La oferta lúdica

Las discotecas 'sentenciadas' del Front Marítim de Barcelona enfilan su último año de contrato sin saber si desaparecerán

El ayuntamiento estudia alternativas para ampliar el CSIC en otro lugar, mientras la discoteca Opium firma la última prórroga hasta verano de 2025

Los locales de ocio ya vendidos del Front Marítim de Barcelona podrían mantener la oferta nocturna

La 'era Collboni' desinfla el plan de cierre de las discotecas del Front Marítim de Barcelona

Ambiente en el eje de ocio del Front Marítim de la Barceloneta, la pasada noche del jueves.

Ambiente en el eje de ocio del Front Marítim de la Barceloneta, la pasada noche del jueves. / JORDI COTRINA

Patricia Castán

Patricia Castán

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Es el principal eje de ocio de Barcelona, se mida en términos de afluencia de público, en impacto económico o en premios internacionales a sus locales. Pero el futuro de la oferta de restauración y discotecas alineada en el paseo Marítim y conocida como Front Marítim de la Barceloneta sigue en el aire pese a la proximidad de su desenlace. Los contratos prorrogados a varios de sus locales (Opium Mar, Shôko, Carpe Diem, Agua y Ice Bar) finalizarán el próximo verano sin que el Ayuntamiento de Barcelona ni el Ministerio de Hacienda (titular de los espacios) hayan tomado aún la decisión final sobre su futuro. Pese al anuncio en 2022 de que los tres primeros locales (con licencia de restaurante y discoteca) se destinarían a la ampliación de instalaciones del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), en la actualidad el equipo del alcalde Jaume Collboni busca nuevas ubicaciones alternativas para hacer crecer "mejor" el proyecto científico. Prevé tener lista una nueva propuesta a final de año. Será entonces cuando dictará sentencia sobre este polo de ocio nocturno.

En la actual situación los operadores no se atreven a invertir en mejoras, ante la incertidumbre. A su juicio, los escenarios más previsibles son dos: un pacto o permuta entre ayuntamiento y Gobierno que interese a ambos para que un nuevo uso (sea o no el del CSIC) releve al ocio, lo que pondría al sector en pie de guerra dada la menguante oferta nocturna en la capital catalana; o la subasta final de los enclaves por parte del Estado. Ya sucedió con otros inmuebles carismáticos del litoral en 2020, cuando salieron al mercado locales como el Bestial (ahora cerrado), Pacha y el antiguo Catwalk.

El colectivo de afectados, unidos como Asociación Front Marítim, mantiene vigente su proyecto para la reforma de los locales y la urbanización del entorno, presentado hace cuatro años. Si logran la continuidad, apostillan. Reivindican su función social, premios, impacto económico y avances en seguridad para consolidar su uso.

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Colas para acceder a alguno de los locales del Front Marítim. / JORDI COTRINA

Aquella primera subasta de hace cuatro años se produjo después de años de pulso político. Una gran cantidad de piezas clave en ese ámbito marítimo-terrestre entre la ronda Litoral y el mar habían pasado de tener la consideración de bienes demaniales (de dominio público pero afectados al uso general o al servicio público) a ser patrimoniales, de modo que Patrimonio del Estado (dependiente del Ministerio de Hacienda) ya podía venderlos. En el punto de mira estaban tanto viales y terrenos calificados de equipamientos (que se ofrecieron a la exalcaldesa Ada Colau) como negocios: una gasolinera, el McDonalds de la Vila Olímpica, las discotecas o el casino del Hotel Arts, entre otros. No hubo acuerdo porque el ayuntamiento liderado por los Comuns exigía hacerse con los locales de ocio (cuyas concesiones por 30 años habían finalizado), pero estos habían pasado a ser bienes de gran interés económico para el Estado.

La polémica subasta se saldó con 93,3 millones de euros, en buena medida abonados por Archer Hotel Capital (propietario del Arts) para quedarse con el máximo número de espacios de su entorno. En paralelo, se optó por una tregua temporal para los tres restaurantes discoteca, más el restaurante Agua y el Ice Bar, con un acuerdo extraordinario de alquiler. Para Opium era de dos años prorrogables de uno en uno hasta un máximo de tres más (acaban de firmar la última de estas, confirma el Ministerio), y para el resto era de cinco años. El tictac implacable del calendario no ha desencallado la falta de consenso sobre el futuro de la zona. El primer club sentenciado era el del grupo Costa Este, Opium, porque se trata del más grande de la zona (y de Barcelona) y protagonizó un protocolo para propiciar que sus más de 2.500 m2 sirviesen para la primera fase de ampliación del CSIC. Si todo seguía su curso, Shôko y Carpe Diem debían seguir la misma suerte.

