Adiós al tambor de la plaza de Les Glòries

MÒNICA TUDELA

La muerte del mastodóntico tambor viario de la plaza de las Glòries, pulverizado en millones de fragmentos, se ha consumado. Después de un parto olímpico no precisamente barato y de una corta vida de 22 años, la piqueta ha acabado en 193 días de dentelladas al hormigón con este alambicado tramo elevado de autopista en el corazón de Barcelona. El seguimiento fotográfico sistemático que ha realizado EL PERIÓDICO DE CATALUNYA desde la planta 22ª de la torre Agbar muestra en estas páginas la transformación histórica del enclave. Ayer, sábado,  las máquinas no pararon y a última hora apenas quedaban en pie los restos de los últimos cuatro pilares de la estructura en la zona próxima a Meridiana-Independència, que se pueden apreciar a la derecha de la fotografía inferior. La plaza, y con ella la propia urbe a la que deberá dar centralidad, aparece ya abierta, libre del dogal de cemento y acero.