Segundo puesto en 'Eufòria'

Triquell, el carisma del chico sin filtros

El cantante de Sant Quirze del Vallès cultiva una imagen de chico duro con corazón sensible

Triquell Victorioso

Triquell Victorioso

Inés Álvarez

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Si ‘Eufòria’ fuera una película Disney, se podría decir que los protagonistas absolutos de su final fueron ‘La dama y el vagabundo’. La dama, sería Mariona, la ganadora, correcta, perfecta, fina, y el vagabundo (entendámoslo en el sentido de bohemio), un Triquell, natural y políticamente incorrecto. 

Porque este joven de 21 años de Sant Quirze del Vallès, con una versatilidad, que le lleva a sonar bien en todos los estilos, y una voz que puede ser de ‘crooner’(con pelo engominado) si se lo propone, ha brillado en esta primera edición del programa de TV-3, no solo por su aplastante seguridad en el escenario, sino también por un descaro y un carisma que ha desmontado cualquier prejuicio. Y que ha hecho perder los papeles en el escenario hasta a la veterana Marta Torné.

No ve televisión

Un chico rebelde con causas (las causas sociales con las que está comprometido), con estética alternativa, que no veía la tele, pero que decidió utilizarla para dar a conocer su talento, por el que había apostado dejando de dar clases de inglés para dedicarse a la música: “No, no consumo tele. Pero esta es una excepción que confirma la regla de que evidentemente en un campo de mierda puedes encontrar una flor”, decía a EL PERIÓDICO en el plató en el que acaba de hacerse con la segunda posición en ‘Eufòria’. Triquell en estado puro. 

También admite que su carisma ha tenido que ver mucho en su triunfo en el ‘talent’. “Supongo que todos los elementos han tenido su importancia. Yo he intentado mantener la fórmula que me ha funcionado a lo largo de mi vida, para ir aprendiendo e ir creciendo. Y feliz, porque se ha cerrado una etapa preciosa de mi vida. Preciosa, preciosa, preciosa”, insiste el joven. Porque tras esa fachada de chulillo hay un chico sensible –como cuenta su padre por si nadie lo ha notado-- que cree en un mundo diferente. Y así quiere enfocar su carrera: “Ahora quiero formar un circuito, un gremio, un colectivo de gente que crea en la música como un arte global y que cree contenidos más allá de los prejuicios de género y de los límites que pueda poner el género. Vivimos en un mundo globalizado y la música no tiene que tener ningún tipo de fronteras”, dice. Toda una declaración de intenciones.

Lágrimas y emoción

Un Triquell que se emociona recordando que su compañero Pedro lo definía como “arte” y que ver a sus padres –que están separados--juntos en la final le hacía explotar de felicidad: “He sentido emoción pura y dura. No paraba de llorar y no sabía cómo gestionarlo, la verdad”, confiesa. “No renuncio a mi parte sensible, a mi parte vulnerable. La parte tierna es la que más me toca el alma”, admitía. 

Un aspecto que no ha escondido, pero que no asomó mucho durante el programa eclipsado por ese ademán de que parecía darle todo igual. “Lo que pasa es que el mundo es un lugar cruel y yo tengo mi proceso a la hora de mostrar mi parte más sensible. Y puede ser que lo que muestre al mundo, y más exponiéndome a medio millón de personas, es más lo que yo enfoco profesionalmente. Pero hay momentos en los que no lo puedes gestionar y es precioso”, asegura.

Porque si algo le caracteriza es su espontaneidad. Y no tener filtros. Se lo decía Elena Gadel, miembro del jurado del ‘talent’ en una de sus valoraciones a este 'enfant terrible' del 'talent': “No tienes filtro y eso no se cómo te afectará en tu vida, pero para tus actuaciones es maravilloso”. La verdad siempre es un plus para un artista.

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