Convocados por PIMEC

Primer debate electoral en Barcelona: escaso 'punch' y el PP como desatascador

Colau defiende con uñas y dientes su legado, Collboni busca la tabula rasa con el aeropuerto, Trias blande en antídoto antiComuns, Maragall apela al 'seny' y Sirera se deja querer con condiciones

debat candidats

debat candidats / Ricard Cugat

Carlos Márquez Daniel

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El debate ha terminado con un apretón de manos entre los candidatos a la alcaldía de Barcelona, y esa es seguramente la mejor noticia de una mañana en la que Ada Colau, Jaume Collboni, Ernest Maragall, Xavier Trias y Daniel Sirera, invitados por la patronal PIMEC, han discutido sobre el modelo de ciudad durante más de dos horas. Distan en lo de siempre, la ampliación del aeropuerto, los impuestos, los límites de determinado poder económico, el urbanismo o la movilidad, pero las líneas generales son bastante similares, mucho más parejas de lo que intentan hacer ver, porque todos quieren colaboración público-privada, turismo de calidad, empleo con salarios dignos, vivienda para los jóvenes y pacificación de calles. Curiosamente, la disposición en el escenario, en el Born Centre de Cultura i Memòria, era toda una metáfora demoscópica, con la líder de los Comuns muy pegada a su colega de Esquerra, con el alcaldable del PSC asido al del Junts y con el candidato del PP orillado en una esquina, como observando un escaparate antes de entrar a comprar.

Clau, durante una de sus réplicas, durante el debate de este lunes

Colau, durante una de sus réplicas, durante el debate de este lunes / Ricard Cugat

Vaya por delante el reconocimiento a PIMEC, que ha sido capaz de parir un debate rígido, estricto en los turnos. Y original, porque cada aspirante, sorteo mediante, lanzaba una pregunta a un contendiente y daba comienzo un combate de un par de minutos por barba. Al final, cómo no, minuto de oro para vender la moto. En total, 135 minutos de política municipal, lo que dura una película de Marvel, pero aquí con un poco menos de artificio. Si de algo ha pecado la convocatoria, eso sí, es en la voluntad de abordar demasiados asuntos importantes.

Las promesas

Empecemos con un resumen de las propuestas concretas, esas que el votante luego puede reclamar con luces y taquígrafos. En este apartado ha ganado Sirera, pero en su contra hay que admitir que es fácil prometer cuando sabes que no vas a ganar. Sucedió lo mismo en el debate de las motos de hace un par de semanas, un festival de buenos propósitos de algunos de los candidatos que veremos en qué termina. El candidato del PP ha prometido bajar impuestos a las pequeñas y medianas empresas, cargarse la tasa turística, eliminar la moratoria de nuevos hoteles y aniquilar todo rastro de urbanismo táctico. Trias, por su parte, ha anunciado que creará una nueva agencia junto al comercio de la ciudad para realizar un mejor seguimiento de la salud del sector y así actuar con más celeridad y rigor cuando sea necesario. El SEM del 'botiguer'.

Trias, ante la atenta mirada de Sirera, candidato del PP

Trias, ante la atenta mirada de Sirera, candidato del PP / Ricard Cugat

Maragall ha planteado doblar las plazas de formación profesional dedicadas a las nuevas tecnología (sin que el consistorio tenga competencias en materia de modelo educativo), ha abogado por recuperar para la ciudad la feria 4YFN (four years from now), absorbida por el Mobile World Congress, y ha instado a crear un salario mínimo de ciudad de 1.500 euros.

Collboni ha planteado que los niños aprendan a programar desde pequeños (misma barrera competencial que en el caso de Maragall), pero su gran promesa tiene que ver con el aeropuerto de El Prat, que está claro que será uno de sus principales galgos en esta carrera electoral. El líder socialista se ha comprometido, si sale elegido (hasta en cuatro ocasiones ha repetido "si sóc alcalde de Barcelona"), a impulsar, en los 100 primeros días de gobierno, un "acuerdo institucional y científico, junto a la sociedad civil, para realizar un debate riguroso y serio sobre por qué es necesario ampliar el aeropuerto". Es decir, lo que hicieron los Comuns en 2021 con la Ricarda, pero al revés.

El más suelto

Colau no ha podido blandir grandes proyectos de futuro porque, como corresponde a quien ocupa la alcaldía, amén de que su tercer y último mandato sería básicamente de continuidad, se ha dedicado a defender la acción de gobierno, por voluntad propia o respondiendo a los ataques del resto, que tampoco han sido a cuchillo porque queda mucha campaña por delante. Difícil determinar un ganador, pero sí es fácil consensuar que la número 1 de Barcelona en Comú ha sido la más señalada. También Collboni, consorte del gobierno hasta hace poco, se ha llevado más de un azote, pero ha sido hábil al agarrarse a los temas que espera que le catapulten, sobre todo la ampliación de El Prat.

Maragall y Colau, en un lance del debate de este lunes

Maragall y Colau, en un lance del debate de este lunes / Ricard Cugat

Trias, al que hay que agradecer la soltura y la naturalidad que brinda el no tener nada que perder (ha felicitado de nuevo a la alcaldesa por la supermanzana de Sant Jordi), ha tirado de ironía en varias ocasiones, con esa capacidad tan del exalcalde de surfear los asuntos sin entrar demasiado al detalle. Sirera ha podido blandir su carta de socio necesario, más todavía si se tiene en cuenta que no estaban en la sala sus rivales naturales: Ciutadans, Valents y Vox. El candidato del PP ha dejado claro que no hará alcaldes a Colau y Maragall. Hasta ahí, sin sorpresas. Pero sí aupará a quien apueste por "la limpieza, la seguridad y bajadas de impuestos". Collboni y Trias al aparato. El socialista un poco menos "porque forma parte del problema y es difícil que sea parte de la solución".

Malos recuerdos

Maragall se ha esforzado en desmarcarse de los Comuns y los socialistas a pesar de que sido su principal bastón durante el mandato. Se ha erigido en alternativa al bloque PSC-Junts-PP y no ha podido evitar hacer referencia a su victorial electoral en 2019 que, de manera sorpresiva, terminó con Colau en la alcaldía gracias a los votos de Manuel Valls. "La conjura de la vergüenza", ha recordado. Olvida, pero no perdona, y estos cuatro de oposición constructiva dicen mucho de su sentido de la responsabilidad.

Y hablando de pactos postelectorales, Collboni le ha puesto tres condiciones a Trias para apoyarle en el caso de que el exalcalde sea la lista más votada. "Modelo de crecimiento económico, que incluye la ampliación del aeropuerto; protección de las políticas sociales, que incluye cero recortes ni privatizaciones, y lealtad al Estado y a las instituciones europeas". Con Trias puede dar por garantizadas las dos primeras. La tercera, ya tal...

Para terminar, un par de palabras de cada minuto de oro. "Recuperar Barcelona (Sirera), "liderazgo y complicidad" (Maragall), "devolver el orgullo a la ciudad" (Collboni), "ilusión y autoestima" (Trias) y "cohesión social" (Colau). Tras el apretón de manos, cada uno a lo suyo, marcándose de cerca. Y así, hasta el 28 de mayo a las ocho de la tarde.