En 'First Dates' el tamaño sí importa

En 'First Dates' hemos visto uno de los capítulos más 'random' de hace mucho tiempo: aquí a más de una el tamaño sí que le importa.

'First Dates', Katy e Iker durante su cita.

/ Cuatro

En 'First Dates' hemos encontrado a una pareja muy peculiar, o más bien, una chica muy peculiar. De lo que no cabe duda es de la arrolladora personalidad que tiene la chica y de lo clara que tiene las cosas, sobre todo si estamos hablando de sexo o de ella misma. Importancia a lo importe. No sabemos si el chico estuvo a la altura de sus expectativas, pero él aseguraba que estaba bien servido... ¡Madre mía! La cosa se ha ido un poquito de las manos. ¡Te lo contamos!

Katy llegaba al programa como un terremoto que estaba dejando a Laura Boado con la boca abierta. No sabemos si la chica tiene abuela, pero en lo que a piropos se refiere, se basta con ella misma. "Estoy totalmente enamorada de mí, soy mi diosa, mi musa, todo... Me tengo que amar porque si no lo hago yo, nadie lo va a hacer", eran las primeras palabras que soltaba en 'First Dates'. Bueno, hasta el momento todo bien... Hay gente que se quiere mucho.

Cuando empieza a hablar de sus tatuajes la cosa ya se empieza a torcer: "La mayoría de mis tatuajes son fotos mías porque me amo, me veo preciosa. Mis ojos, la boca, todo de mí me encanta. Soy un poco narcisista. Soy yo primero y, después, la gente". Al menos admite que es narcisista. Pero es que todavía no hemos llegado a lo fuerte: el sexo. "Todo en mi vida está relacionado con el sexo y no paro de practicarlo", le confiesa a Laura Boado.

Pues muy bien, sabiendo sus afciones ya podemos conocer al chico: Iker. Lo primero de todo, quiso saber su edad y su horóscopo, lo que le decepcionó un poco. "Él es Libra y yo soy Cáncer, no congeniamos en la cama", dijo, aunque rápidamente le buscó un apaño: "Me ha gustado mucho como viste y sus zapatillas. A lo mejor le pido consejo para mi outfit".

Como era de esperar, llegó el momento de hablar las cositas claras: "Me has dicho que eres activo en la cama: ¿La tienes grande?, ¿Cuánto te mide?", le preguntó al chico, dejándolo todo moñeco. ¡Ojo! Que no se achantó: "No lo sé, nunca me la he medido, pero voy bien armado. Y me dicen que la sé usar". Estamos flipando con la conversación.

Aun así, la cosa no subía de tono y finalmente acabaron como amigos... La única chispa que saltó fue la de nuestro cerebro dando un cortocircuito. ¡OMG!