Hoy vuelve 'Gran Hermano'

Reflexionemos, familia. Bajemos la pelota al césped y miremos hacia el frente. 'Gran Hermano' (Telecinco) es un programa de televisión de entretenimiento. El formato pertenece al género de lo que hace años se llamaba 'reality show'. Hoy, ‘reality’ a secas. Punto. 

'Gran Hermano' se caracteriza por colocar a 16 participantes a convivir en una casa mientras durante todo el día llevan un micro colgado del cuello, con lo que saben que todo lo que hacen y dicen es público, y se emite o se graba. Su contacto con el exterior es nulo y desde que entran hasta que salen lo desconocen todo.

 A estos concursantes los someten a pruebas y el telespectador vota quién sigue en la casa y quién debe abandonarla, hasta que queda el último que se convierte en ganador y gana una buena pasta. Y, además, una repercusión mediática que a menudo ha sido negativa.

 Pero claro, 16 seres humanos conviviendo diariamente se generan situaciones de todo tipo: discusiones, enamoramientos, insultos, polvos, odio, gritos, envidias, etcétera... Seguramente por ello la gran comunicadora Mercedes Milá advirtió, en el inicio de la primera edición, que el programa era “todo un auténtico experimento sociológico”. Cierto. El primero lo fue. Pero el resto, más bien poco. Desde la segunda edición todo fueron sucedáneos de la primera, y el concurso se impregnó de participantes sobreactuados, conocedores de la repercusión que tuvo el programa en sus inicios.

Recuerdo que en esa segunda edición (2001) el concursante conocido como ‘Carlos, el Yoyas’ (arrestado últimamente por presunta violencia machista) aseguró que "del tema mío con Fayna  -su ex pareja-  está hablando toda España". De ninguna manera. Pasaban muchas más cosas en el país, pero su percepción de la realidad estaba tan distorsionada que resultaba fácil perder la razón al descubrirla.

 Cocinando estas galas tendremos a dos presentadores: Ion Aramendi y Jorge Javier Vázquez, uno de los mejores comunicadores televisivos del país del que siempre me ha dado la impresión que está comodísimo y que hace la tele desde el sofá de su casa.

 Mediaset y Telecinco se juegan mucho en este concurso, porque si funciona, lo acabarán estirando como un chicle a lo largo de toda su programación y será el telespectador quien decida quién sigue en la casa, pero, sobre todo, si acaban viendo el programa, con lo que es más importante que lo vea aquel que tiene un audímetro en casa.