Más de 240.000 euros
Barcelona indemniza a la familia de Shamira, la joven a la que mató una palmera el pasado verano
Un pacto se anticipa al aniversario del accidente y zanja el pulso con la familia de la víctima
La dura historia de Shamira, la chica trans y sintecho a la que mató la palmera del Raval
INFOGRAFÍA | Así cayó la palmera que mató a una joven en el Raval de Barcelona
Meritxell M. Pauné
Periodista y jefa de 'Gran Barcelona'
Periodista especializada en información local de Barcelona y Catalunya. Responsable de la sección 'Gran Barcelona' desde septiembre de 2022. Antes, en los diarios TOT Barcelona y La Vanguardia, entre otros. Profesora de Periodismo digital en la UIC tres cursos y puntualmente del máster del Observatori de la Cobertura de Conflictes. Colaboradora en prensa vecinal ('Carrer', 'Cap a peus') tertulias de televisión y radio (betevé, Catalunya Ràdio, Ràdio Estel...), libros de historia local ('Retrats per la memòria', 'Objetivo Venus', 'Josep Maria Huertas Claveria i els barris de Barcelona') e investigaciones académicas (Observatori de la Cobertura de Conflictes, Periodismo UAB).
El Ayuntamiento de Barcelona ha pactado una indemnización por la muerte de Shamira Yeguas, la joven que perdió la vida súbitamente el pasado agosto al caerle encima una palmera en el Raval. Según ha podido saber EL PERIÓDICO en primicia, el acuerdo se ha producido este junio entre los abogados de la familia y la aseguradora municipal. La compensación, que asciende a más de 240.000 euros, ya se ha abonado y zanja el pulso antes del primer aniversario del accidente.
En otoño la familia acudió a tribunales y logró autorización para efectuar dos pruebas periciales al árbol, con el objetivo de demostrar que estaba en mal estado ya antes de la caída y que su mantenimiento había sido insuficiente. Aunque la causa ha sido archivada, esta primavera las dos partes ha sellado una compensación por responsabilidad patrimonial y lesiones personales.
Fuentes municipales confirman el desenlace, si bien lo desvinculan de culpabilidad municipal alguna. “La vía penal está agotada, el juez volvió a archivar la causa sin hallar responsabilidad penal en el accidente”, apuntan. “Las negociaciones para llegar a un acuerdo sobre la indemnización del accidente las realizan directamente los abogados de la familia de la víctima y la aseguradora”, remacha el consistorio.
El letrado de la acusación particular, Javier Benito del bufete Vosseler, celebra la “celeridad” municipal, ve “ajustada” la cifra final y subraya la “buena comunicación” con los interlocutores asignados. “Hemos podido resolverlo en un tiempo récord de 10 meses, cuando normalmente se tarda un año y medio o dos años”, compara. La familia de la víctima, consultada por este diario, valora también positivamente los tempos y las gestiones realizadas.
El gabinete Vosseler, no obstante, insiste en que la caída de la palmera “es un ejemplo claro de negligencia en el mantenimiento del arbolado público”. Recuerda, además, que seis meses antes un vecino del Raval ya avisó al consistorio sobre la inclinación del ejemplar, que lo sometió a una revisión básica. Además, tres años antes otra palmera de la misma especie –una datilera– mató a un hombre de 41 años en el parque de la Ciutadella. El consistorio indemnizó a sus allegados con 103.000 euros.
Ante el estrés hídrico de la vegetación por la sequía y la tendencia de este tipo de palmera a esconder fracturas internas, el ayuntamiento ordenó riego preventivo y una revisión a fondo de todas las unidades diseminadas por la ciudad. La campaña duró dos meses y supuso la tala de 708 de las 1.363 observadas. También ha acelerado la sustitución de esta especie, que desde hace 10 años ya no se planta en Barcelona.
Final trágico a una vida dura
Aquel 3 de agosto Shamira Yeguas estaba por casualidad en la plazoleta Emili Vendrell, junto a la calle Joaquín Costa. Llevaba pocos minutos en el lugar cuando la palmera, de más de 10 metros de altura, se rompió y se precipitó de pronto sobre ella. Falleció al acto, a causa del fuerte golpe recibido. Tenía solo 20 años.
El suceso hizo aflorar su historia personal y las dificultades e invisibilidad de decenas de barcelonesas como ella. Transexual y sin techo, cargaba con problemas de salud mental y de adicción y recurría a la prostitución ocasional para obtener ingresos rápidos. Se había criado en Sant Martí con sus abuelos maternos y dos hermanos, al perder la custodia la madre. A partir de la adolescencia perdieron progresivamente el contacto. Fragilidad psicológica, conflictos con la medicación y droga la retenían en la calle, de la que había intentado salir sin éxito.
Metzineres, una asociación de y para mujeres trans en la calle Luna del Raval, la mantenían a flote con seguimiento continuado y un espacio seguro donde ducharse y relacionarse. Aquella tarde había ido al local para hacerse un peinado de trenzas, que interrumpió para pasear y verse con un conocido en la plaza. Le esperaba bajo la única palmera de la plaza.
La base del tronco cortado se convirtió, a las pocas horas, en un altar lleno de velas y dedicatorias. Miembros de la familia paterna y materna todavía acuden allí a recordarla, aunque no hay placa alguna y el alcorque sigue inerte. La última visita fue justo este 22 de junio, cuando Shamira hubiera cumplido 21 años.
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