El impacto social y económico de la covid-19 ha golpeado más fuerte a aquellas personas que ya vivían situaciones precarias. Es el caso de las mujeres sin hogar. El último informe de sinhogarismo, del 2018, contabilizó a 329 mujeres en esa situación. Pero la realidad, según los servicios municipales, evidencia que numerosas situaciones de infravivienda, abuso y violencia preceden la vida sin un techo para muchas otras mujeres, aunque no estén en la calle.
Se facilitan recursos para que las usuarias recuperen su autonomía personal
Antes de llegar a ello, las condiciones físicas y emocionales que viven las mujeres son más graves que las que presentan los hombres, una desigualdad que sufren mujeres de todo el mundo. En ese agravio femenino pone su foco el Ayuntamiento de Barcelona, activando una mirada de género en sus políticas. En concreto, pone en marcha 20 acciones que priorizan la estabilización habitacional de mujeres sin hogar, con 80 nuevas plazas de acogida con preferencia para ellas. Lo hace ampliando el programa Primero el hogar –ahora con 68 pisos–; con nuevos alojamientos temporales con apoyo social para mujeres o familias monoparentales femeninas, y alojamientos provisionales de proximidad (APROP).
Otras diez plazas con apoyo económico municipal estarán en la futura Llar Rosario Endrinal, en el Centro Assís. Reducir la inseguridad y la falta de privacidad e intimidad es una prioridad en la adecuación de espacios para la vida de mujeres sin hogar y sus necesidades. El objetivo es mejorar la diagnosis del sinhogarismo femenino, abordar sus causas estructurales, en colaboración con la Generalitat y el gobierno estatal, impulsando políticas laborales, migratorias, habitacionales, de igualdad y de protección social.
Se pretende además potenciar la atención a las mujeres que ya forman parte del Programa Municipal de Atención a las Personas sin Hogar, teniendo en cuenta su testimonio. Y se prevé más detección precoz y refuerzo de los canales de información de acceso al programa y mayor atención en casos de violencia machista. A través de itinerarios de inclusión con perspectiva de género se quiere cubrir sus necesidades básicas y facilitarles recursos para recuperar su autonomía y vínculos sociales.