Estaciones virtuales

Las paradas efímeras del Bicing, solución olvidada para descongestionar grandes eventos en Barcelona

Se usó con muy buena acogida en dos carreras populares de 2020 y solo requieren que un trabajador anote en una 'tablet' el fin de cada viaje

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Parada virtual, durante la Cursa de la Mercè de 2020

Parada virtual, durante la Cursa de la Mercè de 2020 / Bicing

Carlos Márquez Daniel

Carlos Márquez Daniel

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Imaginen que van a un concierto en la sala Razzmatazz. O que participan en una carrera solidaria en Nou Barris. Puede que vivan cerca, pero puede que no. Si quieren ir en Bicing, es probable que las estaciones cercanas estén llenas por la elevada demanda en ese momento concreto. Además, seguro que les gustaría dejar de pedalear lo más cerca posible del lugar. Existe una alternativa: que la montaña vaya a Mahoma y que, de manera efímera, se instale junto al destino una estación provisional del sistema de bici pública de Barcelona.

Se habla mucho de la movilidad obligada, la que va asociada al trabajo o a los estudios. Pero la excepcional también necesita una respuesta.

Un participante de la Cursa de la Mercè de 2020 entrea su bici del Bicing, a pocos metros de la línea de salida de la carrera

Un participante de la Cursa de la Mercè de 2020 entrea su bici del Bicing, a pocos metros de la línea de salida de la carrera / Bicing

En un rincón del taller de Pedalem Barcelona -la empresa privada que desde enero de 2019 gestiona el Bicing- hay un par de vallas publicitarias. "Son las que usamos para la parada de una Cursa de la Mercè, la cosa fue muy bien", explica Roger Junqueras, gerente de la compañía participada por Serveo y PBSC. Se hizo, de hecho, en dos ocasiones durante el segundo semestre de 2020, con sendas estaciones virtuales en la Mercè y también en la Cursa dels Nassos. Se asoció al covid y la necesidad de mantener las distancias para reducir la posibilidad de contagio, pero se abrió un melón que ha quedado en barbecho y que esconde una interesante oportunidad.

Cierre del viaje

La primera prueba piloto se realizó los días 19 y 20 de septiembre. En la calle de Josep Pla, cerca de la línea de salida de la Cursa de la Mercè, se habilitó un espacio señalizado en el que los abonados podían entregar las bicis (tenía capacidad para unas 150), sin necesidad de anclarlas porque, de hecho, no había estación, sino un lugar perimetrado en el que un trabajador del Bicing marcaba la llegada del abonado en una 'tablet' y cerraba el viaje.

Taller del Bicing ubicado en l'Hospitalet de Llobregat

Taller del Bicing ubicado en l'Hospitalet de Llobregat / Irene Vilà Capafons

En las dos carreras, la estación solo permitía entregar una bici, no iniciar un servicio. Pero podría haber sido bidireccional, que aquella bici quedara a disposición de cualquier persona que quisiera usarla, de manera que se hiciera la gestión contraria: el operario abriría la cuenta del abonado e iniciaría un uso, que quedaría cerrado al anclar la bici en alguna de las más de 400 estaciones repartidas por toda Barcelona. La operación se repitió el 31 de diciembre en una ubicación muy cercana, también junto al parque del Fòrum. Con idéntica instalación e idéntica operativa (solo entrega de bicicletas). Según Junqueras, ambas experiencias fueron "un éxito y muy celebradas por los usuarios".

BSM, la empresa que ejerce de paraguas público del Bicing, no parece muy por la labor de extender el invento. Consultado por este diario, un portavoz asegura que a día de hoy el ayuntamiento no tiene una opinión formada al respecto, y que, en cualquier caso, la valoración ya se hizo en su momento tras las iniciativas de 2020. A través de una nota de prensa tras la Cursa de la Mercè, BSM aseguraba entonces que un 3% de los participantes se desplazaron en Bicing hasta la línea de salida. "Ha tenido muy buena acogida", se dijo. "Esta prueba piloto ha consistido en dar las máximas facilidades a los inscritos para que pudieran desplazarse en Bicing", añadía el comunicado.

Ojo: contrato

En Pedalem sí parece que la idea gusta, pero la concesionaria tiene un contrato concreto y no puede ir más allá sin permiso municipal. Sería, además, una manera de contrarrestar los envites del 'sharing' privado. Basta con darse una vuelta por determinados campus universitarios o zonas de ocio para darse cuenta de que las empresas de motos y bicis compartidas que tienen licencias municipales colocan sus vehículos en lugares estratégicos porque saben que tendrán más demanda. La ciudad, de hecho, también tiene planes complementarios de movilidad en grandes acontecimientos, como los autobuses en los días de partido del Barça o los refuerzos de metro y bus durante las fiestas de la Mercè. El Bicing sería un complemento más en este largo río tranquilo hacia el abandono del vehículo particular.

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