La interminable fiesta en la calle Enric Granados

Ha pasado medio año de la reducción de los horarios de las terrazas en la calle de Enric Granados. ¿Balance? Más allá de medianoche, todavía no se duerme en la calle dedicada al músico y compositor, que, por cierto, algo sabía del negocio del ocio y la restauración, pues antes de que le alcanzara la fama tocaba el piano cinco horas al día en el Café de la Delicias. ¿Ha cambiado algo, desde el punto de vista de los vecinos, la medida? Sí, pero no todo necesariamente a mejor. Muchos titulares se han llevado en estos seis meses los mal llamados búnkers del Carmel, que nunca fueron pequeñas fortalezas subterráneas defensivas, sino simples puntos elevados desde los que cañonear a la aviación, pero, visto que no hay remedio y para ser consecuentes, hay que comenzar a hablar de la bunkerización de Enric Granados.