Historias de la Barcelona marítima (II)
El Rompeolas, el paseo marítimo más popular y añorado de Barcelona
Fue uno de los lugares de recreo más concurridos y todavía es recordado con nostalgia
Capítulo I - Los primeros 'Juegos' de Barcelona fueron en el mar
![Postal marítima "Atardecer en el Rompeolas" (1950-1960)](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/fdc09eba-6b94-473a-98d2-902e70e0c922_16-9-discover-aspect-ratio_default_0.jpg)
Postal marítima "Atardecer en el Rompeolas" (1950-1960) / Arxiu Popular de la Barceloneta / Adolf Zerkowitz Schlesinger
David Martínez Herrada (@historiesdebcn)
Con permiso de la Rambla, podría decirse que el Rompeolas ha sido uno de los paseos más populares de la historia de Barcelona. El antiguo espigón fue uno de los lugares de recreo más concurridos de la ciudad durante el siglo pasado y todavía hoy es recordado con nostalgia por muchos barceloneses. Pero lo cierto es que el Rompeolas no nació como un paseo. Fue construido por pura necesidad, para resguardar el puerto de los temporales marítimos, que a finales del siglo XIX habían provocado más de un naufragio.
La solución la encontró Carlos de Angulo, por entonces director de la Junta de Obras del Puerto, quien proyectó la prolongación del dique del Este en 1.500 metros. Los trabajos de construcción empezaron en 1904 y se alargaron más de dos décadas. Fue una obra faraónica, marcada por múltiples contratiempos.
Para empezar, las canteras de Montjuïc resultaron insuficientes y hubo que traer piedra del Garraf. Se empleó un sistema constructivo innovador, utilizando las llamadas caja bloque, que se fabricaban en el muelle flotante. Unos enormes bloques vacíos que, posteriormente, se trasladaban mediante grúas y pontonas especiales hasta el dique, donde se hundían y se rellenaban de hormigón.
![Postal "Barcelona. Paseo del Rompeolas"](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/0a8fda54-8f53-4481-855e-f3adb6817ac0_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Postal "Barcelona. Paseo del Rompeolas" / Arxiu Popular de la Barceloneta / Adolf Zerkowitz Schlesinger
En 1920, con las obras prácticamente terminadas, un temporal abrió una brecha, que obligó a reconstruir buena parte del dique. Finalmente, los trabajos se completaron en 1926, con la construcción de un faro en el extremo del espigón, que marcaba la entrada al puerto. En los bajos abrió el restaurante Mar y Cel, que poco después se convertiría en el emblemático Porta Coeli. Estaba regentado por la familia Oller, que también estaba al frente del Rocamar, al otro extremo de la escollera.
Los pescadores de caña fueron los primeros en hacer suyo el nuevo espigón. Encaramados en unas plataformas de madera sobre las rocas llamadas 'caladas', fueron una estampa indisociable del Rompeolas durante décadas. Con las estrecheces de la posguerra, la escollera se consolidó como un lugar de recreo gratuito para muchos barceloneses.
![Pescadores de caña en el Rompeolas de Barcelona (1900/1936)](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/b0f5de4c-86a3-4a72-b3db-0b292adb91fc_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Pescadores de caña en el Rompeolas de Barcelona (1900/1936) / Arxiu Popular de la Barceloneta / Autor desconocido
Las embarcaciones que salían del Portal de la Pau, como las Golondrinas, ofrecían trayectos directos hasta el faro, evitando la larga caminata desde la Barceloneta. La excursión se aprovechaba para degustar sardinas y, sobre todo, mejillones criados directamente en el espigón. Los viveros barceloneses, que llegaron a ser los más importantes del Estado, habían estado en Can Tunis. Luego las mejilloneras se trasladaron al muelle adosado del Rompeolas, donde se mantuvieron hasta los años setenta.
![Postal "Atardecer en el Rompeolas" (1950-1960)](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/a72a715c-216c-40b3-aa69-0ccd47f1033e_alta-libre-aspect-ratio_default_0.jpg)
Postal "Atardecer en el Rompeolas" (1950-1960) / Arxiu Popular de la Barceloneta / Adolf Zerkowitz Schlesinger
A mediados de los cincuenta empezaron las reformas para ensanchar el paseo, permitiendo la circulación de vehículos. Irrumpieron en la escollera los coches aparcados de parejas de enamorados, que buscaban intimidad tapando las ventanillas con toallas. Una imagen nocturna que contrastaba con el Rompeolas familiar de las mañanas, el de los niños cazando cangrejos con una caña de hilo. Las reformas continuaron en 1968, con la prolongación del espigón, lo que supuso el derribo del faro y del antiguo Porta Coeli, reemplazado por un nuevo restaurante.
![Postal "La Farola del puerto 'Rompeolas'"](https://estaticos-cdn.prensaiberica.es/clip/4c387046-22f9-4b61-9fa2-3a22a6e5446e_alta-libre-aspect-ratio_default_0_x772y347.jpg)
Postal "La Farola del puerto 'Rompeolas'" / Arxiu Popular de la Barceloneta / Adolf Zerkowitz Schlesinger
El declive del Rompeolas empezó tras los Juegos Olímpicos de 1992, con la recuperación de las playas y del Port Vell, preferidos por las nuevas generaciones de barceloneses. El cierre y posterior derribo del Porta Coeli, en el año 2000, unido a la apertura de la nueva bocana del puerto, a costa de seccionar el espigón, fueron el punto y final a los años dorados del viejo Rompeolas.
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