Día mundial

Volver a nacer tras un intento de suicidio: "No quería morir, solo quería dejar de sufrir"

Fernando tiene 64 años y ha sobrevivido a los demonios de su cabeza en dos ocasiones. Carlos hace una década que perdió a su hija Ariadna de 18 por este mismo motivo

Ambos cuentan cómo recuperar la luz cuando la oscuridad se impone: "Hace falta hablar mucho y bien de salud mental para que esto acabe"

Fernando, superviviente de suicidio.

Fernando, superviviente de suicidio. / EPE

Marta Alberca

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Fernando tiene 64 años, llevaba 44 trabajando como encargado en una fábrica de piezas de repuesto para automóviles, y tenía bajo su responsabilidad a más de 40 empleados. Además, es padre de dos hijos, y durante décadas tuvo que cuidar de sus padres enfermos de cáncer. Él podía con todo, siempre estaba bien. Cuando se estresaba, el campo de fútbol era su refugio. Pero un día la adrenalina que le daba el balón no fue suficiente: “De repente sentí que no valía para nada y quise que todo acabara, quería dejar de sufrir”. Meses antes su cuerpo empezó a darle señales que ni él ni su familia supieron ver. 

“Me salió un bulto en el ojo derecho y lo dejé pasar. Hasta que cuatro días después tenía otro en el izquierdo”, cuenta en un encuentro con motivo del Día Mundial de la Prevención del Suicidio, que se conmemora este 10 de septiembre, organizado por el Hospital Gregorio Marañón de Madrid. Cuando acudió a su médico de cabecera, este lo tuvo claro, “me tomó la tensión y la tenía disparada, me dijo que lo raro era que no me hubiera dado un infarto”, cuenta. Lo derivó al servicio de Salud Mental, pero antes de que llegase el día de la cita, Fernando no pudo más: “Hice lo que no tenía que haber hecho”. Estuvo dos días debatiéndose entre la vida y la muerte, hasta que se salvó. 

Tenía un dolor que no podía explicar, pensé que no había una pastilla que me hiciera estar bien y tiré la toalla"

Fernando

— superviviente de suicidio

Entonces empezó el tratamiento y cuando parecía que todo estaba bien, la oscuridad volvió a llamar a su puerta: “Creía que estaba preparado, pero tuve una discusión muy fuerte con mi hijo, y volví a hacerlo. Tenía un dolor por dentro que no podía explicar, pensé que no había una pastilla que me hiciera estar bien… y tiré la toalla”. De este último episodio ha pasado ya un año. Doce meses en los que se ha enfrentado a sus fantasmas y los ha mirado a los ojos. No ha sido un camino fácil, pero ha estado muy bien acompañado por profesionales como María Luisa Barrigón, coordinadora del programa de prevención del suicidio del Hospital Gregorio Marañón, que lo escucha emocionada, “hay que contar que se puede salir de esto, y sobre todo, hay que pedir ayuda”, explica la especialista. 

Derribar tabúes

El suicidio no solo afecta a esas casi 4.000 personas al año que se quitan la vida, sino también a las que lo intentan (que han aumentado un 118% respecto al 2018, sobre todo entre jóvenes), a sus familiares y su entorno. Carlos Soto perdió a su única hija, Ariadna, hace 10 años cuando esta tenía solo 18: “Te sientes culpable, piensas que eres un mal padre porque no sabes cómo no has podido ver que había un problema”. Con el tiempo y mucha ayuda psicológica ha conseguido dejar de hacerse preguntas y ha aprendido que hay cuestiones que nunca podrán resolverse, “ningún padre está preparado para ver morir a sus hijos, y mucho menos que sean ellos mismos lo que se quiten la vida”, relata, “es un dolor que no se va nunca”, añade.

Sin embargo, tanto él como su mujer, han decidido abrazar al miedo y a la impotencia y encontrar la forma de ayudar a otros progenitores que están atravesando la misma situación. Desde hace cinco años dirigen los Grupos de Ayuda Mutua de la Asociación Princesa 81, en los que visibilizan el duelo, “hoy hay más información, pero debe haber más formación, ya que hay que acompañar y entender que la gente que se suicida solo quiere dejar de sufrir, no quiere dejar de vivir”, explica. Insiste en la importancia de que los padres hablen con sus hijos y vigilen si hay algún cambio, “es muy difícil que un adolescente comunique que tiene un problema de salud mental en casa, pero podemos estar alerta si notamos alguna conducta extraña en su forma de vestir o comer”, añade. 

11 suicidios al día

Las muertes voluntarias bajaron en España un 6,5% en 2023, el primer descenso a en cinco años, pero aun así fueron casi 4.000 (en concreto 3.952), lo que supone casi 11 al día. Preocupan los suicidios entre los jóvenes. El secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmedo, ha puesto el acento en el siguiente dato: aunque los suicidios se producen sobre todo entre hombres (2.952 hombres y 1.275 mujeres), los intentos son más altos entre mujeres, con un peso "relevante" de las niñas y adolescentes. 

El Ministerio de Sanidad ha presentado este lunes las líneas maestras del futuro Plan de Prevención del Suicidio 2025-2027, cuya puesta en marcha es una de las principales reivindicaciones de los afectados. La comunidad médica lleva años pidiendo más profesionales y una formación más especializada. Además, insisten en que la colaboración de la sociedad en su conjunto es esencial. Ahí, los medios de comunicación juegan una labor esencial, tal y como explica la doctora Barrigón: “No hablar de suicidio, mata. Y hablar mal de él, también”. 

Pide ayuda

El Ministerio de Sanidad promueve la Línea 024 de atención a la conducta suicida. Se trata de una línea telefónica de ayuda a las personas con pensamientos, ideaciones o riesgo de conducta suicida, y a sus familiares y allegados, básicamente a través de la contención emocional por medio de la escucha activa por los profesionales del 024, la recomendación de que contacten con los servicios sanitarios del SNS o la derivación al 112 en los casos en los que se aprecie una situación de emergencia. En caso de emergencia vital inminente puede llamar directamente al teléfono de emergencias 112.