Tras 150 días

La Mola recibe un 15% menos de visitantes desde que su restaurante cerró, según datos de la Diputación de BCN

La decisión respondía a mitigar la degradación y la masificación de la montaña

CONTEXTO | "No entiendo por qué lo cierran": así viven los excursionistas los últimos días del restaurante de la Mola

Subida y cima de la montaña la Mola antes de los últimos días del cierre del restaurante situado en la cima

Subida y cima de la montaña la Mola antes de los últimos días del cierre del restaurante situado en la cima / ZOWY VOETEN

Clàudia Mas

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El histórico restaurante de La Mola, que llevaba el nombre de la famosa cima del Vallès Occidental (1.104 metros de altitud) donde se encontraba, cumple este 12 de junio 150 días con las persianas bajadas, desde su cierre el pasado 22 de enero. Desde entonces, la afluencia de visitantes ha disminuido entre un 10% y 15% de media, mientras que al atardecer ha bajado un 25%, según datos facilitados por la Diputación de Barcelona (DIBA), propietaria de las instalaciones del restaurante, y obtenidos a través del sistema de recuento habilitado por el Servicio de Parques y Espacios Naturales.

La institución no renovó la concesión "improrrogable" que caducaba a finales de 2024, tras 57 años en activo, un hecho que conmovió tanto a la clientela como a los excursionistas. La decisión respondía al objetivo de mitigar la degradación y la masificación de la montaña, algo que, según dicen, se ha logrado. El diputado y presidente del Área de Acción Climática de la DIBA, Xesco Gomar (PSC), en declaraciones a este diario, manifiesta que la reducción de un espacio que estaba "sobredimensionado" para la gran cantidad de gente que lo visitaba ha sido positiva: "El antiguo concesionario ha retirado los animales, que contribuían a la degradación del entorno, y hemos observado un cambio positivo. Además, las lluvias de los últimos meses han ayudado mucho a la recuperación", señala con satisfacción, refiriéndose a lo que ahora consideran "un nuevo paisaje".

Por su parte, la propietaria del restaurante, Gemma Gimferrer, dice "no tener la sensación de esta disminución" y argumenta que, en la temporada estival que está por venir, "será más frecuente la visita de excursionistas en la cima vallesana". Con desesperanza, lamenta que "tras cinco meses no se haya puesto encima de la mesa una alternativa clara y concreta". Actualmente, incluso los lavabos no están disponibles.

Cuando se anunció el cierre, el alud de reacciones estuvo en el foco mediático. Por una parte, se recopilaron más de 10.000 firmas que fueron entregadas a la Diputación, se realizó una protesta en la cima y vecinos de la comarca lamentaban su cierre, al igual que gourmets que viajaban para probar la comida diariamente en la cima de la montaña. Por otra parte, animalistas criticaban el uso de mulas para transportar la comida del restaurante, y ecologistas denunciaron el "daño ambiental" que había causado la restauración. Tras 150 días de su cierre, ambas partes responsables se pronuncian. "Visto en perspectiva, la avalancha de quejas se ha reducido considerablemente. Todo el ruido ha desaparecido", dice Gomar. Por su parte, los propietarios de La Mola no esquivaron las críticas por el uso de las mulas: "A una de ellas, la única mula de color blanco, le han dado un premio de belleza recientemente", dice orgullosa Gimferrer, alegando el "cuidado con el que siempre han tratado a los animales que todos ya han encontrado una 'nueva' casa". A día de hoy, tal y como avanzó este diario, los propietarios del antiguo restaurante de La Mola gestionan la restauración de los dos locales del Club Natació de Sabadell.

¿Qué pasará con su futuro?

Con respecto a su futuro, Gomar reitera la voluntad de convertirlo en un espacio "de educación ambiental y cultural" con el apoyo de los 14 ayuntamientos del Vallès y entidades medioambientales constituidos bajo el paraguas de la Comisión Consultiva y Consejo Coordinador, que precisamente esta tarde del 12 de junio celebrará una nueva sesión.

En el punto más alto del Parc Natural de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, a más de 1.000 metros de altitud, se encuentra personal de vigilancia de la Diputación (de 9 h a 19 h). Gomar detalla que las edificaciones de la montaña -patio e iglesia- continúan abiertas al público "para potenciar su divulgación cultural y educativa". El restaurante se encontraba dentro del Monasterio de Sant Llorenç del Munt i l’Obac, un convento románico declarado Bien Cultural de Interés Nacional (BCIN) y propiedad de la Diputación, que respeta la estructura original levantada a mediados del siglo XI en la cima de La Mola.

Plano general del restaurante de La Mola situado en su cima

Plano general del restaurante de La Mola situado en su cima / ZOWY VOETEN