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BCN SOCIAL

Laura Pérez Castaño

“Barcelona, ciudad cuidadora”
Laura Pérez Castaño:
TENIENTE DE ALCALDÍA DEL AYUNTAMIENTO DE BARCELONA

Tribuna de la Teniente de Alcaldía del Ayuntamiento de Barcelona

Estamos viviendo una época de crisis múltiples cada vez más interconectadas. La pandemia de la covid-19 nos ha golpeado cuando aún los efectos del crack financiero del 2008 están muy presentes. De forma simultánea, los efectos de la crisis climática ya son evidentes y amenazan especialmente a las personas y regiones con una situación más precaria. Ante ese escenario de crisis enlazadas hay dos respuestas posibles: el “sálvese quién pueda” –el individualismo neoliberal, el cierre sobre nosotras mismas– o todo lo contrario, reforzar los lazos comunitarios y construir modelos de ciudad más cuidadoras que protegen los derechos de todas las personas. La palabra griega crisis viene de decisión. Una crisis es un momento de inflexión, donde hay cambios que piden decisiones. En Barcelona hemos optado por la salida comunitaria, por ser cada vez más una ciudad cuidadora que busca nuevas fórmulas para no dejar a nadie atrás en los momentos más complicados. Por eso, somos la capital del estado con mayor inversión social y llevamos años impulsando desde el ayuntamiento políticas transformadoras e innovadoras, con el objetivo de luchar contra las desigualdades y proteger los derechos sociales de todas las vecinas y vecinos.

Son muchos los retos que asumimos, no siempre con las competencias y recursos para afrontarlos. La emergencia habitacional es uno de los principales. Desde el Ayuntamiento de Barcelona hemos creado servicios innovadores como la unidad antidesahucios SIPHO y los Punts d’Assessorament Energètic (PAE). La SIPHO ha mediado en más de 10.000 desahucios y los PAE han parado más de 50.000 cortes de suministro desde su creación. También estamos haciendo más vivienda pública que nunca, con proyectos de construcción industrializada y sostenible. En el ámbito de la salud, Barcelona es pionera en llegar ahí dónde no llega el sistema sanitario: en la salud bucodental y emocional, con el dentista municipal y programas de salud mental como el Konsulta’m. La crisis de cuidados que sufre nuestra sociedad también se ha visibilizado durante la pandemia. Las mujeres siguen asumiendo la mayoría de tareas de cuidados y a menudo lo hacen en condiciones muy precarias. Para cuidar a las que cuidan, en Barcelona contamos con proyectos como Temps per a tu, que permite gozar de un tiempo de respiro a personas que cuidan personas con discapacidad, uno de los colectivos más afectado por las crisis económicas. También hemos creado un servicio de canguro municipal que está permitiendo a muchas mujeres –sobre todo monomarentales– tener más tiempo libre y compatibilizar el cuidado de sus hijos con otras actividades. Los derechos de la infancia están claramente en el centro de nuestras políticas porque la pobreza infantil afecta a uno de cada tres niñas y niños en nuestro país, hipotecando su futuro y el de toda la sociedad. Por esto, al apoyo económico del Fons d’Infància 0-16 añadimos proyectos específicos como Connectem BCN, que busca reducir la brecha digital o la garantía de la educación en el ámbito extraescolar.


Todas estas cuestiones están atravesadas por graves diferencias de género, que exigen políticas sociales feministas. Un buen ejemplo es la firme apuesta del ayuntamiento para ofrecer oportunidades laborales en el ámbito tecnológico a mujeres en situación de precariedad o el programa Dones Amunt, que promueve una intervención social feminista y de generación de red comunitaria. Estamos muy orgullosas de que Barcelona sea referente en inversión social y en políticas sociales innovadoras, pero también somos conscientes de los límites de la administración pública. Para hacer frente a todos los retos sociales, para construir la ciudad cuidadora que queremos, necesitamos una ciudadanía activa, organizada y comprometida. Y este es uno de los grandes tesoros de Barcelona, un tejido vecinal y asociativo muy activo, que para desahucios, ayuda a las vecinas mayores o apoya a los vecinos que, por estar en situación irregular, sufren una violación sistemática de sus derechos.

El ayuntamiento tiene que ser un actor que promueva esta vitalidad comunitaria, como lo hacemos con proyectos como el programa de mentoría para los jóvenes migrantes, Alimenta o Vila Veïna, una de las grandes apuestas municipales para organizar los cuidados desde la proximidad y con perspectiva feminista. Ante las múltiples crisis que nos afectan, el repliegue y el individualismo nunca serán la solución. Juntas somos más fuertes y en Barcelona lo estamos demostrando.