Desarticulada una red que cometió 40 robos por el método del abrazo amoroso

Hace apenas un par de meses, una persona muy allegada a mí sufrió un robo en el metro: dinero en efectivo, tarjetas, las llaves de casa, el móvil, etc. Al que le haya ocurrido sabe perfectamente el rosario de gestiones que acarrea el incidente. Ello en el mejor de los casos, es decir, cuando no se han llegado a producir lesiones físicas. Pero, incluso así, lo peor es la sensación de vulnerabilidad y de desamparo que se adueña de la víctima, agravada cuando se trata de una persona mayor. Por otro lado, estos días escucho a demasiadas personas cercanas comentar escandalizadas la cantidad de móviles que están siendo arrancados de las mismas manos de sus propietarios en plena calle y a cualquier hora del día. Y la cosa no acaba ahí: el pasado 6 de agosto unos delincuentes consiguieron arrebatarle el bolso de un tirón a una persona de mi familia.