Tenis

Badosa se estrella ante una poderosa Sabalenka en Roland Garros

La tenista catalana cayó eliminada en la tercera ronda por la bielorrusa (7-5, 6-1) y deja solo a Alcaraz como único español en octavos de final.

"Los milagros en tenis no existen, el camino es largo", recalca Badosa.

Badosa firma autógrafos tras su derrota en Roland Garros.

Badosa firma autógrafos tras su derrota en Roland Garros.

Jaume Pujol-Galceran

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Paula Badosa dejó solo en los octavos de final de Roland Garros a Carlos Alcaraz. La bielorrusa Aryna Sabalenka puso fin a las ilusiones de su gran amiga al derrotarla por 7-5 y 6-1. El reto de seguir en el torneo era máximo y una ilusión en el momento que está viviendo Badosa, que arrastra una lesión en la espalda desde ya hace un año y medio. "Los milagros no existen en tenis. El camino es largo pero si me respeta la espalda creo que puedo volver ahí arriba", admitió tras la derrota.

Badosa tenía ganas de volver a una pista grande. En París no jugaba en la Philippe Chatrier desde hace tres años cuando alcanzó los cuartos de final. Escenarios así son las que le motivaban a jugar al tenis y en los que disfrutaba no hace tiempo. Los tiempos han cambiado. Ahora, su clasificación (139 mundial) le mantiene lejos. La oportunidad de enfrentarse a su amiga Sabalenka le permitió pisar de nuevo la central de Roland Garros.

Potencia y agresividad

Las 'Sabadosa', como se ellas se han bautizado en las redes sociales se conocen tanto dentro de la pista como fuera de ella. Si hubiera un espejo en la Chatrier al otro lado de la red ambas se se verían reflejadas. Tienen los mismos años (26). Rubias, casi la misma altura (1,80 y 1,82) largas piernas , golpes poderosos y solo un revés diferente. Como la bielorrusa, ahora Badosa también fue número 2 hace dos años. Potencia y agresividad es la táctica con la que quieren mandar en la pista y así lo hizo la bielorrusa y lo intentó la catalana para estar a la altura.

Durante 50 minutos Badosa aguantó las bombas amarillas que le tiraba Sabalenka desde el fondo de la pista y las devolvía en un pulso de fuerza en el que empezó ganando para adelantarse 4-2 y 5-3 en el marcador. "Me ha costado controlar los nervios en ese momento y ella ha restado y sacado bien", valoró.

Cambio de panorama

Sabalenka reaccionó para llevarse los cuatro juegos siguientes y el set. La tenista bielorrusa ajustó sus golpes, la precisión de sus tiros y subió la intensidad para dar la vuelta al marcador. En el palco de Badosa, su entrenador Pol Toledo intentaba tranquilizarla, pero los consejos no parecieron gustar a la catalana que le respondía con gestos captados por las grandes pantallas de la Philippe Chatrier. "No me digas nada, que aquí juego yo", se leía en su boca y su gestos.

No consiguió jugar como quería en el segundo set. Sabalenka se escapó ganando ocho juegos seguidos y cediendo solo uno más antes de darle la mano en la red a su amiga tras 1 hora y 17 minutos. "¿Qué ha pasado? Ya lo habéis visto. Han empezado a caerme 'winners' y yo he intentado aguantar como podía", explicó Badosa. No fue suficiente.

Sabalenka viene de ganar el Open de Australia y en la gira de tierra de jugar las dos últimas finales en Madrid y Roma ante la que ahora es su gran rival, Iga Swiatek, la número 1. Para la bielorrusa, Badosa era un paso más en el camino a la ansiada final de París. No dio opción a su amiga.

Pendiente del mixto

"Es dificil jugar contra una amiga. Ha tenido una lesión dificil pero va a volver pronto al 'top 10'. En la pista somos buenas separando cosas", dijo Sabalenka. Para Badosa, su amiga "está para ganar el torneo. Su nivel es muy, muy alto". Ella, de momento, ya es feliz por jugar en Roland Garros: "El año pasado vi el torneo desde el sofa de casa".

No se marchará de París de momento. Le queda el mixto con su compañero sentimental Stefanos Tsitsipas. "Juego por amor", aseguró el griego. "Yo también lo hago por eso. Es una relación bonita. Somos tenistas pero también personas", admitió. Este sábado debían estrenarse en la Simone Mathieu pero el partido fue suspendido por la lluvia.