Accidente

Un ingeniero dictaminó hace cuatro meses que el “saltamontes” de Vigo en el que murió un hombre era “sólido” y “seguro”

El certificado técnico anual de la atracción del accidente mortal tiene vigencia hasta abril de 2025

El "saltamontes", precintado por orden judicial para realizar un examen pericial, es la única atracción que permanecía ayer en Matamá tras la suspensión de las fiestas a raíz del accidente mortal.

El "saltamontes", precintado por orden judicial para realizar un examen pericial, es la única atracción que permanecía ayer en Matamá tras la suspensión de las fiestas a raíz del accidente mortal. / José Lores

M. F. / E. M. / S. L. C.

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Tras el trágico accidento ocurrido la madrugada del sábado, en el que murió un hombre, en Vigo, el “saltamontes” era ayer la única atracción de feria que permanecía en Matamá. A raíz de la suspensión de las fiestas, el resto fueron desmontadas y retiradas ya, pero en la que falleció Iván Castaño al desprenderse uno de los brazos del aparato deberá permanecer allí, por orden judicial, para ser objeto de una exhaustiva inspección pericial.

Cuando tras el luctuoso siniestro la Policía Local requirió la documentación al responsable, éste les mostró el seguro de responsabilidad civil general de la máquina suscrito con Mapfre y el certificado técnico anual que, emitido el pasado 24 de marzo y con vigencia hasta la misma fecha de 2025, está firmado por un ingeniero técnico industrial colegiado en Ourense y Ávila, quien en dicha fecha, hace poco más de cuatro meses, dictaminó que dicho “saltamontes” reunía las condiciones de “solidez” y “seguridad” necesarias para dedicarse a la actividad de ferias y fiestas.

Último adiós a Iván en O Bolo y otra misa en su honor en Matamá

Familiares y amigos darán hoy el último adiós a Iván Castaño Hervella en su pueblo natal, O Bolo. La conducción del cadáver tendrá lugar hoy lunes a las 16.00 horas desde el tanatorio de Vigomemorial, donde permaneció ayer, hasta la Iglesia Parroquial de San Pedro de Tuxe de la localidad ourensana, donde a las 19.00 horas tendrá lugar el funeral y acto seguido su inhumación en el cementerio de dicha parroquia. También hoy, a las 12.00 horas, habrá una misa en la iglesia de San Pedro de Matamá organizada por la comisión de fiestas, confirmó su presidente Cristian González. Ya ayer fueron al tanatorio a mostrar su apoyo y trasladar el pésame a la familia de Iván y hoy una representación irá al funeral de O Bolo.

¿Qué ocurrió? ¿Cuál fue el motivo de que el brazo de la cabina en la que iban Iván y una joven acabase desprendiéndose al romperse su anclaje? La clave está en la investigación policial y judicial ya en marcha que deberá dictaminar si en el accidente de Matamá, el segundo mortal que se produce en Galicia en este concreto tipo de atracción, hay o no materia penal. El delito, en dicho hipotético caso, sería el de homicidio imprudente, el que se aplicó en otros siniestros en atracciones de feria en los que finalmente sí se apreció dicha responsabilidad y hubo condena, como el de la muerte de un niño de 8 años en Sabiñánigo (Aragón) en 2004 o el del fallecimiento de una menor de 12 años una década después en Maribáñez (Sevilla).

Marco legal

En la comunidad gallega, las atracciones itinerantes de ferias que como la de Vigo se instalan temporalmente en fiestas y verbenas populares deben cumplir toda una serie de requisitos que abarcan desde la documentación hasta toda la cuestión técnica pasando por inspecciones y actuaciones de comprobación para garantizar la seguridad. Unos requisitos que se recogen en el decreto 226/2022 de 22 de diciembre de la Xunta, publicado en el DOG en enero de 2023 en desarrollo de la Ley 10/2017 de espectáculos públicos y actividades recreativas en Galicia.

Junto a la documentación técnica que se exige –características de la atracción, manual de funcionamiento, cualificación del personal de montaje, funcionamiento y mantenimiento o el libro de operaciones con información sobre fecha de adquisición, historial de reparaciones o inspecciones efectuadas en la atracción–, el Gobierno autonómico concreta en el decreto las normas que deben cumplir estos aparatos y las obligadas “actuaciones de inspección y comprobación” a efectuar, centradas en garantizar “la solidez y seguridad estructural” del aparato y que incluyen una revisión de sus instalaciones.

