Coto al 'top 5' del incivismo a la orilla barcelonesa del Besòs

“Queremos estar donde los vecinos creen que tenemos que estar”. El intendente Diego Calero de la Guardia Urbana de Barcelona (GUB) defiende con esa idea el dispositivo que ha activado el cuerpo municipal en el margen barcelonés del río Besòs. A las asociaciones de vecinos de los barrios de Besòs i Maresme y de La Verneda i La Pau les preguntan mensualmente cuáles son los cinco problemas que más les incomodan. Un ‘top5’ de incivismo que la comisaría de Sant Martí sitúa entre sus prioridades, así lo asevera Calero, y del que después un policía municipal asignado a cada vecindario rinde cuentas en la siguiente reunión. "Detalla qué se ha hecho al respecto y da cifras de detenciones, identificaciones, sanciones o avisos que constan en ese lugar", explica el intendente.

Los problemas que siguen alterando la percepción de seguridad de estos lares no son los mismos que inquietan al Eixample. Se diría además que hace muchos años que no lo son. No en vano una de los reproches que más tienen que oír los policías de aquí es que por qué a este lado de la ciudad tienen que ocurrir cosas que se consideran extinguidas entre las manzanas que parió Ildefons Cerdà. 

Un ejemplo. La zona verde para aparcar, que lleva mucho tiempo en funcionamiento en el resto de la ciudad, acaba de implantarse en algunos puntos de este margen. Su inexistencia había convertido algunos de sus aparcamientos en lugares en los que se abandonaban vehículos y que algunos toxicómanos, poniendo un broche de degradación al asunto, habían convertido en refugios idóneos para inyectarse. Y ahora que finalmente el Ayuntamiento ha pintado rayas verdes sobre el asfalto, muchos vecinos, tras toda una vida aparcando sin pagar, no ven claro lo de tener que apoquinar para dejar el coche. A los vigilantes no les está resultando fácil asegurarse de que lo hagan o multarlos si no lo hacen. Entre los quehaceres de la Guardia Urbana en la zona está el de proteger a los trabajadores municipales de gritos y amenazas. Más ejemplos: ¿en qué otro lugar de Barcelona se registran incidentes relacionados con la presencia de gallinas en domicilios? ¿O por la instalación de piscinas sobre las aceras en la estación de verano?  

Problemas normales

No todos los problemas que sufre el Besòs son tan antiguos ni dicen tantas cosas acerca del pasado de la ciudad. Muchos son actuales, y sí son compartidos con el Eixample. En la primera reunión del ‘top 5’, la mayoría de quejas trasladas por las asociaciones tenían que ver con el malestar que provocan los patinetes eléctricos que invaden las aceras a toda velocidad, o con la ocupación hostil –a ojos de algunas familias– de grupos de jóvenes de algunas plazas, como la de Germans Serra o de la Palmera, o la presencia de excrementos de perro sobre la calzada porque sus dueños no se toman la molestia de recogerlos. Cada barrio tiene un referente, ese es el eje fundamental del modelo de policía de proximidad que defiende la Urbana desde hace tiempo, y él es quien debe anotar mensualmente el ‘top 5’ y aclarar en la reunión siguiente qué se ha hecho. 

La ausencia de efectivos había provocado que la cifra de patrullas disponibles en algunas franjas horarias se redujera a dos. Con la llegada de los refuerzos que ha procurado la última promoción, que han supuesto un incremento del 20% en la comisaría, el intendente Calero afirma que ahora pueden comprometerse a que en la franja de la tarde –la más exigente por que también es entonces cuando se suceden los problemas de ocupaciones del espacio público– salgan diariamente “un mínimo de cinco patrullas”. Y últimamente, asegura, están saliendo ocho patrullas. Ese aumento es el que ha hecho posible que se active el dispositivo 'Franja Besòs Dia a Dia', que, además de preguntar mensualmente cuáles son sus cinco principales preocupaciones, ha permitido doblar o incluso triplicar la presencia policial en la calle. 

Más patrullas

Para Calero, este dispositivo no es uno más de los que llevan a cabo periódicamente en solitario o en colaboración con los Mossos d’Esquadra o la Policía Nacional. Es un refuerzo diario para que los vecinos los noten más cerca y prestar más atención a sus quejas, que a menudo guardan más relación con el incivismo que con problemas graves de delincuencia. Daniel Limones, presidente del Col•legi de Criminòlegs de Catalunya, para que se entienda hasta qué punto el incivismo puede repercutir en la sensación de inseguridad o incluso en el deterioro objetivo de una zona, aludía recientemente a la recurrida teoría del ‘cristal roto’. Según esta, si se rompe una ventana de un edificio que está a la vista de todos y no se arregla enseguida, la posibilidad de que rompan el resto de ventanas en los días posteriores se disparan y el entorno languidece. 

No es lo que está sucediendo en estos vecindarios, según Calero, que defiende que el Ayuntamiento sigue invirtiendo numerosos recursos para que se parezca cada vez más al Eixample. Aunque no será sencillo, hay cosas que ya están cambiando y parecía imposible que lo hicieran, como la sensible disminución de la venta de objetos robados en el Mercat del Besòs. Casi diariamente, la comisaría manda efectivos uniformados y de paisano al mercado y, según los propios comerciantes, en las últimas semanas la presencia de los vendedores de objetos robados –a menudo mujeres mayores– que se acercan al recinto comercial para vender productos como jamón, colonias o incluso electrodomésticos que proceden de hurtos o robos ha disminuido drásticamente. 

Suscríbete para seguir leyendo