Kourtney Kardashian se alía con la polémica en su nuevo negocio

En los negocios no hay ni amistades ni odios, o así piensa Kourtney Kardashian, que no tiene nada que decir sobre aliarse con la marca que critica su hermana Kim y además poco tiene que ver con su estilo de vida.

GTRES

Kourtney Kardashian (43) acaba de presentar su colaboración con Boohoo en la semana de la moda de Nueva York en medio de una gran polémica. Muchos han encontrado esta última aventura empresarial de Kourt incompatible con el estilo de vida que promueve a través de su portal Poosh, libre de plásticos, de químicos en los productos de limpieza o de belleza que utiliza a diario y, en general, lo más respetuoso posible con el medio ambiente.

Kourtney ha respondido ahora a estas críticas explicando que Boohoo la abordó con la propuesta de convertirse en una embajadora sostenible y, aunque sabía que aceptar el trabajo le causaría problemas, también cree que no se gana nada dándole la espalda al sistema 'fast fashion' porque no va a desaparecer por arte de magia.

Su intención con esta colaboración, que ella misma ha ayudado a diseñar, es arrojar luz sobre el impacto que el consumo de moda rápida tiene en el planeta y, de paso, presionar desde dentro para que Boohoo comience a hacer cambios. También está abierta a escuchar recomendaciones de expertos en la materia para trasladárselas a la compañía.

"Quiero ayudar y, por mi experiencia hasta ahora con el equipo con el que trabajo en Boohoo, ellos también. Más adelante explicaré más sobre esos cambios, y sobre cómo hemos hecho esta línea más sostenible, y lo que he aprendido que nosotros como consumidores podemos hacer para ayudar", ha prometido.

En cualquier caso, resulta irónico que Kourtney haya decidido colaborar con un tipo de compañía que su hermana Kim ha criticado duramente en el pasado por vender 'clones' a precios muy bajos de las prendas que ella lleva. En cuestión de 24 horas, Fashion Nova puso a la venta una copia del vestido de Thierry Mugler de 1998 que ella se puso para la gala de los Hollywood Beauty Awards en 2019.

Ese mismo año también año ganó una demanda por valor de 2,7 millones de dólares contra la marca británica Missguided por replicar sus looks de la cabeza a los pies basándose en fotos de los paparazzi o que ella compartía en Instagram de sus pruebas de vestuario. En ocasiones incluso se le adelantaban y los comercializaban antes de que se los pusiera en la vida real.

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