#Perlaestilaria: 'whislist' o la carta a los Reyes de toda la vida

Estas fiestas, además de en excesos varios, nos hacen entrar en los terrenos pantanosos del consumo compulsivo que traen como resultado una montaña de cosas innecesarias en forma de regalos. En ocasiones, muchos de ellos ni nos gustan, ni nos hacen falta. Porque pensemos, ¿para qué necesitamos tantas billeteras? A ver si es que me he perdido que hay una normal oculta que dicta que debemos cambiar cada año de billetera. Porque si analizas fríamente la situación, si sumas todos los regalos chorra variados (¿hola? ¿zapatillas de muñeco con las que se te congelan los pies y que además, odias como concepto?), los diversos detallitos y todas las prendas y

complementos que probablemente no uses, tienes como resultado un crisol de objetos con los que has contribuido a: a) contaminar un poco más en forma de elementos prescindibles en tu vida; b) ponerte nerviosa pensando en dónde vas a meter todos esos cachivaches; c) haber hecho perder el tiempo a quienes te regalan, devanándose los sesos pensando en qué comprarte para hacerte feliz. Y todo por no haber hecho UNA LISTA.

Una carta a los Reyes Magos como tan bien sabías hacer de niña. Recopila aquello que te gusta, que necesitas, que te hace ilusión. En tres baremos de precios: algo baratito (especial amigo-invisible), algo normalito (para todos los públicos), algo carito (especial “oye, hacedlo en grupo que prefiero una sola cosa y buena, que 'trogollonmil' de medio pelo”). Y magia: todos contentos.

Como consejo final, fundamental no perder el norte. Esto no es una carrera de a ver quién llena más de paquetes el árbol. Regala y recibe solo lo necesario. La carrera, que sea por emociones vividas, por abrazos dados, por ilusiones cumplidas, por tiempos compartidos. El regalo, es accesorio. Es el lacito de todo lo demás.

No se lo olviden, estilarias.