Ciencias Planetarias

El telescopio Webb descubre una nueva luna oceánica en el Sistema Solar

Un nuevo mundo oceánico estaría oculto entre los satélites de Urano

Imagen de Ariel, la luna de Urano, tomada por la cámara de ángulo estrecho de la Voyager 2, el 24 de enero de 1986.

Imagen de Ariel, la luna de Urano, tomada por la cámara de ángulo estrecho de la Voyager 2, el 24 de enero de 1986. / Crédito: NASA/Jet Propulsion Laboratory.

Pablo Javier Piacente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Ariel, la luna de Urano, también podría tener un océano subterráneo como Europa y Encelado: el telescopio Webb ha detectado hielo de dióxido de carbono en la superficie y otras características que podrían estar relacionadas con la presencia de un océano subterráneo.

Un equipo de investigadores liderado por el científico Richard Cartwright, del Johns Hopkins Applied Physics Laboratory (APL), en Estados Unidos, sugiere en un nuevo estudio publicado recientemente en la revista The Astrophysical Journal Letters que Ariel, una de las 28 lunas de Urano, podría ser en realidad un mundo oceánico.

Según una nota de prensa, el satélite tiene uno de los depósitos más ricos en dióxido de carbono en el Sistema Solar. Este dato, junto a la presencia de depósitos con aproximadamente 10 milímetros de espesor en el hemisferio posterior de la luna y las primeras señales claras de monóxido de carbono, estarían indicando que Ariel contaría con un océano subsuperficial, al estilo de Europa, la luna de Júpiter, o Encelado, el satélite de Saturno.

El telescopio Webb desvela los misterios de Ariel

Utilizando el Telescopio Espacial James Webb (JWST) de la NASA para recolectar espectros químicos de la luna y luego compararlos con espectros de mezclas químicas simuladas en el laboratorio, los investigadores llegaron a la conclusión que el dióxido de carbono detectado en Ariel estaría directamente relacionado con el hipotético océano subterráneo.

En un principio se pensó que las interacciones entre la superficie lunar y las partículas cargadas en la magnetosfera de Urano creaban dióxido de carbono a través de un proceso llamado radiólisis, en el que las moléculas se descomponen por radiación ionizante. En consecuencia, este fenómeno también impactaría en Ariel.

Sin embargo, aún quedan muchas dudas sobre este proceso y en cuanto a la influencia del campo magnético de Urano y el plano orbital de sus lunas. Cartwright y su equipo creen que aunque la radiólisis podría producir parte de las emisiones detectadas, también otros fenómenos tendrían un fuerte impacto.

Ariel y sus óxidos de carbono

En concreto, sostienen que la mayor parte de los óxidos de carbono pueden provenir de procesos químicos que ocurrieron, o incluso todavía están sucediendo, en un océano de agua debajo de la superficie helada de Ariel. Las emanaciones llegarían a la superficie a través de grietas en el exterior helado de la luna, entre otras posibilidades.

Según un artículo publicado en Universe Today, la única manera de verificar esta hipótesis es mediante una futura misión espacial a Urano. Dicha misión explorará las lunas de Urano: un rover dedicado al sistema uraniano podría descubrir así el origen de los óxidos de carbono en Ariel, cuya superficie está cubierto de cañones, fisuras y surcos, que se sospecha son aberturas a su interior. 

Referencia

JWST Reveals CO Ice, Concentrated CO2 Deposits, and Evidence for Carbonates Potentially Sourced from Ariel's Interior. Richard J. Cartwright et al. The Astrophysical Journal Letters (2024). DOI:10.3847/2041-8213/ad566a