De Tony Manero a TikTok 

Por Olga Pereda / Diseño: Andrea Zúniga

No estaba permitida la entrada para los menores de 18 años, pero los adolescentes españoles de 1978 -que a las 15.30 horas veían Orzowei y a las 18.00, Aplauso en Televisión Española- soñaban con colarse en un cine e imitar al Tony Manero de John Travolta, el modelo a seguir para muchos de ellos: pelazo, pantalón de pata ancha y fiebre de discotecas. 

En 2023, al igual que en 1978, el aspecto físico sigue siendo algo fundamental en la vida de los adolescentes, que ahora tienen dos altares: su pelo (llevan todos el mismo corte, con los laterales rapados) y sus músculos. La presión estética, insoportable en las redes sociales, es ya un problema de salud pública. Unos 8.000 menores se someten cada año a intervenciones estéticas, sobre todo, operaciones para corregir las orejas de soplillo, retocarse la nariz para respirar mejor, y disminuir el tamaño de los pechos.

Internet era, en 1978, el futuro más lejano. Los chavales y las chavalas, como mucho, aspiraban a tener un reloj digital o una calculadora científica de bolsillo. ‘Las soluciones IBM’, así se anunciaban en la prensa de la época, eran ordenadores gigantes que estaban dirigidas exclusivamente a las empresas. En 2023 no hay adolescente que no lleve un móvil con acceso a internet. El fin de semana, los chavales y chavalas de entre 8 y 16 años se pasan casi cinco horas pegados a la tele, el iPad, el móvil o cualquier otro dispositivo. Se les ha colgado la etiqueta de generación muda (ultraconectados pero graves dificultades para mantener una conversación cara a cara), pero es injusta: un chaval de 2023 es tan multicultural y avispado que es capaz de sobrevivir en el mayor aeropuerto del mundo. Los adolescentes de 1978 no salían jamás de su pueblo ni casi de su barrio. Como mucho, a la costa en el Seat 131 de su padre.

Los adolescentes de 2023 tienen a golpe de clic todo el porno del mundo. Hace 45 años, sin embargo, soñaban con infiltrarse en una sala de cine “para mayores de 18” años o clasificada S y excitarse con Emmanuelle en América o El último tango en París.

En 1978, la salud mental de los jóvenes seguro que también estaba tocada, pero no se hablaba de ello. Hoy cualquier chaval confiesa que está yendo al psicólogo. Y no pasa nada.

Y en los próximos 45 años...

'¿Cómo será la adolescencia?', artículo de Gemma Altell