Recorte laboral

El gigante de los chips Intel despedirá a 17.500 trabajadores para centrarse en la IA

Bruselas multa a Intel con 376 millones por abuso monopolístico en el mercado de los chips

La supercomputación y la Inteligencia Artificial se unen a favor de la ciencia.

La supercomputación y la Inteligencia Artificial se unen a favor de la ciencia. / BSC-CNS.

Carles Planas Bou

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El gigante tecnológico Intel, uno de los mayores fabricantes de microchips del mundo, despedirá a más del 15% de su plantilla, lo que afectará a unos 17.500 trabajadores en todo el mundo.

Este recorte de personal, que se completará a finales de 2024, se debe a un plan de reestructuración con el que la empresa estadounidense también suspenderá el dividendo trimestral de los accionistas en el cuarto trimestre y ejecutará una reducción de costes estimada en 10.000 millones de dólares.

Con este ajuste laboral, Intel conservará el dinero necesario para efectuar un cambio de rumbo con el que busca potenciar la fabricación de semiconductores de inteligencia artificial (IA) y corregir así su desventaja competitiva en un negocio en el que va a remolque de sus principales rivales, especialmente del coloso taiwanés TSMC, el mayor fabricante de chips por contrato del mundo.

"Este es un día increíblemente duro para Intel, ya que estamos haciendo algunos de los cambios más trascendentales en la historia de nuestra compañía", señaló Patrick Gelsinger, consejero delegado de Intel, en una carta a los empleados.

Mucha competencia en IA

El mercado de los microprocesadores avanzados es crucial para la industria tecnológica. Sin embargo, los que fabrica Intel operan como los cerebros electrónicos de los ordenadores portátiles, cuya demanda cayó el año pasado, mientras que el sector demanda cada vez más los usados para IA para hacer frente a la fiebre comercial y de inversiones que ha desatado en Silicon Valley.

El creciente interés en estas tecnologías ha acelerado la competencia entre las empresas de chips, un mercado en el que destacan grandes corporaciones como NVIDIA —actualmente la tercera más valiosa del mundo—, AMD o Arm. La mayoría de estas empresas diseñan los chips que después TSMC fabrica. A diferencia de ellas, Intel hace ambas cosas. Uno de los principales objetivos de la compañía es construir más fábricas y posicionarse como alternativa a la taiwanesa, ubicada en una isla que China reclama como propia. Esa misión concuerda con la voluntad de Estados Unidos de reducir su dependencia de chips de Taiwán, lo que explica que Intel haya conseguido hasta la fecha 8.500 millones de dólares en subvenciones del gobierno de Joe Biden.

Caída de valoración

En su comunicado, emitido el jueves, la empresa con sede en Santa Clara (California) ha pronosticado ingresos en el tercer trimestre del año por debajo de las estimaciones del mercado, una rebaja que se debe al retroceso en el gasto en semiconductores tradicionales como los que fabrica. Eso ha hecho que sus acciones se desplomasen un 20% en las operaciones extendidas. Desde el inicio de 2024, la caída ha sido de casi el 40%, una pérdida millonaria en su valor de mercado.

En los últimos meses, Intel ha tenido que hacer frente a otros contratiempos como la multa de 376 millones de euros impuesta por la Unión Europea por abuso monopolístico del mercado de los chips o la decisión de China de bloquear el uso público de su tecnología.