Neurociencias
La adicción a los teléfonos inteligentes reduce la capacidad creativa del cerebro
Se pierde fluidez mental, flexibilidad y originalidad debido a su impacto en la corteza y los lóbulos temporales
La corteza prefrontal y las áreas temporales reducen su actividad en las personas que padecen alguna adicción a las aplicaciones móviles, dificultando su fluidez mental, la flexibilidad y la originalidad. Nueva señal de alerta.
Investigadores de la Universidad Normal de Shaanxi (SNNU) en China han confirmado que la adicción a los teléfonos inteligentes reduce la capacidad creativa del cerebro. Publican sus resultados en la revista Cognitive and Affective Neuroscience.
Llegaron a esta conclusión usando tecnología de imágenes cerebrales, a través de las cuales midieron las respuestas corticales a tareas creativas.
Observaron que, en las personas adictas a diferentes aplicaciones móviles, la corteza prefrontal del cerebro (también llamada el centro de la personalidad) y los lóbulos temporales (que gestionan el habla, la memoria, el aprendizaje y las emociones) no están suficientemente activos cuando se les requiere que piensen creativamente.
Esta observación contrasta con las imágenes cerebrales de los participantes en esta investigación que no tenían adicción a los teléfonos inteligentes.
Regiones cerebrales implicadas
Investigaciones anteriores habían descubierto que las personas con adicciones a los teléfonos inteligentes eran menos creativas que las que no las tenían.
Los autores de la nueva investigación, de la que es primer autor Xinyi Li, han podido determinar ahora las áreas del cerebro responsables de la disminución creativa en personas adictas a los teléfonos inteligentes.
Los participantes en esta investigación eran jóvenes con edades comprendidas entre los 18 y los 25 años, todos estudiantes de la Universidad en la que se desarrolló el estudio.
Un total de 48 participantes fueron analizados previamente mediante la Escala de adicción a teléfonos inteligentes (SAS). Veinticuatro de ellos obtuvieron puntuaciones altas en el SAS y se convirtieron en el grupo experimental. Los 24 restantes obtuvieron puntuaciones bajas en el SAS y formaron el grupo de control.
Ninguno de los participantes estaba tomando medicamentos que pudieran afectar el sistema nervioso y no tenían otras adicciones conductuales.
Tarea de Usos Alternativos
El equipo de investigación midió la creatividad utilizando la Tarea de Usos Alternativos, un sistema para medir la creatividad que fue concebido en 1967 por el psicólogo estadounidense J. P. Guildford.
Esta prueba consiste en imaginar durante un breve periodo de tiempo un uso diferente al asociado a un objeto específico: mientras más usos alternativos seamos capaces de idear, mayor será nuestro nivel de creatividad.
La primera fase de la prueba desarrollada en esta investigación presentó una serie de objetos y sus dos usos principales. Los participantes debían imaginar más aplicaciones posibles de esos objetos.
La segunda fase usó neuroimágenes para revelar lo que estaba haciendo el cerebro mientras los participantes respondían a la Tarea de Usos Alternativos.
Menos originalidad
Al analizar los datos recopilados de la Tarea de Usos Alternativos, los investigadores descubrieron que los participantes que tenían adicción a los teléfonos inteligentes obtuvieron peores puntuaciones en fluidez mental, flexibilidad y originalidad.
Las imágenes revelaron al mismo tiempo que la corteza prefrontal del cerebro y las áreas temporales no estaban tan activas en las personas adictas a los teléfonos inteligentes.
Los investigadores concluyeron: “al manipular las restricciones semánticas, descubrimos que las personas adictas a los teléfonos inteligentes exhibieron activaciones corticales y conectividades funcionales reducidas en la corteza prefrontal y la corteza temporal, lo que dificulta superar las restricciones semánticas y establecer asociaciones originales durante la generación de ideas creativas”.
Limitaciones a tener en cuenta
El equipo de investigación admitió que había algunas limitaciones en su estudio. No diferenciaron entre los diferentes tipos de adicción a los teléfonos inteligentes, ya que las personas pueden volverse adictas a los juegos solo en sus teléfonos o en las redes sociales.
Estas diferencias podrían tener consecuencias para la creatividad y la función cerebral. Además, el estudio solo exploró un componente de la creatividad.
A pesar de estas limitaciones, los investigadores destacan que su estudio es una contribución importante a nuestro conocimiento de cómo la adicción a los teléfonos inteligentes puede afectar a la cognición.
Recalcan que sus resultados proporcionan evidencia de neuroimagen sin precedentes sobre el impacto negativo de la adicción a los teléfonos inteligentes en la cognición creativa y su sustrato biológico.
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