Kim y Kanye no se han plantado con los niños... Pero casi

Ya casi los tienen todos.

Pap Nation

El nacimiento de la tercera hija de Kim Kardashian (37) y Kanye West (40) vino a completar la felicidad del matrimonio, padres ya de los pequeños North y Saint: cumpliendo su sueño de dar la bienvenida a otro bebé y convirtiéndoles automáticamente en familia numerosa.

Aunque Kim no podría sentirse más agradecida con la sustituta gestacional que le ayudó a traer al mundo a la peque, Chicago, y no dudaría en recomendar la subrogación a cualquier persona como método de reproducción asistida, también tiene muy claro que ella solo recurrirá a esta vía una vez más como mucho.

Los motivos tras esta decisión no responden tanto a los sentimientos encontrados que experimentó al no ser capaz de ser ella quien llevase a su hija ("al final fue la mejor experiencia del mundo", insiste) como a su impresión de que un bebé más le impediría seguir compaginando su vida doméstica y su carrera sin que uno de los dos ámbitos se resintiera.

"No creo que pudiera manejarme con más", se justifica en su más reciente entrevista. "En la actualidad ya me toca organizarme muy bien para exprimir al máximo mi tiempo, y además me parece muy importante en una pareja que la madre sea capaz de encontrar un hueco para dedicarle a su marido tanta atención como a los niños".

El principal motivo de que hasta ahora haya podido disfrutar de la maternidad sin renunciar a su trabajo se debe al buen equipo que forma junto a su marido, y no solo cuando se trata de educar a su prole, sino también en el plano personal y a la hora de lidiar con su estatus de figuras públicas.

"Él me ha enseñado a mostrar con más firmeza mis opiniones. Y creo que conmigo ha aprendido a calmarse un poco y ser más cauteloso. El nuestro es un equilibrio bastante bueno", asegura con orgullo.