Un operarario, grabado por un vecino, mientras tala un árbol.

Crece día a día la protesta que cada mañana reúne a vecinos del parque de Joan Miró, quejosos de la tala de árboles que han comenzado a conllevar las obras de prolongación de los Ferrocarrils de la Generalitat. No habrá ahí ninguna estación. Tampoco pasará por debajo de esa zona verde ningún tren. El parque, sencillamente, ha sido elegido como el lugar más cómodo y barato para extraer la tierra que devorará la tuneladora. Crece día a día la protesta (y más que lo hará cuando terminen las vacaciones y, sobre todo, se retome el curso escolar) porque las manifestaciones vecinales han logrado lo que en un principio se negó desde la Generalitat que fuera posible. De los 178 árboles que inicialmente iban a talarse o trasplantarse, sd ha pasado a la mitad, 94, de los cuales 19 como poco echarán raíces en otro lugar.