La malograda cabina 7: dos fallecidos en Galicia en los últimos 30 años

Veintisiete años después, en la misma cabina número 7 y también un sábado de agosto, el “saltamontes” se ha cobrado la vida de una nueva persona. En el verano del 1997, una niña de 12 años falleció en Pontevedra tras quedar inconsciente y caerse de la atracción. Este pasado fin de semana murió Iván Castaño en el fatal suceso en Matamá, que ha devuelto a la palestra la seguridad de estos aparatos que han causado desgracias y sustos en las últimas décadas en toda España.

Elena, una pequeña madrileña, falleció cuando viajaba con su hermana mayor en un “saltamontes” situado en el recinto ferial de Pontevedra hace casi tres décadas. Perdió el conocimiento, se escurrió por debajo de la barra de seguridad y se desnucó en plena festividad de la Peregrina. Sus padres reclamaron un endurecimiento de los requisitos de seguridad en estas atracciones. Semanas antes, ya había ocurrido otro incidente con el mismo recreativo en Poio, en las fiestas de San Juan, donde una joven salió disparada varios metros de altura tras accionar esta por error el cierre de seguridad.

Desde entonces hubo más sustos en esta atracción, dos de ellos en Vigo, en 2017 y 2018. El ocurrido este fin de semana en Matamá es el segundo accidente mortal en Galicia tras el de Pontevedra.

En este último apartado la norma exige “como mínimo” que se compruebe “la instalación eléctrica en su totalidad” o “el sistema hidráulico y neumático” para detectar “posibles puntos de fuga o deterioro”. Y, cuando el aparato ya esté montado, hay que hacer pruebas de funcionamiento, concretándose otros requisitos relativos al personal de unas atracciones que ahora, tras el suceso del sábado, están de nuevo en el punto de mira.

Sonia Santos, ante la atracción que tienen instalada estos días en Milladoiro

Sonia Santos, ante la atracción que tienen instalada estos días en Milladoiro / Antonio Hernández

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Son momentos difíciles para los feriantes que recorren Galicia con sus atracciones. En las Festas da Madalena de Milladoiro (Ames) que se celebran desde el viernes el “Saltamontes” se llama “Canguro Loco XXI”. El nombre es distinto, pero la máquina es la misma. Al frente están la naronesa Sonia Santos y el pontevedrés Servando Silvent. “Esto es difícil para todos, también para nosotros. Ahora toca solidarizarse con la familia del fallecido, esperar a ver qué dice la investigación y no emitir juicios de valor sobre algo que todavía no conocemos”, afirma Sonia.

La feriante, muy afectada por lo ocurrido, pide “que no se demonice al sector” y defiende la seguridad de la atracción en la que lleva 36 años trabajando con su marido. Ahora tienen la ayuda de su hijo, técnico superior en Automatismos y Robótica, que se ocupa del mantenimiento de los elementos neumáticos e hidráulicos de la máquina, además de manejarla. “Que se diga que instalamos de cualquier manera, que no hay control, que no tenemos cualificación o experiencia... es muy hiriente”, afirma.

La atracción, explica, tiene que pasar una inspección anual en la que se revisan todos los elementos y que lleva a cabo un ingeniero. No hay empresas específicas para estos controles. Para trabajar en una fiesta, los feriantes, relata, deben presentar en el ayuntamiento correspondiente la documentación que acredita que la instalación reúne las condiciones, que cuenta con seguro y que tiene al día la revisión de la instalación eléctrica. A mayores, instalada la atracción, se solicita la inspección de montaje, que hace un técnico y que certifica que todo está en orden. “Eso es lo que debe hacerse y, si eso no se hace, es que la Administración mira para otro lado”, subraya, para recordar que como todo elemento mecánico, una instalación así también puede tener un fallo.

“Aunque trabajemos de manera itinerante, somos negocios y tenemos una normativa específica que, en Galicia, es de las más exigentes de España”, sostiene. La feriante lamenta los duros momentos que viven los compañeros con otros “saltamontes” y que, desde el siniestro de Matamá, no pueden trabajar: “La gente se fija en el muñeco central de la instalación y, como el del accidente llevaba un grillo, los que tienen la misma atracción están siendo vapuleados”.

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