Paleontología

La extinción de los dinosaurios fue clave para el desarrollo de las uvas y el vino en la Tierra

La desaparición de los dinosaurios podría haber ayudado a alterar los bosques prehistóricos, propiciando el surgimiento de nuevas especies vegetales

Lithouva, la uva fósil más antigua en el hemisferio occidental, con alrededor de 60 millones de años, hallada en Colombia.

Lithouva, la uva fósil más antigua en el hemisferio occidental, con alrededor de 60 millones de años, hallada en Colombia. / Créditos: Fabiany Herrera, Pollyanna von Knorring.

Pablo Javier Piacente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Semillas de uvas de hace 60 millones de años, incluidas las más antiguas jamás encontradas en el hemisferio occidental, revelan cómo la muerte de los dinosaurios pudo haber propiciado la propagación de las uvas y, posteriormente, la domesticación de las vides que hizo posible el comienzo de la producción del vino, una de las bebidas más populares en todo el planeta. 

Científicos del Field Museum de Chicago y la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, describen en un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Nature Plants que la desaparición de los dinosaurios hace 66 millones de años habría estado directamente relacionada con el surgimiento de las primeras uvas, según revela el hallazgo de las semillas de uvas fosilizadas más antiguas descubiertas hasta hoy en el hemisferio occidental.

Según una nota de prensa del Field Museum, los investigadores descubrieron semillas de uvas fosilizadas que datan de entre 60 a 19 millones de años en Colombia, Panamá y Perú. Una de estas especies representa el primer ejemplo conocido de plantas de la familia de las uvas en el hemisferio occidental: las semillas fósiles muestran cómo las uvas se extendieron con posterioridad a la muerte de los dinosaurios.

Bosques que se reinician

“Se trata de las uvas más antiguas halladas en esta parte del mundo, y son unos pocos millones de años más jóvenes que las más antiguas que se descubrieron en el otro lado del planeta. Esto es clave porque muestra que después de la extinción de los dinosaurios las uvas realmente comenzaron a extenderse por todo el planeta”, indicó en el comunicado la científica Fabiany Herrera, autora principal del nuevo estudio.

No se trata de una coincidencia que las uvas aparecieran en el registro fósil hace 66 millones de años, en el mismo momento en que un enorme asteroide golpeó la Tierra y desencadenó una extinción masiva, alterando el curso de la vida en nuestro planeta. “Creemos que la extinción de los dinosaurios también tuvo un gran impacto en las plantas. Los bosques se reiniciaron, de una manera que cambió la composición de las plantas”, agregó Herrera.

Herrera y sus colegas sostienen que los animales grandes como los dinosaurios alteran los ecosistemas circundantes. Por ejemplo, al vagar por los bosques derribando árboles propiciaron que los mismos se encuentren más abiertos y con menos vegetación. Al desaparecer estos enormes animales pudo apreciarse como algunos bosques tropicales, incluidos los de América del Sur, se llenaron de capas de árboles, que forman un sotobosque y un dosel.

Una oportunidad para las uvas

Los nuevos y densos bosques brindaron una oportunidad en esos años para otras especies, apreciándose más plantas que usan enredaderas para trepar a los árboles, como en el caso de las uvas. Al mismo tiempo, la diversificación de aves y mamíferos en los años posteriores a la extinción masiva también pudo haber ayudado a las uvas a esparcir sus semillas.

De acuerdo a otra nota de prensa de la Universidad de Michigan, auunque la familia de las uvas tiene un extenso registro fósil que es anterior al evento de extinción del Cretácico, los ejemplares fosilizados hallados indican que su presencia es mucho más antigua en América del Sur y Central de lo que se pensaba hasta el momento, coincidiendo con el surgimientoi de los primeros bosques tropicales similares a los actuales y con una escasa diferencia temporal con respecto a las primeras uvas descubiertas en el otro lado del planeta. 

Las uvas más antiguas se remontan a la era de los dinosaurios y se encontraron en la India. Las semillas de estas plantas pueden haber sido transportadas por animales al Nuevo Mundo, según diferentes hipótesis. Con el paso del tiempo, la proliferación global de algunas especies y su domesticación dio paso al surgimiento del vino, sin dudas una de las bebidas icónicas para el ser humano a lo largo de su historia.

Referencia

Cenozoic seeds of Vitaceae reveal a deep history of extinction and dispersal in the Neotropics. Fabiany Herrera et al. Nature Plants (2024). DOI:https://doi.org/10.1038/s41477-024-01717-9