Tú y yo somos tres

La crítica de Monegal: Y al salir del colegio la niña posaba en traje de novia

'Top models', en 'Otro enfoque'.

'Top models', en 'Otro enfoque'.

Ferran Monegal

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Ha reunido Jon Sistiaga esta semana en su programa ‘Otro enfoque’ (Cuatro) a cuatro señoras: Judit Mascó, Laura Ponte, Verónica Blume y Vanessa Lorenzo. ¡Ah! Qué esplendor. Andan todas alrededor de los 50 y siguen siendo diosas. Qué equivocado estaba el escritor argentino Eduardo Mallea, famoso precursor del ‘boom’ latinoamericano de novela, cuando puso por título ‘Todo verdor perecerá’ a una de sus obras.

A la vista está que el verdor, aunque pueda ser mutante, permanece. Tema de conversación: el mundo de las ‘top model’. Es lo suyo. Estas cuatro damas han sido –y en cierto modo siguen siendo– la más sublime expresión de las supermodelos. Comentaba Judit Mascó que ella comenzó siendo todavía una niña. Al salir del colegio la metían en un estudio y le hacían fotos para catálogos de vestidos de novia. "Más propio hubiera sido hacerme fotos vestida de Primera Comunión", advertía, pero no había acritud en su recuerdo. Era un camino que había que recorrer para alcanzar lo máximo en su profesión. Llegaron al esplendor en los años 90.

Judit tocó el cielo con las manos cuando protagonizó la portada de ‘Sports Illustrated’. En bañador. Instalada en la mejor suite del Hotel Plaza de N.Y, veía por la ventana manifestaciones contra ‘Sports Illustrated’ por la cosificación de la mujer. Y Jon aprovechaba para sugerirles reflexiones con la óptica de hoy. ¿Somos un instrumento de la industria? ¿Somos una cara y un cuerpo? ¿Valemos por lo sexi que podamos ser? Todas concluyeron que entonces no pensaban en eso. Ahora lo miran de otra forma. Ninguna recuerda haber sufrido abuso por parte de algún macho poderoso y prepotente. Pero todas han visto situaciones ‘feas’ que tenían que soportar otras compañeras. El ‘Me Too’ en el mundo ‘fashion’ de la moda sigue ‘sotto voce’. Estas cuatro damas son enormemente inteligentes. Me hubiera gustado más conversación con ellas. Decían, mirando el paisaje actual: «Hoy la chica mona que no tiene oficio resulta que es una modelo. Ser modelo es una profesión. Ser famosa es otra cosa. Y ser 'influencer', otra. Todo se mezcla».

Pasa lo mismo en la tele. Colocan criaturas a opinar bajo la bandera del periodismo independiente, y resulta que son opinadores por cuenta ajena. Teledirigidos por ese partido, o aquel otro. O por tal grupo de presión o industria poderosa. Mezcla perversa.

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