Abierto de EEUU

Alcaraz se cita con la historia en una final con doble premio

Se mide este domingo a Casper Ruud en su primera lucha por un grande

El triunfo le haría a los 19 años el número 1 más joven de la historia

Carlos Alcaraz, tras eliminar a Tiafoe en semifinales del US Open.

Carlos Alcaraz, tras eliminar a Tiafoe en semifinales del US Open. / EFE/EPA/JUSTIN LANE

Idoya Noain

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La historia está ya a un solo paso para Carlos Alcaraz. “La joven sensación de España”, como se le presenta en Nueva York cuando sale entre vítores y clamores a la pista central del Abierto de Estados Unidos, ha alcanzado a los 19 años su primera final de un grande tras batir este viernes al estadounidense Frances Tiafoe en otro maratón por 6-7 (8-6), 6-3, 6-1, 6-7(7-5) y 6-3. Y este domingo a partir de las cuatro de la tarde locales (22.00 horas en Eurosport), frente al noruego Casper Ruud, se jugará más que su primer título de Grand Slam.

El que gane de los dos amanecerá el lunes como número 1. Y si lo hace “Carlitos”, el cuarto español que alcanzaría esa posición siguiendo la estela de Carles Moyà, su ahora entrenador Juan Carlos Ferrero y Rafael Nadal, será el más joven de la historia, batiendo el récord de 20 años y nueve meses que marcó en 2001 Lleyton Hewitt. Eso sería, si cabe, más especial que el propio grande para el de El Palmar. Porque “de pequeño siempre soñaba con ser número uno”.

Podría pensarse que acariciar ese sueño impresiona, presiona, atemoriza, pero no es así con un fenómeno que ha mostrado una progresión meteórica y ha demostrado cómo pagan los esfuerzos y el trabajo en los que él y su equipo se han volcado dentro y fuera de la pista. Y por eso Alcaraz, que tras la última gesta ante Tiafoe aseguraba que “es increíble poder luchar por cosas grandes”, habla con una convicción tan apabullante como esos movimientos en la pista que no dejan un milímetro por cubrir ni dan nunca una pelota por perdida. “No le tengo miedo a este momento. Es algo en lo que me he preparado mental, físicamente y de todo para poder estar viviendo”. 

Un rival sólido y con hambre de revancha

Lo único que le hace decir a Alcaraz que ese número 1 que está tan cerca “a la vez está tan lejos” es Ruud, un tenista de 23 años que ha llevado a Noruega hasta donde nunca había llegado en el tenis masculino. Es sólido, preciso, rápido, completo de golpes. Y tiene buena mentalidad.

El de Oslo, que entró en la Academia de Nadal en 2018, llega a una final donde se juega lo mismo que Alcaraz con la experiencia de haber disputado ya este año la de Roland Garros, donde fue barrido por el de Manacor. Se llevó lo que sabe que fue “una buena paliza”, pero también aprendió. “Ahora sé a lo que me enfrento y estoy más preparado”, ha explicado. “Aquella experiencia me sirvió para aprender. Tengo mucha confianza y he mejorado mucho mi rendimiento en pista dura. Me he ganado el respeto de los demás”.

Ruud llega, además, con algo más. Después de haber caído en sus dos encuentros previos con Alcaraz, en la tierra de Marbella el año pasado y este año en la final de pista dura de Miami, en Nueva York ha hecho una promesa: “Buscaré mi revancha”.

Alcaraz, exhibición de aguante

Dice Ruud también que ahora sabe “cómo hay que jugar a cinco sets”. Pero en eso quizá nadie ha demostrado más su capacidad que Alcaraz, que en Flushing Meadows ha hecho una exhibición de aguante: ha pasado 13 horas y 28 minutos en la pista para superar el duelo con Marin Cilic, el memorable encuentro con Jannik Sinner y la gesta ante Tiafoe, un tenista negro de 24 años que con una racha de ensueño en Flushing Meadows había devuelto la esperanza al alicaído tenis estadounidense, huérfano de finalistas y campeones desde Andy Roddick, creando el viernes en Arthur Ashe una atmósfera solo comparable a la que se vivió en el último partido de Serena Williams.

“En los momentos clave es cuando doy mi mejor versión, y creo que esa es la clave por la que he ganado ocho de los nueve quintos sets que he jugado en mi carrera”, razona Alcaraz. Y no le preocupa “para nada” que le pese tal esfuerzo en la final. “Estoy preparado para poder desplegar buen tenis a pesar de las horas que llevo en pista y de descansar regular por acabar tan tarde”.

Este sábado fue precisamente para Alcaraz el día de “disfrutar y recuperar”. Había planeado dar un paseo con su familia y su equipo “para despejar”, y para empezar a prepararse mentalmente para la final.

"Un chico de 19 años"

Pase lo que pase ahí, Alcaraz ya se ha ganado su lugar. Con 19 años, otros que vienen detrás, como el madrileño Martín Landaluce, que a los 16 años ha conquistado en Nueva York el título de júniors, ya lo tienen como referente. Y eso da satisfacción al de Murcia. “Me alegra saber que, tal y como soy, transmito buenos valores”.

Habla también de “los jóvenes”, como si él no fuera. Y reflexiona sobre la dualidad. “Es verdad que quizás he madurado muy pronto, pero es lo que hace el tenis”, analiza. “En los torneos quizás sí que me siento algo mayor, con más responsabilidades, pero una vez en casa, con mis amigos, mi familia y mi gente, me siento un chico de 19 años”. El chico que toca el cielo.