Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: A mamá se le han podrido unos muebles

Los Iglesias-Preysler en La 1 de TVE

Los Iglesias-Preysler en La 1 de TVE

Ferran Monegal

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Siguen impertérritos y se hunden cada vez con mayor estrépito. Me refiero de nuevo a TVE1 con su injustificable programa ‘Los Iglesias, her-manos a la obra’. Ayer emitieron la entrega que se suponía iba a ser la estrella de esta serie porque la protagonizaba Isabel Preysler. Y resulta que cayeron al 5,5% de cuota de pantalla. Eso no es una audiencia, eso es un agujero.

La historieta de este capítulo consistió en que Chábeli y Julio Jr fueron en auxilio de su mamá Isabel porque se le han podrido unos muebles. Un conjunto en bambú filipino, y otro en teka inglesa, que conforman lo que fue un confortable mobiliario de terraza exterior, y que ahora presenta un lamentable estado de putrefacción. Analizadas las sillas y tumbonas, dictaminaron que no se debe a ataques de carcomas. Están podridas por dejadez: 30 años a la intemperie, y no se ha hecho mantenimiento. Hombre, comprendo que este es un tema de enorme preocupación para la familia Iglesias-Preysler. Me cuesta más entender que estos muebles podridos de la señora Preysler sean de interés nacional impulsado por TVE. No se aguanta ni como ‘show’. Se han publicado los números que este programa nos cuesta. Son 245.000 euros por entrega, por ocho programas. Conviene analizar bien el tema. No es la familia Iglesias la responsable de este dispendio. Ellos simplemente aprovechan el ‘business’ que les ofrecen. Aquí lo que conviene conocer es qué organismo de control, y bajo el mando de quién, TVE ha dado el visto bueno.

Si este verano se acercan ustedes a Londres les aconsejo una visita al búnker que tenía Winston Churchill durante la guerra. Está en King Charles Street. Veran allí que en su silla, desde donde recibía los informes y organizaba los ejércitos, en la madera de los brazos, hay unos arañazos, unos surcos, tremendos. Primero se creyó que eran termitas. Luego se supo que eran marcas que dejaba el propio Churchill, con sus anillos y hasta con sus uñas, en los momentos de mayor crispación. Esos surcos, con buen criterio, no se han reparado nunca. Son heridas en una madera que ayuda a entender la Historia. Si TVE no hubiera perdido el Norte, en lugar de fijarse en el bambú de Villa Preysler, mandaría cámaras a analizar, e interpretar, las heridas y arañazos que hay en la madera de los escaños del Congreso. El asiento de Sánchez. El de Feijóo. El de tantos otros. Esa sí sería una lección televisiva luminosa.

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