Barcelona. 01.08.2024. Barcelona. Ambiente en la zona de restaurantes y bares de la zona de ocio nocturno alrededor del hotel Arts en el paseo marítimo de Barcelona . Fotografía de Jordi Cotrina

Colas ante la discoteca Shôko. / JORDI COTRINA

Operación cuestionada

Pero esta operación, anunciada a bombo y platillo en 2022 por el equipo de Colau y en especial sus concejales de Ciutat Vella, no parece firme en estos momentos. Precisa una inversión millonaria y un aval vecinal consistente. Hace un año la Asociación de Vecinos de la Barceloneta se pronunció en su contra del plan, al priorizar otras inversiones en el barrio. A día de hoy, la particular arquitectura de los restaurantes-club, a pie de playa, bajo el paseo y sin más entrada de luz que las terrazas, no parece la más apropiada para albergar usos científicos. Y a muy pocos metros en el nuevo Port Olímpic ya se ha diseñado una amplia oferta de locales vinculados a economía azul.

El ayuntamiento de Jaume Collboni inicialmente dio a entender a los afectados que su prioridad no era erradicar el ocio en la zona, que los propios socialistas impulsaron durante la etapa del alcalde Hereu otorgando licencias de 'disco' a locales que entonces eran restaurantes y bar musical. Mientras que sí está interesado en descomprimir la saturación noctámbula del centro de Ciutat Vella y otras zonas de más densidad vecinal, donde la convivencia de ocio y descanso es más complicada.

Fuentes municipales señalan ahora a este diario que "el Ayuntamiento de Barcelona, tanto desde el distrito de Ciutat Vella como desde tenencia de alcaldía" de Seguridad, está trabajado desde hace meses una "nueva propuesta que permita desarrollar mejor el proyecto de ampliación del CSIC, centrado en la divulgación científica y la preservación del Mediterráneo". No aclaran si estaría ligada al nuevo centro de investigación para el CSIC en la Ciutadella, anunciado hace un año. Recalcan que actualmente evalúan una "posible nueva ubicación", sin más señas, con idea de tener "propuesta definitiva" a final de año. Y sería entonces cuándo valorarían "qué usos tendría que tener en el futuro el Front Marítim". Aseguran estar ya en conversaciones con CSIC y con el Estado.

Por su parte, el Ministerio añade que están pendientes de las propuestas que presente o no el consistorio. En la práctica, ello podría ir desde un plan alternativo para la zona a algún tipo de permutas. Si Barcelona finalmente desistiese de liquidar este polo de ocio nocturno, como reivindica el sector, el siguiente paso sería posiblemente la salida a subasta de los bienes, en la que tendrían derecho preferente de compra los actuales arrendadores. No obstante, las cifras podrían dispararse y no estar al alcance de estos.

Barcelona. 01.08.2024. Barcelona. Paseantes junto a los restaurantes y bares de la zona de ocio nocturno alrededor del hotel Arts en el paseo marítimo de Barcelona . Fotografía de Jordi Cotrina

Terraza de Opium, en el Front Marítim, la semana pasada. / JORDI COTRINA

Ese derecho permitió por ejemplo que la disco Pacha siga en manos del grupo Costa Este, que la tenía alquilada desde hace años. No fue el adjudicatario inicial pero pudo retener el local al igualar la oferta presentada por el Hotel Arts.

Pendientes de cambios en la noche de BCN

El sector de la noche aguarda en tensión este desenlace, que llega en un momento singular. El nuevo equipo de gobierno fragua un plan especial para el ocio nocturno, así como la creación de un 'alcalde de la noche', a sabiendas de que la ciudad necesita espacios de diversión conciliados con otros usos. Y en un contexto en que las asociaciones de vecinos, aglutinadas en la FAVB, han acercado posiciones con las patronales del ocio para alcanzar un pacto que lo permita. Este julio han planteado conjuntamente la necesidad de encajar esta actividad en nuevos enclaves de la Barcelona metropolitana.

Así que eliminar un epicentro de ocio que atrae a 1,7 millones de usuarios al año, según datos de prepandemia, y que aporta 165 millones de euros anuales al PIB catalán y 3.000 empleos directos e indirectos, según un informe reciente, se ha convertido en una decisión muy compleja. Cabe tener en cuenta también que los problemas de convivencia están más apaciguados hoy que cuando se abrió la crisis, en un momento en que aún latían los conflictivos pubs del viejo Port Olímpic y en que la dotación policial en la zona era anecdótica. Las discotecas han financiado más vigilantes privados y la colaboración con los cuerpos de seguridad se ha reforzado, coinciden operadores y vecinos del barrio marinero consultados.

Barcelona. 01.08.2024. Barcelona. Paseantes junto a los restaurantes y bares de la zona de ocio nocturno alrededor del hotel Arts en el paseo marítimo de Barcelona . Fotografía de Jordi Cotrina

Terraza de Carpe Diem. / JORDI COTRINA

La patronal Fecalon insiste en defender la actividad, porque erradicarla supondría reducir como nunca la oferta en la capital catalana y empujar a miles de noctámbulos cada semana a zonas ya de compleja gestión, como el eje de la calle Tuset, el Triángulo Golfo del Poblenou o la propia Ciutat Vella. "Y también está en juego que Barcelona pierda un referente del ocio como es el Front Marítim", con gran poder de atracción para el turista, y en algunos de los locales con propuestas para público de alto poder adquisitivo, subrayan.

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