Se estrena el documental "La Fugida", una co-producción de EL PERIÓDICO y TV3

No quiero ir nada más que hasta el fondo. Es la breve despedida que dejó escrita Alejandra Pizarnik antes de suicidarse con una sobredosis de barbitúricos. Ese fondo, quién sabe, podría ser el límite de una pulsión de intensidad vital, quizá la locura. O de la verdad, porqué también está allí ya sin matices ni embellecedores. Cruda. Suele no gustar. Por eso todavía no he visto 'La fugida', el documental de Josep Morell, Marc Martínez Sarrado y Guillem Sánchez sobre los abusos a menores en colegios de los jesuítas en Barcelona. Me asusta asustarme. Sé que pasaron esos abusos, en el colegio se oían algunos comentarios. El caso del 'pare Tó' era siempre el más recurrente porque había salido incluso en prensa. Condenado por abusos en Barcelona, la congregación lo envió a Bolivia a trabajar con niños… La inocencia de la edad nos hacía restarle gravedad. Sencillamente no sabíamos nada, y me estremece saber ahora que tantos niños tuvimos el mal tan cerca y que quizá fue una casualidad, una campana de entrar a clase, el reclamo de un amigo, una distribución aleatoria por apellidos lo que hizo que muchos no nos topáramos con uno de ellos. Y también que nuestro privilegio fue la desgracia de otros niños en Bolivia.