En Ciutat Vella

‘Tours’ piratas y desinformados se saltan los límites a los grupos turísticos en el centro de Barcelona

Las asociaciones de guías habilitados detectan incumplimientos a los aforos exigidos por el Ayuntamiento y observan que las restricciones no corrigen la masificación en el Gòtic

Barcelona impone más de 1.100 multas por promocionar ‘rutas de borrachera’ desde 2022

Un grupo guiado de turistas en calles de Ciutat Vella, este verano en Barcelona.

Un grupo guiado de turistas en calles de Ciutat Vella, este verano en Barcelona. / IRENE VILÀ CAPAFONS

Jordi Ribalaygue

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Es difícil adentrarse en la plaza de Sant Felip Neri sin toparse con un cúmulo de turistas. La iglesia, la fuente, el rastro de la metralla del bombardeo durante la Guerra Civil y el recogimiento que sugiere este recodo con escuela en el Barri Gòtic atraen a gente de paso por Barcelona. Tres pelotones guiados se contaban en la plaza al mediodía del pasado viernes, al margen de algunos viajeros dispersos. En realidad, no pueden acumularse más de dos ‘tours’ a la vez en Sant Felip Neri, de acuerdo al decreto de restricciones en vigor desde marzo de 2023 para grupos turísticos en Ciutat Vella y que el Ayuntamiento ha prorrogado hasta 2028

La misma contradicción se daba frente a la fachada de Santa Maria del Mar, pocos minutos antes. La normativa exige que no se concentren más de tres montones de visitantes a la vez; sin embargo, se contaban cuatro grupos acompañados, dos de ellos a bordo de bicicletas.   

“En Sant Felip Neri pasa con frecuencia”, señala Anna Carrasco, presidenta de la asociación de guías turísticos AGUICAT. Atribuye las infracciones a “grupos de fuera que vienen desinformados”: “Hay incumplimientos porque hay grupos que vienen de origen con guía y no son conscientes de las limitaciones. Vienen en autocar con guía y la agencia no ha hecho el trabajo de informarse”. 

Un guía sin título en España puede enseñar la historia y el patrimonio de Barcelona paseando por Ciutat Vella, pero no entrar en los museos para dar a conocer las colecciones. La AGUICAT es partidaria de que barrios como el Gòtic y La Ribera sean declarados Bien Cultural de Interés Nacional, para que solo guías habilitados en Catalunya puedan impartir las explicaciones, como en cualquier recinto catalogado.

La Asociación Profesional de Informadores Turísticos (APIT) de Barcelona pone el acento en los ‘tours’ piratas, al margen de profesionales y empresas registradas. “Lo que más se ve por el Gòtic son ‘free tours’. A veces, llevan más de 20 personas”, advierte Paquita Vázquez, miembro de la APIT. 

Una guía da explicaciones a un grupo de turistas en el Fossar de les Moreres, en Barcelona.

Una guía da explicaciones a un grupo de turistas en el Fossar de les Moreres, en Barcelona. / IRENE VILÀ CAPAFONS

El decreto es estricto al marcar que ningún grupo puede juntar más de una veintena de visitantes. “Pero hay grupos de extranjeros que hacen lo que quieren. No es continuo, pero sí vemos que algunos superan el aforo y ocupan el Gòtic”, critica Vázquez.

Multas por excesos

A preguntas de la oposición, el distrito de Ciutat Vella informó a primeros de julio que la Guardia Urbana había impuesto 2.840 denuncias a grupos turísticos desde que las restricciones se aplican. De todas las multas, solo dos castigaron que se rebasara el aforo autorizado.

“La situación ha mejorado muchísimo, pero hay más incumplimientos de aforo que no se detectan, más del límite al número de grupos en plazas y calles que por exceso de personas en un grupo”, distingue Carrasco. El reglamento prohíbe que más de ocho grupos coincidan en la plaza Reial o Sant Jaume, tolera hasta cinco en la plaza del Rei y tres como mucho en la plaza del Pi, entre otros lugares muy transitados. 

Solo se reclama que la Guardia Urbana acuda a sancionar en caso de que los turistas acompañados por un informador desobedezcan a los agentes cívicos que supervisan que la norma se acata. “Los he visto alguna vez sacando a un grupo de Sant Felip Neri o pedir a un guía que se espere para entrar. Son pocos y hacen lo que pueden”, disculpa Carrasco.

Ruta con tres informadores

Vázquez asegura que evita con frecuencia circular el Gòtic con viajeros. “Muchas veces ya no vamos. Quitamos la visita porque no es compatible que se paguen dos guías para un paseíto de 45 minutos o una hora”, afirma. 

Atestigua que alguna vez deja a algún grupo numeroso al final de un trayecto por Barcelona en un sitio próximo a Ciutat Vella para que los visitantes se dispersen y se desplacen por sí solos, sin acompañamiento. “Según qué grupos ya no vienen al Gòtic. Hace poco íbamos tres guías para repartirnos un grupo de 52 personas. ¿Menos servicios? Hay quien los ha subido, porque ahora se necesitan más guías, y otras agencias prefieren ahora no tocar esa zona”, detalla Vázquez. 

Unos jóvenes en un grupo turístico en Ciutat Vella, en Barcelona.

Unos jóvenes en un grupo turístico en Ciutat Vella, en Barcelona. / IRENE VILÀ CAPAFONS

“Mi teoría es que el gran beneficiado ha sido el Park Güell: antes se hacía mucho el combo Sagrada Família/Ciutat Vella y ahora se hace mucho Sagrada Família/Park Güell”, revela Carrasco. A su vez, aprecia que los ‘free tours’ han reducido los pelotones de turistas en Ciutat Vella y son menos ruidosos al prohibirse los megáfonos. “Pero el problema se ha desplazado al Eixample. Te los encuentras a todos en paseo de Gràcia. Lo que se ha resuelto en Ciutat Vella ahora se ha exportado al Eixample”, alerta.

La APIT y la AGUICAT agregan que la prohibición de aparcar buses turísticos en puntos como plaza Catalunya ha desincentivado las excursiones al Gòtic, pero perciben que la saturación perdura. “El decreto me ha hecho el trabajo más cómodo, porque es más fácil gestionar un grupo de 20 que otro de 50 personas, pero la sensación de masificación la tenemos igual: pueden ser más grupos pero son las mismas cabezas”, resuelve Carrasco.

Vázquez cree que ayudaría a descongestionar la zona que se pusiera coto a los grupos de estudiantes, ahora sin límites. “Suelen ser más ruidosos. Haría que todos los grupos fueran de 25 o 30 personas, como los que el Park Güell o la Sagrada Família permiten”, propone.

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