Bolsos y capazos con velas y cabos
Poco se lo esperaba Laia Torrent Jansà que, de la experiencia con el Bel Espoir, un barco impresionante de la asociación bretona Les Amis du Pere Joauen, saldría su propia marca de bolsos, capazos y complementos, llamada La Mar de Nusos, y con la silueta de este majestuoso velero como logo. Una etiqueta que ella misma estampa a mano y luego coses en sus piezas, para dejar constancia de la presencia del handmade en toda la trazabilidad.
En contacto con el mar y navegando desde pequeña, Laia cruzó el Atlántico ahora hace cuatro años con el Bel Espoir. Tantas horas a borde surcando el mar, le dieron la oportunidad de descubrir el arte de los nudos, y mientras hacía y deshacía cabos, dio muchas vueltas a las infinitas posibilidades de estas cuerdas. Tantas, que puso los pies en el suelo con un proyecto en mente, con el que comercializa productos hechos con cabos y velas reciclados desde el 2011.
En aquella navegación, aprendió que las escotas y los cabos desgastados ya no aguantan la fuerza del mar, pero pueden tener una vida más larga convertidos en alfombras para el suelo, en salvamanteles, o en pequeños cuencos para guardar cosas. El reciclaje y la reutilización son la bandera de su proyecto, desde el que defiende el respeto por el medio ambiente y un entorno tan degradado como el mar.
Poniendo imaginación, las cuerdas marineras también se convirtieron en asas para capazos. Y como ella apuesta por la proximidad, se fue a buscar los cestos a Mallorca, donde ha encontrado a un matrimonio que mantiene el trabajo de palma, hecha con margallón de la isla, una especie protegida y la única palmera nativa de Europa, según nos explica. Así que compra los capazos y los amarina, como a ella le gusta definirlo , dando un toque distintivo a las piezas de La Mar de Nusos, que siempre son únicas y diferentes.
Pero las posibilidades del reciclaje son infinitas y un día se preguntó qué podía hacer con los spinnakers viejos, un tipo de vela de los barcos deportivos, y en sus manos también acabaron en bolsas. Blancas, amarillas, azules o rojas, y combinando diferentes colores, sus spinakkers son ideales y resistentes para el verano. Las velas viejas las recopila de los clubs náuticos que quieren colaborar y, como quién busca piso en una zona, ella va dejando carteles para avisar. Del arte de coserlas se encarga el taller Enfilant l’Agulla, que desde el Raval da trabajo a mujeres en riesgo de exclusión social y tiene su propia marca, Dona Kolors.
Como muchas artes del mar, su marca va lenta, porque la va construyendo mientras hace codos para sacarse la carrera de Medicina. Aún así, actualmente, ya podéis encontrar sus bolsos y capazos en diferentes tiendas, como Iorana en Gracia (Barcelona), Chandal en el Raval (Barcelona), Sa Botigueta en Cadaqués, Blink en Formentera o Shuave en Zaragoza. Y si queréis tener más información, podéis consultar su página web.
Este post se ha publicado en el blog de tendencias sostenibles www.cucdecol.com
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