermanzana de Horta. En la foto, Carrer Campoamor entre Lloret de Mar i Estatut Valldaura. / Ferran Nadeu

A salto de mata

Ante esta circunstancia, la entidad vecinal insiste en la necesidad de poner en marcha medidas que impidan volver a convertir Horta en el atajo hacia la Ronda. Mientras que Mokhtar señala la idoneidad de poner radares de velocidad a la altura de la plaza Eivissa, des de la plataforma Maragall Respira, su portavoz, Clementine Suraud, reclama una cámara que controle el acceso a la zona pacificada, como las que ya funcionan en Sarrià o Ciutat Vella. De hecho, Suraud recuerda que en la entrada de Fulton hay una placa que prohíbe el acceso a todos los vehículos, exceptos a los autorizados. "Que ni nadie cumple ni el Ayuntamiento hace nada para que se cumpla”, apunta Suraud.

A pesar de la insistencia de parte del vecindario en tomar medidas preventivas, el regidor Rabell admite que no se prevé actuar de forma preliminar. De todas formas, el cargo electo asegura que estarán atentos para ver “cómo lo digiere Horta, si integra el cambio y si esto funciona según las previsiones de los modelos teóricos”.

Una actitud que ya ha recibido críticas del vecindario organizado: “Parece que vayan a esperar a que haya un accidente”, lamenta Mokhtar, quien también advierte del papel que puede jugar el algoritmo de Google Maps a la hora de ofrecer dicha ruta como la más rápida. Mientras que para ir a la Ronda por avenida de l’Estatut los conductores franquean unos 15 semáforos, por dentro de Horta, solamente uno.

Marcha atrás

En opinión del referente en movilidad de la FAVB, Albert Recio, la reversión de medidas en materia de movilidad, como las adoptadas en Horta, confirman el “pragmatismo permanente a favor del coche” que ha adoptado el PSC en caso de conflicto vecinal. “No hace una defensa entusiasta del coche, pero siempre son muy reacios a ir en contra”, sostiene.

De hecho, revertir parte de los sentidos de circulación de Campoamor y Eduard de Toda era uno de los compromisos del actual partido de gobierno municipal, después de que la exregidora socialista, Rosa Alarcón, se quedase con las ganas de acometer los cambios durante el pasado mandato (tenía las manos atadas por el mayor peso de Barcelona en Comú en el seno del ejecutivo).

En la misma línea, Recio denuncia que “en Horta ha pasado lo que siempre pasa: si no tomas medidas agresivas y reduces el flujo global, puedes mejorar una zona, pero el flujo se desviará y empeorará la vida de otros vecinos”, sostiene. Una idea compartida por Maragall Respira, quienes denuncian que el proyecto de supermanzana ideado “nunca se ha llegado a implementar del todo”. “La realidad es que durante todo este tiempo nunca ha sido supermanzana, sino que se quedó a medias y no ha dejado de acumular problemas”, sintetiza su portavoz.

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