Conexión en 2030

La Generalitat levantará pantallas contra el ruido de ocho metros de alto por las obras de Ferrocarrils en Barcelona

Territori defiende la tala de árboles por los trabajos de ampliación de FGC en Joan Miró para mejorar la vegetación del parque, mientras que una plataforma vecinal critica que la medida es “de otra época”

Las obras de FGC se llevan por delante 17 árboles sin preaviso en la calle de Urgell

Vallas y un cartel de aviso por obras en la calle Comte d'Urgell, entre Diputació y Aragó, en Barcelona.

Vallas y un cartel de aviso por obras en la calle Comte d'Urgell, entre Diputació y Aragó, en Barcelona. / ELISENDA PONS

Jordi Ribalaygue

Jordi Ribalaygue

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La conexión de Ferrocarrils de la Generalitat (FGC) de la plaza Espanya a Gràcia afectará a algunas vías céntricas de Barcelona hasta que culmine el empalme de la Línea 8, hacia 2029 o 2030. Días atrás, vecinos de Consell de Cent y la calle Comte d’Urgell se mostraron preocupados en una reunión con el Ayuntamiento por el ruido y el polvo que ya les ha incordiado con los trabajos preliminares, a lo que se suma el tramo estrecho de acera que se ha dejado abierto para los peatones debido a las obras de prolongación. La Generalitat responde que prevé levantar barreras acústicas de hasta ocho metros de altura para tratar de mimimizar las molestias.

El Departament de Territori explica que, a la espera de validar el estudio acústico que encargó, prevé colocar paneles antirruido de cuatro a ocho metros en el entorno del parque Joan Miró, donde se habilita la zona logística para apilar la tierra que se extraerá al perforar el túnel. En Comte d’Urgell, se alzarán a una altura de seis metros para resguardar a los vecinos del traqueteo de la maquinaria. 

También habrá pantallas acústicas en Gran Via, donde se abre el pozo de ataque para introducir la tuneladora. Allí se desplegarán unas mamparas móviles de dos metros de altura, “que incorporan una visera de un mínimo de un metro, para minimizar el ruido”, detalla la conselleria.

Territori sostiene que las mismas barreras deben reducir el polvo que se dismine. El departamento señala que planifica “avanzar la instalación de las pantallas acústicas, que contribuirán a confinar el polvo”. A su vez, se cubrirán las “cintas que transportarán las tierras desde la salida de la galería de Llançà” para contener el ruido y el polvo. También se ha proyectado “pavimentar los caminos de obra” y hacer “riegos periódicos” y “limpieza de ruedas” de los camiones si resulta necesario para prevenir que se dispersen partículas.

Evitar solapamientos

Territori añade que tiene pensado hacer servir un silenciador para mitigar el zumbido del compresor que se situará en torno a Joan Miró. Alrededor del pozo de ataque de Gran Via, se programará el uso de maquinaria pesada “en función de las fases de la obra, para que no se solapen en una misma localización”, subraya la Generalitat.

La plataforma Salvem el Parc Joan Miró asegura que palpa “mucha inquietud” por la amenaza del ruido entre los vecinos, según comenta uno de sus miembros, Xavier Riu. “Son conscientes de que estarán afectados durante muchos años. Estamos de acuerdo con las pantallas de seis a ocho metros de altura. Quedará feísimo, pero ayudará a que el resto del parque se pueda usar y se pueda ir a a la biblioteca y el instituto”, destaca.

No obstante, Riu advierte del riesgo de que el trasiego de camiones incomode a los vecinos de la calle Diputació si no se apantalla. “Se habla de 150 camiones grandes que pasarán cada día. Si la valla está en el parque y los vehículos pasan por Diputació, el ruido puede proyectarse hacia los vecinos”, avisa.

Pulso por el arbolado

En paralelo, prosigue el traslado de 19 palmeras a replantar en el parque de Joan Miró, antes de que se corten 75 árboles, pinos en su mayoría. Salvem el Parc Joan Miró sigue organizando turnos de vigilancia vecinal en el parque cada mañana, a la expectativa de una tala que rechaza y que se espera que sea inminente. 

Territori alega que repondrá la vegetación y que el arbolado que desaparecerá está maltrecho por el “cambio climático” y la “pobre calidad” del suelo del parque. “Desde hace tiempo, los pinos están en unas condiciones muy poco favorables al crecimiento”, evalúa el departamento.

Tramo vallado en la calle Comte d'Urgell por las obras de ampliación de FGC en Barcelona.

Tramo vallado en la calle Comte d'Urgell por las obras de ampliación de FGC en Barcelona. / ELISENDA PONS

La conselleria sostiene que “la afectación de este arbolado” supone “una oportunidad para transformar el parque”. Esgrime que las obras pueden ser un catalizador para renovar Joan Miró, mejorando las características del suelo y “la plantación de especies adaptadas”. Dice que así “se mejorarían las condiciones de crecimiento de los árboles y la vegetación”, que puede tener como

Salvem el Parc Joan Miró se declara escéptica. “Nos sabe muy mal que hagan la tala, pero aún más que lo quieran vender como algo bueno”, replica Riu. “Que vuelvan a plantar es un obligación legal, no tiene mérito, y es de un mínimo sentido común mejorar el suelo, porque allí estuvo el matadero municipal y no se renovó, pero no puede esconder el drama de una decisión que es una burrada en un contexto de sequía y emergencia climática. Es de otra época. Estamos convencidos de que no se volverá a hacer nunca más”, resuelve.

Riu critica que se ocupe parte del parque por la ampliación “necesaria” de FGC. “Cuando se vayan, la arboleda será un desierto y tardará muchos años en que la vegetación crezca”, alerta. También cuestiona la tala de 17 árboles en Comte d’Urgell. Cree que había “alternativa” y que se ha priorizado “afectar menos al tráfico”.

La plataforma era partidaria de que el área logística se hubiese acondicionado en los edificios de la Fira de Barcelona en plaza Espanya. La Generalitat contesta que “no resultaba factible sin demoler parte de un pabellón”, que la Fira “tiene previsto llevar a cabo obras” para levantar un nuevo edificio a partir de enero de 2026, lo que “no resulta compatible” con el alargamiento de FGC, y que la configuración del pabellón que se estudió ocupar “no permite el acceso y el movimiento de la maquinaria”. Riu contrapone que se deberían aprovechar los derribos pendientes para construir vivienda pública y equipamientos en la Fira para acopiar allí la arena que perfore la tuneladora. “Pero es intocable y la salud de los vecinos sí se puede tocar”, recrimina.